Privilegios Ilegales

Capítulo 79

Estaba sentada en la cama de mi habitación con el celular en mis manos, esperando una llamada, un mensaje, algo... Sólo quería saber cómo estaba. Habían pasado dos días desde que no sabía nada de ella y me tenía tan asustada.

Me levanté, caminé hasta el baño, hice mis necesidades, regresé a mi habitación y volví a tirarme en mi cama. Estiré mi mano y rebicé mis notificaciones.

Nada.

Dejé caer el celular sobre mi cara.

—Auch. —Me quejé mientras el celular se deslizaba por mi mejilla.

Observé el techo unos minutos mientra rascaba mi barriga. Extrañaba los labios de Camz... Eran muy suavecitos y rosados. Además Camila siempre olía muy bien asique también extrañaba su olor... Ha decir verdad extrañaba todo de ell-

Casi brinqué de la cama cuando mi celular resonó en mi oído. Lo tomé lo más rápido que pude y prendí la pantalla para ver las notificaciones.

"Camzzi".

Una estúpida sonrisa apareció en mi rostro. Desbloqueé la pantalla y fuí directo a mis mensajes. Fruncí el ceño, era un texto realmente extenso.

"Hola Lern... Te preguntarás dónde he estado estos dos días... ¿No?, espero que sí porque yo te he estrañado muchísimo..."

Creí que la sonrisa no podía crecer en mi cara, pero definitivamente estaba equivocada.

"Han surgido algunos problemas en mi vida desde que llegaste..."

Mi sonrisa descendió.

"Sólo quiero que no te sientas culpable por cualquier mala situación que llegase a pasar..."

¿Culpable?, ¿porqué habría de sentirme culpable?, ¿habría hecho algo malo?, esperaba que no fuera así... Odiaba cuando Camz se molestaba conmigo.

Mis ojos regresaron al texto. Mi sonrisa cada vez se asimilaba más a una mueca. Y mi nariz comenzaba a picarme mientras los ojos ardían.

"Mañana".

"Juicio".

"Decisión".

"Cárcel".

"Te amo".

POV Camila

—Juicio Oral número 14, barra 2017. Se declara abierta la sesión. Por  el Señor Thomas Jefferson, que dará lectura a los escritos de acusación y defensa —El secretario comenzó a leer los escritos de acusación y defensa—. Karla Camila Cabello Estrabao, póngase en pie —Sin chistar hice lo que ordenó, en el fondo me sentía jodidamente nerviosa, no tenía ni idea de cómo terminaría todo esto. No sabía qué carajo estaba pasando—. Se le informa de su derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable. Si va usted a declarar, responda a las preguntas del Ministerio Fiscal.

Me giré hacia el hombre del cuál ni siquiera sabía si tenía un nombre debido a lo mareada que me estaba, así me tenía toda esta situación. Mareada. Sentía que si todo esto continuaba en cualquier momento terminaría vomitando.