Capítulo 24

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Mi corazón se aceleró en cuanto Camila cruzó por esa puerta. Ligeras gotas de sudor caían por su cuerpo y su respiración no era del todo estable. Tenía las mejillas severamente sonrojadas y diablos, se veía preciosa. Todo resultado de sus ensayos.

-Lo siento por la tardanza. -Dijo mientras caminaba al enorme espejo y limpiaba las gotas de su cara con un pañuelo.

-N-no importa... -Respondí evitando la conversación, evitando mirarla, evitandola a ella. La habitación se llenó de silencio, Camila seguía en el espejo. La veía por el rabillo del ojo asique no sabía qué hacía.

-¿Lista? -Trague fuerte. Mis órbitas se dirigieron en su dirección y ella estaba recargada en la barra con una sonrisa ladina.

Asentí lentamente mientras me aferraba a mi asiento hasta tener los nudillos blancos. Ella dió un saltito apoyándose en el borde de la barra y subió. Abrió un poco más las piernas y... Maldición.

-Ven... -Camila hizo un ademán con la mano para que me acercara. Me levanté y caminé con desconfianza hasta quedar unos centímetros frente a ella-. Más cerca. -Ella se echó un poco hacia enfrente, tomó mi muñeca y me pegó a su cuerpo, apretó mis caderas con sus piernas y entré en pánico.

-C-Camila y-yo no estoy l-lista... -DEJA DE TARTAMUDEAR MALDITA SEA.

-Sí, si lo estás -Sus manos tomaron mis mejillas y me acercó. Mi corazón galopaba como nunca antes en mi vida. Creo que iba a llorar-. Lauren... Tranquila. -Tragué mi nudo de nervios y asentí.

Ella estaba cada vez más cerca, podía sentir su respiración chocar con la mía, su nariz acariciar severamente mi mejilla, podía sentir sus labios presionando con los míos, dios podía sentir como mis manos temblaban intentando sostener su cintura.

Camila rompió el beso. Soy fatal, lo sabía, esto era mala idea.

-Tengo una idea -¿Ah?-. Tal vez... Puedas relajarte un poco... -Ella tomó mi mano con delicadeza y me miró, podía decir que no estaba segura de lo que haría-. No es mucho pero... Tal vez sirva.

-¿Q-qué estás-

-Acaríciame cuando creas que lo necesites -Camila colocó mi mano en uno de sus pechos. LA PUTA MIERDA ESTOY TOCÁNDOLE EL SENO A CAMILA CABELLO-. Sólo no lo hagas tan duro, ¿sí? -Asentí de nuevo-. Quiero que te muevas un poco cuando me beses.

-De acuerdo... -Y sin más, volvió a tomar mis mejillas y me llevó a su boca, empezaba a moverme o... Eso intentaba.

-E-espera... no habras tanto la boca. -Mis mejillas ardían no sé si por los besos o por la verguenza.

-L-lo siento Camz... N-no soy buena en esto.

-Lauren... -Elevé la mirada hasta encontrarme con sus preciosos ojos, su boca estaba entreabierta, no podía creer que había podido besar sus carnosos labios más de siquiera una vez-. Lauren tócame. -Mi pantalón de mezclilla me estaba asfixiando.

Volvimos a besarnos, una y otra vez, pero jamás la toqué, mis manos estaban firmes ahora, me sentía más segura pero no lo hice, no podía. Mi respiración era entrecortada e igual de irregular que la de ella, a veces cortaba los besos mordiéndome y tirando de mi labio inferior y se sentía tan bien.

Hasta que ella se detuvo.

-Vamos a intentar algo -Mordí mi labio inferior y asentí con nerviosismo, ¿ahora qué idea tenía?-. Quiero que... -Ella lamió su labio inferior y luego se quedó viendome-. Quiero que chupes mi lengua, ¿está bien? -Ella colocó su mano en mi nuca y me acercó, pude sentir su lengua tocando la punta de mis labios. Mi mandíbula bajó y la metí dentro de mi boca.

Esto era el puto infierno.

