Capítulo 12

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Miré a Ted, que celebraba feliz con los demás que al fin no lucharíamos en nuestra noche. Reí mientras Jack me levantaba del suelo junto a los demás. A lo lejos podía oír a la manada de Scott y Theo hablar sobre el plan, sabíamos que se matarían entre ellos, pero que también podían matar a otra persona. Yo, por mi parte, decidí nuestro lema de manada y escondernos del problema.

- Al fin te veo como antes.- dijo mi madre- el alfa que conocíamos ha vuelto.

- ¿A qué te refieres?

- Habías estado estos días con la otra manada, no con la tuya. Ahora vuelves a casa, hija- me sonrió y abrazó mientras me quedé pensando sus palabras.

Al día siguiente fui al instituto, un día normal para mi y Ted, porque Liam, Hayden, Corey y Mason no se encontraban en el instituto. Hoy era la luna llena. Las clases pasaron rápido mientras Ted me contaba que haría esta noche, yo hacía como que escuchaba, al fin y al cabo siempre hacía lo mismo.

- Y entonces te pintaré la cara de barro.

- Me parece bien.

- No me estás escuchando, Thalia, ¿Pasa algo?

- ¿Qué? no nada, es solo...

- Lo que te dijo ayer mamá.

- Puede.

- No te preocupes, ya sabes que ella quería que fuéramos lo que papá decía, piensa que así lo tendrá siempre.

- No lo sé, Ted, estos días no he hecho caso a la manada...

- Porque solo nos reunimos a la noche, ¿recuerdas? Y hoy será la mejor, ya sabes que hay que hacer de humanos menos cuando hay Gran Luna y para eso falta.

- Lo sé, lo sé...pero la verdad es que se sienta bien.- me miró confundido- Se sienta bien estar con la manada de Scott, cada uno es diferente y aporta partes a los planes.

- Los planes no sirven para nada.- dijo mirando serio al frente y reí- Solo para no divertirte.

Después de eso, él fue junto a Jack a cuidar de su hermano pequeño, que aún no controlaba su lobo interior. Yo no sabía que hacer, no quería ir al bosque ni tampoco estar en el pueblo, era aburrido. Pero entonces vi el Jeep de Scott, pero él no estaba, estaba Stiles.

Me acerqué un poco más escondida y observé lo que hacía. Estaba con las manos en el volante, pero no arrancaba. Tenía su cabeza apoyada al siento mirando fijamente hacia delante, pensando en algo. Me acerqué lentamente y abrí la puerta del copiloto, sentándome sin avisar.

- Hola.- sonreí y me miró confundido- Te he visto, me aburro y creo que no estás haciendo nada importante.

-Estás en lo cierto.- lo miré mientras se callaba- Te aburres mucho.- reímos.

- ¿Qué haces mirando a la nada?

- Pensar en esta noche.

- ¿Todo está bien no?

- Sí, es solo que... es en estas noches cuando me siento inútil.

- No lo eres, eres el listo de la manada, la cabeza.

- Sí, pero yo no tengo garras ni colmillos, ni siquiera tengo mi bate porque se lo di a Mason.- reí y lo miré atenta.- Yo solo tengo que ver a la Lydia y no me quejo, la he querido desde que la vi.

- Se nota.- ahora me miraba a mi- Aunque no sé que se siente.

- Nunca te has enamorado.- afirmó y asentí.- ¿No tuvistes tiempo entre ritual y ritual?

- No idiota.- los dos reímos.- Es sólo que no lo veo importante, tal vez es porque nunca lo he sentido.

- Hazme caso, cuando te enamores lo notarás es como...-se quedó pensando y continuó- Las lunas llenas para vosotros.

Sonreí y me quedé en el coche junto a él mientras daba una vuelta por el pueblo. No había nada que hacer, hasta que el sol fue escondiéndose. Stiles me dejó en casa de Scott y se fue. Es un buen chico, podría ser perfectamente mi segundo mejor amigo.

- ¿Hola?- Melissa apareció y me sonrió- Hola mamá McCall.

- Hola Thalia, ¿Tú no vas a vigilar el pueblo verdad?- negué- Oh, los rituales...-asentí- Scott está arriba.

- Adiós, Melissa- me despedí y fui hacia su cuarto- Hola hijo McCall.

- Hola Thalia, ¿Pasó algo?

- No, es sólo que queda una hora para que salga la luna y quería daros suerte, espero que nadie os desgarre la garganta.- rió.

- Y yo espero que nadie os encuentre.

- Ya te digo yo que no lo harán.- sonreí- Hoy será una gran noche.

- Y mañana si sale bien todo, esto se acabará.

- ¿Qué harás cuando Damien y su manada desaparezca?

- Me quedaré unos días, luego me iré.- sonreí y sentí un pequeño cosquilleo en la punta de la nariz.- ¿Pasa algo?

- Falta poco, me tengo que ir ya si quiero llegar a tiempo.

- Suerte, salvaje.

- Suerte, verdadero alfa.

Bajé las escaleras y salí de la casa corriendo en dirección al bosque hasta nuestra madriguera. El cosquilleo en la nariz se hacía cada vez más notable, hasta sentirlo en mis manos hasta todo mi cuerpo. La madriguera poco a poco se fue llenando con todos los betas, que venían ya con los ojos amarillos. Cuando estábamos todos salimos a la luz de la luna llena. Mis garras se alargaron y afilaron, relamí mis brillantes y puntiagudos colmillos y sentí el rojo en mis ojos. Todos estábamos convertidos y cuando la luz de la luna nos dio, rugí con fuerza y ellos fueron después de mí.

Dark Wolves (Theo Raeken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora