Capítulo 60

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La brisa era calmada. Golpeaba mi cara de una manera tan refrescante que lo único que podía hacer era disfrutar. No había nada mejor que comer en la parte de afuera de un restaurante. El sonido de unos cubiertos chocando contra el plato me regresó a la tierra.

—Estoy tan contenta de tenerte de vuelta. —Dije mientras metía un poco de spaghetti a mi boca.

—¡Lo sé!, te juro que si ese estúpido productor no dejaba de explotarme le arrancaba las pelotas con mis dedos.

—Wow, son unos grandes dedos.

—Ja-Ja. Que chistosa Mila.

—Lo siento Di. Es que de verdad son muy grandes. Te juro que no necesitaría novio.

—Lo sé... —Bufó—. Yo debí ser lesbiana activa. —Hizo un puchero.

—Con esas uñas... Bueno, no creo que... Ya sabes.

—¿Cómo sabes eso?, ¿alguna te lastimo?, pero si... —Dinah me miró perpleja y llevó una de sus manos a su boca—. Karla Camila Cabello Estrabao, ¿¡TUVISTE RELACIONES LÉSBICAS ANTES Y NO ME LO DIJISTE!?

—¡Dinah... Baja la voz! —Susurré en un grito ahogado.

—¿Fue con Ariana verdad?, ya decía yo... Mucho wifey y "mi esposa esto", "mi esposa aquello" y ñañañá. —Se me escapó una risa nasal mientras llevaba otro bocado a mi boca. Dinah estaba haciendo caras muy chistosas.

—Deja de decir tonterías Dinah, Ariana es mi amiga...

—Claro... Y yo soy la hija de Beyoncé. —Volví a reír y después me estiré en mi propia silla.

Estaba demasiado relajada justo ahora. Mi cerebro se sentía como... En paz. Era extraño.

—¡Wow Chancho!

—¿Qué?

—Devoraste tus platos.

—Ah sí... ¿Y qué?

—Camila apenas voy en mi segundo round.

—Sí bueno... Tenía hambre. —Levanté el brazo logrando captar la atención del mesero.

—Dígame señorita.

—¿Podría traerme algo de postre porfavor?

—Enseguida. —El mesero sonrió y entró dentro del restaurant.

—¿Qué? —Pregunté al ver cómo Dinah me miraba.

—Mila sé que no soy la persona más delgada del mundo para decirlo y sé que por más que comes nunca subes un gramo pero... ¿No crees que estás comiendo demasiado?

—Te dije que tenía mucha hambre...

—Como digas... —Dinah regresó a su arroz—. Y bueno, dime, ¿cómo va todo con Michael?

—Muy bien... Es un chico muy dulce. Sólo que todo el tiempo quiere estar...

—¿Qué cosa?

—Muchas veces ha intentado subir las cosas de tono... Y yo no quiero. No lo sé. —Desvié la mirada incómoda.

—¿Qué?, ¿llevarte a la cama?

Privilegios IlegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora