02:07 p.m.
—¿Entonces estarás ocupada?
—Lo siento Mila... Iremos a grabar a Los Ángeles. Pero te prometo que regresaré para tu cumpleaños.
—Está bien... Al menos déjame despedirte mañana en el aeropuerto.
—Sabes que sí Chanchito, te veo mañana a las 5, a esa hora sale mi vuelo. —Dios, iba a madrugar.
—Claro, ahí estaré —El teléfono pitó, indicándome que alguien más esperaba en la llamada—. Cheechee, tengo que colgar, tengo a alguien en la línea.
—Claro Mila, te veo mañana entonces.
—Hasta luego.
—Suerte con Laurencia. —Sonreí como tonta. Tanto tiempo y Dinah seguía cambiándole el nombre. Tal vez era porque tenía tantos hermanos.
—Gracias —Una vez que colgué, contesté la otra llamada—. ¿Hola?
—Hey... —No puede ser...
—¿Qué quieres?
—Uy, que humor.
—¿Qué quieres? —Repetí malhumorada. Me sentía tan impotente con este pedazo de mierda.
—Mhmmm... Nada en especial, sólo recordarte que mañana es catorce de febrero, y pues... Pedirte que te pusieras guapa para nuestra cita —¿Qué demonios?—. Muy, muy guapa. Quiero esos reflectores sobre nosotros.
—¿¡Qué!?, ¿¡es una puta broma!?
—¿Te lo parece?
—¡No quiero pasar el jodido San Valentín contigo!
—No es como que te esté invitando. Firmaste algo, ¿recuerdas? —Dios, no podía ser más imbécil, yo no podía ser más imbécil—, cosa que... Podría llegar a casos legales si lo rompes... —Hubo una pequeña pausa—. Estás jodida Cabello.
—No tanto como tus ventas... —Escuché su amarga risa de fondo y me dió un horrible escalofrio en la columna.
—Jódete pedófila de mierda. —Eso me desgarró el corazón. Me había revuelto el estómago terrible.
—N-no soy una pedófila. —Negué con inseguridad. Ni siquiera estaba segura de mis estúpidas palabras.
—Porfavor... Ni siquiera puedo creer que te aproveches así de una niña.
—N-no estoy a-aprovechándome de ella cállate... Cállate. ¡Cállate! —Sentía que el aire me faltaba. Sentía como si todo estuviese volviéndose más pequeño. Todo este puto lugar estaba sofocándome.
—Ella no te ama, sólo está cegada.
—N-no es cierto... ¡Mierda, eso no es cierto! —El aire no podía llegar a mis pulmones, mis ojos estaban cristalizándose y mi boca estaba llenándose de saliva.
—Claro que lo es, ¿qué pensarían tus padres si saben que te coges a una me-
Colgué el teléfono estrellándolo con fuerza, me giré en la silla apoyándome en mis rodillas y saqué todo ese estúpido malestar a las primeras arcadas. Había echo un desastre con la alfombra, pero prefería eso a que el ataque de pánico siguiera extendiéndose. Saqué unas toallitas del cajón y limpié mi boca, después lavaría mis dientes, como odiaba el olor a vómito.
No podía creer que una conversación con alguien como él me pusiera tantas incógnitas. Odiaba que tuviera tanta influencia en mis desiciones, odiaba la puta ansiedad. Mierda, en este momento odiaba todo.
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Privilegios Ilegales
FanfictionUna relación bajo el ojo público siendo un artísta internacional nunca es fácil, menos con un contrato. Menos cuando es una relación homosexual. Menos cuando es con tu propio fan. Menos cuando es con una menor de edad. Y mucho menos cuando se ocu...