La textura era... Extraña, no digo que fuera mala, sólo... Nunca antes había probado algo así. Me pregunto si...

-Ahh... -El calor de mi cuerpo subió en cuento escuché a Camila gemir, nunca escuché algo tan hermoso como eso. Quería escucharlo de nuevo, quería escucharlo muchas veces. Empecé a chupar con devosión, con más fuerza cada vez, los gemidos de Camila aumentaban y mi entrepierna latía sin parar. No podía aguantar más. Comencé a tocarla, a acariciar y apretar sus pequeños pechos que para mi parecían perfectos, creo que me iba a venir sólo con besarla-. L-Lauren detente m-me lasti-

La callé besándola otra vez. No podía detenerme, simplemente no podía hacerlo, sólo quería besarla y tocarla una y otra vez. Empecé a desabrochar con desesperación los botones de su camisa blanca, necesitaba sentirla más.

-¡Lauren me lastimas! -Reaccioné y porfin me detuve. Ella estaba sosteniendo mis muñecas. Se veía tan indefensa. Quería protegerla de todo y yo la estaba lastimando.

-L-lo siento yo-

-¡CAMILA! -Mierda, mierda, mierda. Maldito pelón hijo de puta.

Camila abrió los ojos como platos y observó para todos lados, dios se metería en problemas por mi culpa.

-Ahí. -Camila señaló un probador de ropa con unas cortinas hasta el suelo. Corrí dentro del probador y me quedé ahí. Era demasiado pequeño.

-¿DÓNDE DIABLOS ESTÁS CAMILA?

La cortina se abrió y Camila entró, ¿porqué Camila había-MIERDA. Su trasero chocó con mi erección, apreté los labios para no gemir en ese momento. Escuché cómo la puerta se abrió de un portazo. Roger debía estar echo una furia.

-¿Camila dónde estás?

-Estoy cambiándome Roger... -Muy bie... Mierda, deja de hacer eso. Camila estaba frotando su enorme trasero con mi erección maldita sea, me encantaba.

-Llevo esperándote 40 minutos a que salgas.

-No me iré contigo. -Llevé mis manos a sus caderas y la presioné más contra mí.

-¿Qué? -Camila se apartó. ¡Oh mierda!, ¿¡la incomodé!?

-Me iré sola. -Ella se giró hasta quedar frente a mi, me sonrió y llevó sus manos al cierre de mi pantalón.

-Pero... Pero dijiste que iríamos a comer.

-Estaré ocupada... -Camila desabrochó los botones de mi pantalón y se mordía el labio mientras me veía. No voy a durar nada así, carajo.

-Pero-

-¡Largo Roger, dije que no! -El pelón soltó un gruñido y la puerta volvió a azotarse. Camila bajó la tela de mis bóxers y mi miembro rebotó hacia arriba. Aquí va de nuevo...

Su mano me tomó con firmeza, empezaba a subir y a bajar y la lentitud me estaba matando. Ella sujetó mi barbilla con la otra mano y me jaló a su cara.

-Chúpame Lern... -Camila sacó su rosada lengua y después cerró los ojos. Empecé a devorarle la lengua con gusto, me sentía al borde. Su mano subía y bajaba cada vez con más rapidez, ella llevó una de mis manos en su perfecto trasero y otra en uno de sus senos, los cuales apreté con gusto. Me encantaba cómo se sentía su cálida mano masturbándome así y lo caliente que era su lengua en mi boca. Pero era demasiado, toda mi herramienta ardía, sobre todo la cabeza, sabía que iba a terminar y no quería, quería durar más. Camila empezó a bombearme con más fuerza, con más dureza, como si todo me jugara en contra.

-C-Camila d-detente porfavor...

-Termina en mi mano Lern. -Y eso fue lo que acabó conmigo.

La cabeza me quemaba de una manera tan placentera que no quería que terminara nunca. Los movimientos de su mano cesaban a la par que chorros de mi orgasmo se resbalaban por su mano, Camila me había echo tocar el cielo, ella realmente me había...

-Te quiero. -Dije involuntariamente. ¿¡QUÉ MIERDA ACABO DE DECIR!?

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