Capítulo 022

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Capítulo 022
(Editado)

~ Lis ~

Un mes, un bendito mes desde que me rescató James, un mes desde que nos besamos por última vez, un mes desde que se llevaron a Abby a Azkaban. Ahora, es de noche y yo como siempre estoy rompiendo las reglas al estar acostada en la grama viendo la estrellas y reflexionando sobre la vida.

¿Podría tener algún futuro con James? ¿Podría alguna vez querer tener algo más que un noviazgo con él? Y si fuese así, ¿Tendríamos hijos? ¿Qué hubiese pasado si Lily y James no me hubieran salvado de Abby? ¿Hubiese muerto? ¿Llorarían por mí? ¿Me extrañarían?

Muchas preguntas y ninguna con respuestas.

Aún recuerdo como nos conocimos en el tren, todas las veces que le hicimos bromas a Filch, como lloré cuando me fui a Beauxbatons, la vez que me sorprendí tanto cuando Remus me contó su PPP (Pequeño Problema Peludo). También recuerdo cuando volví y los chicos no me reconocieron, cuando James me llamó ardiente, cuando me transformé en animaga, cuando salvé a los chicos apunto de ser atacados por un hombre lobo, cuando creamos el mapa del Merodeador... Todos estos años hemos cambiado mucho.

Ya no soy la pequeña e inocente niña de antes, ya no soy la pequeña que acompañaba a los chicos por todos lados. Ya no soy la pequeña que conoció a los chicos en el tren, la que hacía bromas por diversión, la que se peleaba con su hermana por molestar a Quejicus... Cuanto quisiera volver a ser esa pequeña niña que vivía sin problemas, sin estar a punto de ser asesinada por un chico, sin debatirme entre, "Me gusta James, no me gusta James."

Al rato alguien se acuesta al lado mío, no tengo que voltear para saber que es James, su olor a menta, chocolate y caramelo lo delata.

– ¿Te acuerdas de el día que nos conocimos? – Pregunté volteando a mirarle, apartando mi vista de las estrellas. Los ojos de James tampoco eran mala vista.

– Me acuerdo como si fuese ayer. – Dijo con una pequeña sonrisa.

Estábamos demasiado cerca el uno del otro, pero le resté importancia.

– Me encantaría volver a ser una niña, correr por el castillo escapando de ti y tus cosquillas. – Dije y ambos soltamos una pequeña risita.

Ambos nos quedamos mirando a los ojos por unos segundos, los cuales me parecieron horas. La mano de James bajó hasta la mía y juntó nuestras manos. Sentí una corriente eléctrica recorrer mi cuerpo. Me dio una pequeña sonrisa y yo se la devolví gustosa.

– Si me acercara a ti y te besara ahora mismo, ¿Me pararías? – Preguntó haciéndome sonreír aún más.

– No sé, ¿Por qué no lo intentas? – Él sonrió y se fue acercando lentamente a mí, sentí su respiración en mi mejilla y bajé mi mirada de sus ojos miel a sus labios.

Cortando la distancia sus labios se estamparon sobre los míos en un lento y suave beso. Sus calientes y carnosos labios combinaban con los mío, como dos piezas de un rompe cabezas. El pequeño toque de sabor a menta en su boca se hizo presente, haciéndome sonreír durante el beso. Su mano pasó a mi nuca pegándome más a él y yo puse una de mis manos sobre su cabello.

Nos separamos por un rato para poder calmarnos. Los labios de James estaban hinchados y su cabello más alborotado de lo usual, apuesto que yo no me quedo atrás. Me acosté en su pecho y volví mi mirada al cielo. Ambos nos quedamos callados por unos segundos para ver de nuevo a las estrellas, comenzamos a hablar sobre muchas cosas. Él me contó porqué Sirius se volvió un mujeriego, lo que no me contó es porqué él se convirtió en uno también.

Una quinta ¿Merodeadora? (1) (Trilogía Generaciones)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora