Capítulo 59

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—¿¡Me puedes decir qué carajo es esto!? —Roger aventó las fotografías frente a mi—. ¡¡Acabo de sacarte de esa puta mierda y no tienes la prudencia de hacer las cosas más discretas Camila!! —Lauren estaba abrazada a mi brazo, besando mi mejilla en el concierto. No tenía idea de quién las había tomado pero pagaría lo que sea.

—Y-yo lo pagaré contáctate con... Con la persona que las tomó y-

—¿Tú crees que esa calidad es de un estúpido paparazzi?, si no quieres que tus putos ataques de ansiedad regresen ni siquiera se te ocurra entrar a twitter, esa mierda está esparcida por todas partes.

—No, eso no es cierto, eso es-

—Fans Camila... Fans. —Contestó con obviedad—. No tengo ni idea de qué vas a hacer con tus padres, porque yo ya he hecho suficiente.

—¡Eso no es verdad! —Reproché cruzándome de brazos.

—¿¡No es verdad!?, ¡te puse tu puto guardapaldas, eliminé cada persona que seguía tu estúpido culo, acabo de sacarte de ese pozo sin un sólo paparazzi esperándote detrás de la puerta y sigo encubriendo tu ridícula relación con esa mocosa!

—No la llames así...

—¡CAMILA POR DIOS! —Las manos de Roger estiraron la piel de su cara con rabia. Poco después acarició su sienes—. Te vas a ir.

—¿Qué?

—Te vas a ir.

—No voy a ir a ninguna parte, mi familia está aquí y todavía le queda una sema-

—No me interesa, ya compré tu boleto de avión, ya tenemos el departamento, ya está todo, te irás a los Ángeles a grabar esa bendita colaboración con Steve y vas a acabar con toda esta mierda de las fotografías.

—Al menos puedo-

—Alístate ya, en unas horas tenemos que irnos y en cuanto llegues vas a tomarte una foto con él y... —Roger hablaba mientras recojía sus cosas con entusiasmo y las guardaba en su maletín.

—¿Puedo despedirme de-

—No. No puedes y-

—¡Roger esto no es justo!

—Mira, si quieres mantener tu relación con esa niña vas a tener que hacer exactamente lo que te diga, y si quieres conservar tu libertad tienes que tomar ese maldito avión y largarte ahora mismo de aquí.

Me despedí de Lauren con los pocos minutos que no me habían sobrado. Mi mente estaba como una cerradura de metal. Nada entraba, nada salía. Era como si mi mente estuviera bloqueada y no pudiera pensar en absolutamente nada porque todo empezaba desde el principio. Mi mente se chamuscaba cada vez que algo intentaba formularse en mi cabeza.

Mis ojos se sentían tan pesados. Mi cuerpo se sentía débil. Mi cerebro se sentía agotado. Y sin más caía en un profundo sueño, olvidándome por un momento de todo.

06:54 p.m.

Estaba bajando las maletas a mi nuevo departamento temporal. Roger me dijo que si era necesario estaría el mes completo aquí o mes y medio.

—Gracias. —Agradecí al taxista y pagué. Tomé mis maletas y tiré de ellas con fuerza. Pero resultó en vano, las estúpidas maletas eran demasiado pesadas. Suspiré con pesadez. Jamás podría cargar esto.

—¿Necesitas ayuda? —Me giré hacia atrás y vi a una chica negra-clara con rastas y una enorme sonrisa.

—Sería de mucha ayuda, de verdad... —La chica tomó mis maletas y las levantó. Se notaba que no era fácil pero podía sostenerlas. Llegué a la puerta antes que ella y abrí para que pasara. Ella dejó las maletas en el suelo y se estiró.

—Dios, ¿qué llevas ahí?

—Oh... Sólo un poco de, ya sabes. Mi colección de ropa de bananas. —Sonreí, pero ella no lo hizo. ¿Porqué mis chistes siempre apestaban?

—Estás rara —Esta vez si sonrió y extendió su mano frente a mí—. Me llamo Ashlee.

—Camila. —La estreché con gusto.

—¿Sabes?, tu cara se me hace conocida... —Ashlee se veía demasiado simpática. O tal vez era lo único que me había sacado en una situación de estrés en todo el día.

—Ashlee, ¿quieres pasar?


El tiempo había transcurrido realmente rápido, no habíamos parado de reír en todo el día. Hace muchísimo que no me había divertido así con alguien. Ashlee era... Ni siquiera cambió un poco su actitud cuando le dije el porqué seguramente le parecía conocida. Había sido la receta perfecta para aliviar mis quejumbres de la noche.

Ashlee tomó una de mis guitarras y la colocó en su regazo.

—¿Tocas? —Pregunté con una sonrisa.

—Sí. No tienes idea de cuanto amo la música, podría casarme con una guitarra si fuera legal.

—Toca algo. —Animé.

—Claro solo deja...

—Espera. —Ashlee se detuvo. Tomé la otra guitarra y la puse sobre mi regazo también—. ¿Puedes aprenderte algunos acordes?

—Por supuesto.

Ashlee terminó yéndose pasada las 11 de la noche. Habíamos grabado un video y tenía pensado subirlo mañana. No tenía suficiente wifi. El día había sido realmente increíble. Sin ningún problema. Sin ningún miedo... Sin ningún Lauren...

Siempre que Lauren estaba lejos de mí, así eran todo... Tranquilas. Sin preocupaciones. Sin miedos. Ahora que lo pensaba bien, todos mis problemas habían comenzado desde que la conocí. Cada uno de los aprietos en los que me encontraba estaban vinculados con ella y yo jamás lo quise ver... Pero Lauren era mi teso-

Mi celular sonó sobresaltándome. Lo tomé y contesté.

—¿Bueno?

—¿Camila qué son esas fotos que está compartiendo en twitter?, ¿eso no es la niña que nos presentaste el otro día?, Camila mme esyán mandado mensajes muy feos donde dicen que-

Mierda, mierda, mierda.
Colgué la llamada mientras el pánico iba subiendo por cada célula de mi cuerpo. ¿Y si alguien nos había visto en el auto?, ¿y si alguien filmó cuando...

Lauren no sabía hacer nada mas que meterme en putos problemas. No podía creer que estuviera defendiéndola cuando ella me mintió justo en mis propias narices. Casi iba presa hoy por su puta culpa. Mi manager se la pasaba gritándome y exigiéndome más de lo que ya lo hacía a cambio de cerrar la boca.  Había firmado un estúpido contrato que ya había roto reiteradas veces por estar con ella y en cualquier momento podía caerme como otro balde de agua fría en casos legales. ¡Mierda, había tenido que humillarme y comerme la diminuta verga de ese imbécil para que cerrara la boca!

Lauren había traído un centenar de desgracias a mi vida. Lauren había complicado mi vida más de lo que ya lo era.

¡LAUREN ESTABA ACABANDO CON MIS SUEÑOS, CON MI CARRERA, CON MI CORAZÓN, CON MI VIDA!

POV Lauren

11:59 p.m.

Mi celular vibró. Una sonrisa se plasmó en mi cara de tan sólo imaginar quién sería.

Camzzi:
"Te odio."

Camzzi:
"No tienes idea de cuento te odio."

Camzzi:
"TE ODIO TE ODIO TE ODIO LAUREN TE ODIO."

Privilegios IlegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora