Capítulo 31

26.6K 1.6K 770
                                    

—¡Voy! —Grité desde mi habitación. Levanté mi celular del piso y encendí la pantalla repleta de cristales rotos.

Camzzi:
Llamada perdida (1)

En cuanto leí el nombre mi corazón latió fuerte contra mi pecho. Odiaba sentir esa pequeña esperanza de alivio que aterrizaba en mi estómago. Odiaba que ella me hiciera tan feliz con sólo eso, era como si pudiera controlarme con la más mínima acción, ¿y cómo demonios no?. La pantalla volvió a vibrar. Tendría un paro al corazón ahora mismo, ella estaba llamándome de nuevo pero yo no sabía que hacer.

—¡HIJAAAA! —Mierda mamá—, ¡KEANA ESTÁ AQUÍ! —El teléfono seguía vibrando y sonando, aturdiéndome—, ¡LAUREN! —Cállate—, ¡BAJA O SUBO POR TI! —Keana, Camila, Keana, Camila, Keana, Camila. ¡PUTO TELÉFONO DEJA DE SONAR!—. ¡Verás cuando suba! —Terminé azotando el teléfono contra la pared otra vez. La cabeza me dolía.

Rápidamente tomé un pañuelo y quité el poco maquillaje que había derramado. La puerta de mi habitación se abrió y mi mamá entró con cara de pocos amigos.

—¡Lauren, Keana está abajo esperándote, baja ya!

—Lo siento mamá... Me estaba retocando el maquillaje.

—No te tardes, ya te he dicho que es de mala educación. Iré a servir la cena.

—Claro, enseguida bajo. —Me miré por última vez al espejo y tomé aire dándome valor. Estaba triste, triste y muy enojada. Pero tenía que dejar de fantasear. Ella era imposible antes, es imposible ahora y será imposible siempre para mí. Camila Cabello y Lauren Jauregui nunca serían nada.

Bajé las escaleras con un poco de prisa, realmente no me gustaba hacer a las personas esperar y muchísimo menos a Keana, bajé los últimos escalones casi a tropezones, y digo casi porque terminé cayéndome de rodillas en el piso.

—Lauren —Mis orbitas se encontraban en unos botines puntiagudos, elevé la mirada, poco a poco encontrándome con un bonito vestido azul y unos preciosos ojos claros observándome con una sonrisa—. ¿Necesitas ayuda? —De inmediato me paré y sacudí mis rodillas con vergüenza.

—N-no yo... Soy muy torpe, hola Kean... —Sentí sus labios impactar delicadamente con mi mejilla.

—Hola. —Sonreí torpemente mirándola a los ojos. Tenían un brillo peculiar que llamarían la atención de cualquiera que supiera apreciar la belleza.

Mis ojos delinearin su bonita nariz hasta llegar a sus labios. Tenía un bonito lunar arriba del labio superior... Quería besarla. Volví a sus ojos de nuevo y vi cómo ella descencia a mis labios ahora y subía de nuevo rápidamente. Al diablo, lo haría. La besaría. Dí un paso hacia en frente y coloqué mis manos en sus caderas, sentí como se tensó pero no me importó, la tiré un poco hacia a mi hasta tener su cara a centímetros de la mía... Un poco más y la iba a-

—¡Mi bebé ya está creciendo! —¿Qué cara... El flash de una cámara me cegó.

—¡MAMÁ!

—¡Mike tienes que ver esto! —Mamá salió corriendo de la cocina. Me giré hacia Keana y ella estaba mordiendo su labio... Se veía nerviosa. Y bonita.

—Lamento eso. —Dije avergonzada.

—No te preocupes...

—Ahmm, bueno... ¿Entonces vamos a cenar?

—Claro. —Me di la vuelta para caminar a la sala, pero sentí algo tomarme y adueñarse de mi brazo, luego la cabeza de Keana recostada sobre mi hombro. Sonreí inconsientemente y así tomamos asiento una al lado de la otra.

Privilegios IlegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora