Capítulo 26

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-¡Mamá! -Silencio-, ¡Chris! -Silencio-, ¡Papá, Taylor! -Silencio.

-¿Hay alguien? -Camila susurró en mi oído. Me encantaba sentir su aliento chocar con mi oreja.

-Mhhmmm... Creo que no... ¿D-de verdad quieres entrar? -Pregunté con timidez cabizbaja, aferrándome al marco de la puerta. Dios Camila entraría a mi casa.

-¿Te molesta?

-¡No, no, no, no!, ¡Es increíble q-

Me besó.

Me encantaba que me callara de esa manera, cuando me ponía tan tartamuda... Es como si me sacara de ese incómodo momento.

-Entremos. -Dijo divertida y entró sin mi consentimiento. Que confianzas Camilita.

Se veía tan hermosa observando cada parte de mi casa, escaneando cada cosa que había y rápido girándose a la dirección opuesta para ver un poco más. Tenía un perfil precioso y tenía una perfecta vista de su enorme trasero cubano.

-Linda casa Lern.

-Ah... Sí, gracias... -Camila caminó hasta las escaleras y miró hacia arriba deteniéndose.

-¿Crees que tus padres tarden mucho en llegar?

-N-no lo sé, ¿p-por-

-Vayamos a tu habitación. -Tragué fuerte y asentí. Camila empezó a subir las escaleras con rapidez y me asusté, ¡oh mierda mi habitación estaba echa un asco!

-¡Espera Camz!

-¿Qué? -Camila se detuvo de la nada y casi choco con ella, bendito sean mis reflejos.

-Mi cuarto está echo un asco Camz...

-No importa -Ella me sonrió ampliamente y yo me embobé-, ¿dónde es?

-Ahí -Señalé una puerta con un letrero que decía: "no molestar fuckin idiots". Ella no dijo más y entró con entusiasmo, no entendía porqué se veía tan emocionada-. P-perdón por el desastre...

-No importa -Ella observaba la habitación-. Eso la hace más... Tú.

-Supongo que sí... Yo... Llamaré a mis padres.

-Está bien. -Camila tomó asiento en mi cama. Yo salí de la habitación y marqué a mamá.

Tres tonos.

-¿Hija?

-¿Dónde están?

-Hola mamá. -Rodé los ojos.

-Hili mimi.

-¡Lauren!

-Ya, lo siento... Es que tengo prisa, ¿dónde están?

-Deja de ser tan grosera Lauren.

-Lo siento.

-Vinimos al cine y de aquí irmemos a cenar.

-¿Sin mi?

-Hija, no has estado todo el día en la casa. -Bueno tenía razón... Y había valido la pena.

-¿Hace cuando se fueron?

-Unos... 15 minutos, ¿porqué? -Genial...

-Por nada. Adiós mamá.

-Espera. ¿No metiste a nadie a la casa verdad? -¿¡QUÉ!?, las madres definitivamente tienen un pacto satánico.

-No... Yo, acabo de llegar... Sola, sin nadie, de hecho me siento abandonada.

Privilegios IlegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora