Capítulo 43

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—Laur... —Una estúpida alarma estaba sonando.

—Mhhhmm... —Me quejé. No quería levantarme, tenía mucho sueño.

—Lauren despierta.

—No mami, déjame soñar...

—Lauren despiértate...

—¡No!

—Lau-

—¡Estoy soñando con Camz! —Me aferre con fuerza a mi almohada. Estaba muy delgada, no entendía porqué si todas mis almohadas eran rellenitas.

—Lern... Levántate... Si lo haces seguirás soñando conmigo.

Tallé mis ojos intentando despabilarme del sueño,  mi corazón palpitaba rápido. Como cada mañana, cuando creía que había despertado de un magnífico sueño y caía en otro igual de maravilloso que era la realidad.

—¿Camz? —Pregunté con timidez.

—Hola ojitos.

—H-Hola... —Jamás había visto a una persona más hermosa que Camila al despertar, a pesar de la poca o casi nula claridad que había en mi habitación, podía ver su preciosa sonrisa y su cabello alborotado cayendo por sus hombros.

—¿Dormiste bien?

—S-Sí... Y... ¿Y tú?

—De maravilla —Lo siguiente que sentí fueron los labios de Camila presionandos sobre míos—. Tengo que irme... —Wow, eso era algo nuevo. Ese beso me había producido tantas emociones a pesar de que había sido tan corto—. ¿Te gustaría acompañarme a la puerta? —¿Porqué ese beso me había hecho sentir de esta manera?—. ¿Laur?

—Oh sí, l-lo siento es sólo que... Yo te acompaño. —Sonreí. Debía dejar de perderme en mis pensamientos todo el tiempo. Me levanté de la cama, respiré profundo colocando mis manos en mis caderas y arqueándome hacia atrás, que hermoso era estirarse por las mañanas. Escuché a Camila reír asique me volteé en su dirección—. ¿Q-qué es tan gracioso?

—Ahora entiendo porqué me picaba tanto el trasero... —QUE VERGÜENZA ME DOY. De inmediato tapé mi erección matutina.

—L-lo siento e-es que así se pone t-todas las mañanas, te juro que no es por-

—Sé cómo funciona un pene Lauren...

—M-menos mal porque yo no quiero que pienses que-

—Lauren.

—Sólo te quiero de esa manera porque yo-

—Lauren.

—De verdad amo estar contigo y-

—¡Lauren!

—¿¡Qué!? —Camila se levantó de la cama tapándose con mis sábanas. No podía creer que esta mujer tan hermosa estaba desnuda frente a mi. No podía creer que esta mujer estaba siquiera frente a mi.

—Tienes que prometerme algo... —Sus cálidas manos tomaron mis mejillas y me hicieron mirarla. Su expresión era... Difícil de decifrar, no sabía si estaba asustada, no sabía si estaba preocupada o seria, o las tres cosas. Pero no estaba feliz.

—Lo que sea Camz.

—No puedes decirle a nadie sobre esto.

—¿A... Qué te refieres?

—Esto... Nosotras —Sus dientes superiores atraparon su labio inferior mordiéndolo—. ¿Lo entiendes?

—C-Claro... Entiendo... Una fan y alguien tan fomoso como tú no deberían ser... Nosotras —Dije cabizbaja—. Además soy mujer y-

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