Capítulo 32

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10:37 a.m.

—¿Está todo bien? —Preguntó mi madre dejando su desayuno de lado. Todos comíamos en silencio, mi hermano estaba encerrado en su habitación, más bien castigado. Por 4 meses—. Laur-

—Estoy bien mamá —Se hizo silencio en la mesa—. Iré a mi cuarto, no tengo hambre. —En seguida me levanté de ahí y fuí escaleras arriba. Una vez que me encerré en mi cuarto, tomé mi teléfono y le escribí a Keana.

Iría al concierto.

No estaba segura, para nada. No sabía si estaba cometiendo un error al ir, porque por otro lado... Yo no sabía dónde había error. Camila no es mi novia, Camila ni siquiera sé si es mi amiga, Camila es famosa, ella viaja por el mundo y conoce a hombres guapos, tiene mucho dinero y seguramente querrá lo mismo para su futuro. Era irreal sentirme como lo hacía, debía dejar de vivir en una fantasía que yo sola había contruído... Pero no. Mierda no sabía que pensar, ¿imaginé todo lo que pasó?, ¿besarla fue una fantasía?, cuando ella me... Realmente no entendía nada.

Mi teléfono sonó.

Número desconocido.

—¿Hola? —Hubo silencio—. ¿Hay alguien? —Silencio—, escuche si es una broma, no tengo su tiempo —Nada—. Malditos idiotas. —Colgué. Dejé el teléfono a un lado y me recosté en la cama.

¿Todo lo que pasé con Camila sería un sueño?

Necesitaba ver a Mani.


02:39 p.m.

Había limpiado toda la casa, los baños, las cuartos —excepto el de mis padres, no quería encontrarme con la prueba de cómo NO concebían a mi próximo hermano—, limpié la sala, la cocina, el patio... mi mamá me hacía su empleada doméstica cada vez que salían, pero sin paga. Tomé una ducha y me coloqué una camisa floja y unos short holgados de pijama, en cuanto terminé llamé a Mani, se supone que debía llegar justo ahor-

Sonó el timbre. Mani era la persona más puntual del universo.

—¡Voy! —Grité desde mi habitación, bajé escaleras abajo y abrí.

—Hola Michelle, ¿cómo estás? —Rodé los ojos.

—Mani no están mis padres. —Ella asomó la cabeza dentro de la casa y luego rió.

—Uff que alivio culo blanco, necesitaba maldecir, Ally y yo estuvimos en la iglesia toda la mañana y ya sabes... —Mierda, no fuí a la iglesia con Ally como se lo prometí a papá, lo había olvidado—. No puedes faltarle el respeto a la casa del señor. —Mani era una idiota pero cómo la amaba. Entró a la casa y se sentó en el sofá.

—¿Sabes?, él está escuchándote ahora. —Me senté al lado colocando una almohada encima de mi regazo.

—¿Quién?

—El señor.

—El señor está en la iglesia.

—El señor está en todas partes, ¿no leíste la biblia?

—¡Claro que sí!... sólo que me salté algunos capítulos.

—¿Cuántos? —Ella desvió la mirada incómoda.

Privilegios IlegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora