Capítulo 5

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Miré a Jack, estaba curándole la herida a la pequeña que fue herida. Lo hacía delicadamente mientras ella dormía en las piernas de su madre. Era un noche estrellada y la luna llena iluminaba a mi manada, que se encontraba fuera de la cueva que ahora era nuestra madriguera. 

- Ya está.- la mujer sonrió y levantó a su hija dejándonos solos.- ¿Estás bien?

- No, alguien le hizo eso y tengo que averiguar quién.

- Thalia, no te preocupes, lo importante es que...

- Casi la matan, Jack, y me gustaría saber quien ha sido.

- ¿La manada de Scott?

- No, las cosas que he escuchado de ellos son buenas y ninguna habla sobre matar gente.

- ¿Entonces?

- Era de día, iban a por ella, un beta indefenso que podría aumentar el poder de un alfa.

- ¿La manada de la que hablaban los Calaveras?

- Puede ser.

- ¡Thalia!- Ted apareció con sus ojos amarillos y sonrió enseñando los colmillos- Ya se hace de día.

Sonreí y me levanté de la roca donde estaba sentada mirando hacia el sol, que aparecía lentamente entre los árboles. Mi manada se iba acercando hacia a mi y cuando todos estábamos juntos, rugimos para despedir a la luna llena, como dice nuestro ritual.

Después de aquello, mi familia y yo fuimos a casa y Ted y yo cogimos nuestras cosas para irnos al instituto. Después de nuestro camino llegamos, encontrándonos a Liam y Mason juntos en la puerta hablando.

- Hola chicos.

- ¿Qué tal la niña?

- Bien, se va curando.

- ¿Fue un alfa?

- Sí y de los fuertes, ¿Qué tal vosotros?

- Bien, estuvimos ayer toda la manda, los echaba de menos.

- Sobre todo al alfa.- miré a Ted y sonreí- Los betas mordidos por el alfa tienen una fuerte conexión con sus alfas, si uno falta solo él lo notará.

- Scott supo que algo malo le pasaba a Liam cuando estuvo en un pozo donde no podía salir.

- ¿Qué hacías en un pozo?

- Larga historia- sonrió recordando y entramos.

Fuimos a las primeras clases y todo estaba tranquilo, no había oído ningún rugido de mis betas ni había olido otro hombre lobo que no fueran ellos o mi hermano. Como he dicho, todo estaba tranquilo, hasta que Hayden desapareció en los vestuarios y a continuación escuchamos su rugido.

Liam iba delante de nosotros, nos llevaba mucha distancia. Iba preocupado, mientras que yo iba detrás de él enseñando mis garras. Liam abrió la puerta del vestuario y nos encontramos a Hayden agarrada del cuello siendo ahogada mientras que estaba apoyada en la pared, con los pies sin tocar al suelo.

Liam se abalanzó al hombre lobo que la sujetaba y yo la agarré antes de que cayera al suelo. Corey desapareció y llevó a Hayden a un sitio seguro mientras Liam era ayudado por Ted, ya que lo había estampado demasiadas veces rompiendo casi toda la sala.

Mis ojos se volvieron rojos y rugí antes de que los ahogara a los dos de la misma forma que lo intentaba con Hayden. El alfa entonces me miró y les soltó, cayéndolos al suelo. Rugió más fuerte que yo y fue a por mí, agarrando y clavando sus garras en mis brazos, inmovilizándolos.

Le enseñé los colmillos y subí mi pierna hasta ponerla en su vientre y lanzarlo lejos. Chocó contra las taquillas, luego corrió veloz hacia mí. Lanzó sus garras hacia mí y le esquivé todos los golpes que pude, hasta que en uno de sus ataques le frené la mano y le arañé con mi otra mano el pecho, retorciéndose del dolor.

La herida curó y entonces le di en la nariz con la mano cerrada. Dio pasos hacia atrás y le di de nuevo una patada en la barriga, después salté y moví mi pierna hacia un lado, dándole en la mandíbula y dislocándosela, escupiendo sangre. Gruñiendo con fuerza clavé mis garras en su estómago.

Las moví hacia la derecha aún clavadas, haciéndolo rugir y haciendo que me arañe el rostro. Me alejé dolorida de él, pero me levanté al ver que él hacía lo mismo. Rugió con fuerza y yo hice lo mismo.

Corrí hacia él y él hacia a mi. Frené su mano y la giré, rompiéndole el brazo. Arañé de nuevo su pecho y él clavó sus garras en mi estómago, apunto de atravesarme en dos. Me llevó hasta una de las taquillas y me soltó allí, dejándome resbalarme hacia el suelo.

Levantó su mano para darme el último golpe, pero lo esquivé con las pocas fuerzas que me quedaban. Sus garras quedaron clavadas en la taquilla y moví mis piernas, cayéndolo. Me puse de pie y le di un puñetazo en la cara. Él gritó dolorido y volví a darle, hasta que soltó sus garras de la taquilla e intentó pararme. Agarré su mano con fuerza, mientras sus largas garras rozaban mi rostro. Lo agarré del otro brazo y con las pocas fuerzas que tenía lo tiré al suelo y le di una patada en el estómago, después en el rostro, mareándolo.

Sus brazos perdieron fuerza y cayeron al suelo. Me coloqué encima de él y empecé a arañarle el pecho continuamente. Pero entonces sentí pequeñas cuchillas clavarse en mi espalda. Dejé la mano arriba sin arañarle y me tiraron hacia atrás. Pude ver un beta, con sus garras manchadas de mi sangre, coger al alfa y llevárselo de allí.

Dark Wolves (Theo Raeken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora