Especial

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Domingo, 11:23 a.m.

Me estiré hacia enfrente para terminar de anudar los cordones de mis zapatos negros. Una vez que todo quedó listo, apagué la televisión y me bajé de la enorme cama, caminé hasta la vacía sala y luego hasta la cocina. Llevaba mucho tiempo aquí y aún no aparecía ninguno de los Hansen. Volteé hacia ambas direcciones buscando un papel y... ¡Bingo!

Recargué una pequeña libreta contra la pared y escribí con la pluma sobre ella.

"Me voy a casa."

Dejé las cosas en la pequeña mesa donde Maui solía poner sus pies cuando veía televisión. Salí de la casa y me aseguré de cerrarla con seguro. Caminé por el vecindario saludando a algunos vecinos que me veían con una gran sonrisa y la mano alzada.

—¡Hey! —Me detuve enseguida. Mi corazón se aceleró como un carro deportivo. Me giré sobre mis talones y sonreí nerviosamente.

—H-Hola A-Angeline.

—¿Qué estás haciendo? —Angelina teníaa una sonrisa muy bonita.

—Y-yo estaba... Los Hansen y... Maui y... Eso. ¿Y tú?

—Que raro hablas. —Dijo con una mueca. Miré hacia al suelo un poco triste. Tenía razón. Siempre había sido así cuando hablaba con ella, pero no podía evitarlo, muy cuerpo se ponía estúpido y raro—. Oye. —Mis ojos se elevaron de nuevo.

—Estoy organizando mi fiesta de cumpleaños —¿Eh?—. Y quería invitarte, ¿quieres venir?, será éste sábado.

—¡SÍ!, ¡SI QUIERO!

¡WOW!

¡La chica más hermosa de esta privada estaba invitándome a su cumpleaños!, eso quiere decir que había pensado en mí, que le intereso y que seguramente le importo. ¿Así se sentía el amor?

—Entonces te veo luego.

Mi cuerpo salió volando como un cohete cuando sus labios tocaron mi mejilla. Sentía que mi cuerpo se había convertido en alguna especie de nube y se encontraba flotando por los cielos. Caminé felizmente unas cuatro casas más y había llegado a la mía. Saqué mis llaves y abrí, esperaba que mamá no estuviera rezando como la vez pasada. Su manera de rezar era muy... Rara y extraña. Me hacía sentir incómodo.

—¡Mamá —Grité—, ya estoy en casa!

—¡CAMERON!

Oh-oh.

Llevé mis manos a mi boca, mami venía muy asustada y sabía que significaba, me iba a regañar por la cara que tenía.

—¿¡Dónde estabas!?, ¡estaba a punto de llamar a la policía! —Mamá me cargó en sus brazos y me dió un beso en la frente.

—Mamá sólo me fuí una hora y media.

—¿Dónde estabas?

—Fuí a buscar a Maui

—¿Y porqué no me avisaste mi amor? —Preguntó más calmadita.

—Porque estabas rezando con mamá. —Contesté con una sonrisa.

—¿Rezando?

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