Capítulo 42

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Estábamos besándonos en mi habitación, en el borde de la cama. Mi lengua invadía su boca y pequeños gemidos salían cuando chupaba la suya. Su mojado cabello gracias a la ducha, caía por sus hombros desnudos y estaba excitándome mucho el verla con ese pequeño pijama de tirantes y shorts. Me excitaba mucho besarla. Instintivamente tomé su mano y la llevé a mi bulto, quería sentir sus manos tocándome, estaba ansiosa porque lo hiciera.

—E-espera Lern... —Ella retiró su mano y apartó mi cara tomándome de las mejillas—. No podemos... Estamos en casa de tus padres.

—P-porfavor... —Rogué.

—Intentemos dormir...

—P-pero...

—Te prometo que lo haremos después, ¿sí? —Dejé de insistir al sentir su dedo pulgar acariciando mi mejilla y asentí en respuesta. No quería que Camila pensara que sólo la quería por eso.

Ambas nos metimos bajo las sábanas viéndonos de frente. Camila me mostró una pequeña sonrisa y se acercó de nuevo para dejar un suave beso sobre mis labios.

—¿P-puedes darme otro? —Pedí con timidez. Camila lo hizo sin inmutarse y sentí sus labios de nuevo. Pero yo quería algo más largo—. ¿Otro? —Camila soltó una pequeña risita y volvió a besarme—. Más...

—Lauren...

—Porfavor Camz... —Ella me miró un momento y terminó asintiendo. Tomé sus mejillas para que no se separara de mi y empecé a profundizar el beso, atrapaba ligeramente su labio inferior y luego el superior. Mierda cómo me gustaba besarla.

—Mmmmhmm... —Camila tomó mis manos y las llevó a su cintura. Podía tocar su suave piel gracias a su pequeña camisa. Sus dientes jalaron mi labio inferior mientras ella se alejaba. No podía aguantarlo. Mi mano se coló por debajo de su camisa y empecé a masajear uno de sus pechos. Estaba excitada, podía sentir sus pezones duros entre mis dedos, ella también quería hacerlo, lo sabía.

—Dejame tocarte...

—D-detente Lauren.

—Camz e-están duros, s-sé que te gusta. —Sabía que le gustaba. Camila se dió la vuelta sin decirme nada más.

Mierda.

Entiende que cuando ella te dice que no, tienes que parar. Eres una tonta. Seguro está molesta contigo.

—No dejes que me escuche... —Su cuerpo se pegó al mío dándome la espalda, tomó una de mis manos llevándola cerca de su boca y la otra lo puso encima de uno de sus senos—. Puedes tocarme... —Y esta vez su mano se colocó sobre la mía haciéndola callar. Llevé mi mano libre por debajo de su camisa y empecé a pellizcar sus pezones mientras besaba la parte desnuda de su espalda. El olor de su cabello impregnaba mis fosas nasales y sus caderas se movía mientras la tocaba, chocando con mi erección. Diablos cómo me encantaba esto.

—¿T-te gusta? —Camila asintió apretando su agarre. Me preguntaba si...

—¡Mmhhmm.... —Mis dedos estaban en su entrepierna. Podía sentir cómo su centro iba mojándose con el tacto de mis dedos. Llevé mi mano a su abdomen y luego la deslicé con delicadeza debajo de sus bragas pero su mano me detuvo tomándome de la muñeca.

—N-no dejaré que te escuchen... Lo prometo —Empecé a frotar mi erección contra su trasero hasta que su agarre se suavizó—. C-Camz... Quiero hacerlo, ¡ya no aguanto!

POV Camila

Estaba atrapada en los caprichos de Lauren. Estaba accediendo a cada cosa que me pedía pero en el fondo yo también lo deseaba... E intentaba pararla a ella para detenerme a mi.

Me encantaba su dedo índice y medio moviéndose sobre mi clítoris tan torpe y delicado. Lauren a pesar de lo inexperta que era trataba de autocontrolarse y tocarme de la manera más delicada que podía. Solté un pequeño gruñido cuando sus dedos salieron de mis pliegues, no quería que parara. Lauren removió mis pequeños shorts junto con mis bragas y sentí la punta de su cabeza rozarme.

—C-Camz... Abre las piernas, porfavor... —No. Nos iban a escuchar. Lauren tenía que para—. Camz no puedo... —La cabeza de Lauren empujaba con insistencia y yo sólo me concentraba en cerrar las piernas—.
P-perdón...

La insistencia paró.

Mi corazón golpeaba fuertemente, pero sus caricias en mi abdomen me tranquilizaban e hicieron que aflojara las piernas. Sentí cómo Laurén metía dos de sus dedos dentro de mi boca y por alguna razón empecé a chuparlos. Le daba cosquillas a mi centro y me gustaba...

—Muérdeme Camz... —¿Qué?, claro que no la morderí-

—¡¡MHHHMMM... —Esta hija de puta había levantado una de mis piernas y me había penetrado de golpe.

—¡L-Lo siento! —Mierda, se sentía tan bien, cada penetración era tan jodidamente dura y me encantaba—. C-Camz no aprietes t-tanto las piernas o n-no voy a durar... —No, no podía terminar tan rápido. Empujé sus dedos con mi lengua hacia afuera y salí de su agarre poniéndome en cuatro.

—Móntame...

—P-pero-

—Voy a morder la almohada Lauren, móntame... —Estaba inclinada para ella, ya no aguantaba más. Quería que me follara como era debido. Lauren se reincorporó poníendose de rodillas detrás de mi, tomándome de las caderas. Su cabeza tocó la entrada de mi cavidad y entonces enterré los dientes en la almohada.

—¡Mhhmmmh...! —Necesitaba más. Empecé a mecer las caderas empalándome lo más que podía. Lauren clavaba sus uñas en mi cintura con fuerza y el traqueteo de su cuerpo chocando contra el mío era música para mis oídos. No entendía cómo nadie podía escucharnos.

—Mmmhmm... Camz... Me gusta lo apretada que e-estás... —Me estaba faltando el aire en esta posición. Intentaba no gemir pero necesitaba respirar... Lauren terminaría ahogándome—. ¡C-Camz v-voy a.. —Mierda Lauren cállate—. ¡V-voy a venirme dentro... —Sentía un pequeño nudo acumularse en mi vientre. Pequeñas gotas de sudor caían por todo mi cuerpo, me sentía tan caliente—. ¡Mierda Camz!

—¡¡Mhhhmmm!! —Mis manos se aferraron fuertemente a la sábana. El orgasmo de Lauren había impactado en lo más profundo de mí haciéndome llegar y empapando toda la cama. Jamás había terminado tan rápido.

Las manos de Lauren acariciaron mi espalda con cariño, pequeños besos subían por mi columna hasta mis hombros erizándome la piel mientras me sostenía de la cintura, abrazándome. Lauren era...

—Te amo Camz...

02:06 a.m.

No había nada mejor que tener los preciosos ojos de Lauren mirándome a las dos de la madrugada. La luz de la luna entraba severamente por la rendija de la ventana.

Lauren empezó a reír.

—¿De qué te ríes? —Pregunté curiosa. Casi me arrepiento de haberlo hecho porque sus ojos estaban viéndome de una manera tan profunda que me estaba poniendo nerviosa—. D-deja de verme así... —Dije cabizbaja. Era la primera vez que Lauren me hacía sentir así de ansiosa.

El cálido tacto de sus manos tomó mis mejillas y me hizo volver arriba, encontrándome con ese esmeralda intenso de nuevo.

—Eres más hermosa que la luna.

Privilegios IlegalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora