Capítulo 56

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Casi me parto la cara bajando las escaleras, pero no me importaba. Camila estaba abajo y tenía que abrirle lo más pronto posible. Justo cuando mi mano estaba en la manija de la puerta me detuve.

Mi cara debía ser un asco.

Corrí de vuelta al baño, abrí el grifo y tallé mi cara con la suficiente agua, para después secarla con una toalla. Mis ojos estaban un poco hinchados y rojos, al igual que mi nariz pero no se comparaba. ¿¡Y SE CREÍA QUE FUMABA MARIHUANA!?

—¡LAUREN! —Ya voy preciosa akdbsjsks. Salí del baño a tropezones hasta llegar a la puerta y abrí con desesperación.

—¡HOLA CAMI-

Se me escapó una sonrisa en medio de el beso, abracé su cintura y la levanté mientras daba unos pequeños pasos hacia atrás. Amaba sus besos inesperados. Camila era lo mejor que me había podido pasar en el planeta.

—Feliz San Valentín mi amor. —Camila me dió otro corto beso y llevó sus piernas al rededor de mi cintura.

—Feliz San Valentín Camz... —Sonreí ampliamente. Camila arrugó la nariz y frunció el ceño. ¿Habré dicho algo malo?

—Dime mi amor. —Ordenó.

—C-Camz ya te dije que me da pena... —Dije mordiéndome el labio inferior con timidez.

—Dime.

—P-pero-

—¡Hazlo Lern! —Tragué saliva.

—Mi amor...

—En español

—¡Camz!

—Porfavor Lern... Dímelo en español. —Suspiré con pesadez. Siempre terminaría haciendo cualquier cosa que Camila me pidiera.

M-Mi amol'... —Camila empezó a reírse. Pero a reírse demasiado. Incluso se bajó de encima y se abrazó a su estómago—. ¿De qué te ríes?

—D-De nada... —Estaba empezando a creer que se reía de mi. Camila dejó de carcajear y me miró con una sonrisa—. Gracias.

—¿Gracias?, ¿porqué? —Camila dió dos pasos al frente hasta quedar a centímetros de mi cara.

—Por lo de esta mañana... —Mis mejillas se encendieron como faros. Se supone que lo hice de esa manera porque no quería entablar esto en persona.

—¿Y-y t-te gustó? —Camila asintió con una sonrisa juguetona mientras se acercaba más. Diablos estaba poniéndome muy nerviosa. Sentí sus labios impactar con mi mejilla dejándome inmovil y el corazón en la garganta. Había demasiado silencio, no sabía que decir o hacer.

—Me encantó. —Susurró en mi oído, erizando cada parte de mí.

—Q-que bueno q-que te... Que te gustó p-porque yo-

—También te tengo una sorpresa —Tragué saliva cuando sus labios susurraron de nuevo. Regresó a su lugar, jugando con sus manos detrás de su espalda, sonriéndome—. ¿Están tus padres?, necesito hablar con ellos... —Mierda Michelle. Piensa. Tus padres no están. ¡Piensa carajo, dí algo!

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