Capítulo 9

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Desperté en la cama de los perros salvajes por culpa de la arena. Miré extrañada el techo, no suele hacer eso. Me levanté y fui fuera a ver qué pasaba, encontrándome con los cazadores confundidos y a los perros salvajes corriendo de un lado a otro mientras gruñían y se preparaban para pelear.

- ¡Zeus!- grité y me miró.- ¿Qué pasa?

- Nos visitan, hombres lobos y más sobrenaturales.- olió y siguió.- Son muchos.

Escuché entonces el rugido de un alfa, del verdadero alfa, Scott. Mis ojos brillaron y corrí junto a Zeus, queriendo evitar que no les hicieran daño. La arena se empezó a ir en el agujero y a levantar con el viento. Todos empezaron a salir con sed de sangre, pues habían invadido el territorio suyo. Caminé junto con Zeus a paso lento, detrás de mí, a mi izquierda, estaba Dalila y a la derecha de Zeus estaba Anne.

La arena se disperso y pude ver mejor que antes, ya que yo aún no estoy acostumbrada a la arena. Pero eso se acabó, porque la arena se movió en un torbellino rodeando a Scott y los demás.

- Vamos.- los ojos de Zeus brillaron y empezó a correr como todos alrededor suyo, haciendo el ruido de esos animales.

Yo me quedé quieta, pero Zeus agarró mi brazo y corrí junto a él, pero yo no emitía sonido alguno. Pero entonces todo paró, la arena subió arriba estrechándose y luego bajó como si fuera agua, sin tocarles a ninguno de ellos. Zeus había frenado y con él su manada, que lo rodeaban a todos.

- Ted.- Zeus habló y me puso atrás de él, sabiendo que venían a por mí.

- Zeus.- Ted le miró serio y sacó sus garras.- ¿Dónde está?

- ¿Quién?

- Thalia.

- ¿Debería estar conmigo?

- ¿No está?

- Su Jeep sí.- dijo Stiles.- Yo se lo regalé

- No sé donde está.

- La estoy oliendo.- escuché a Malia susurrar y me puse detrás de Zeus.

- ¿Qué has dicho?- dijo Zeus mirándola.

- He dicho que la...

- Escóndete como sabes.- me susurró mientras Malia hablaba y lo hice.

Mis ojos brillaron y empecé a correr. Saqué mis garras para correr más rápido, sabiendo que me perdería en el desierto si corría más. La arena se empezó a levantar más y más y caí rodando. Me apoyé con las manos y me iba a levantar, pero me paré al verla.

Había una chica, de cabello liso, negro y con flequillo, sus ojos estaban pintados de negro y tenía más rayas que Zeus y los demás. Sus garras eran demasiado grandes, podría matarme en un segundo. Los ojos eran de un dorado oscuro y por si fuera poco los colmillos sobresalían de sus labios de lo largos y afilado que eran. Ella me miró sonriendo desde la lejanía y me levanté aún observándola.

No sé por qué, pero estaba andando hacia ella, tal vez por la maestría que despertaba. Ella tenía una posición amenazante y la cabeza alta. De repente escuché a los perros salvajes y la arena volvió a levantarse, el semblante de la chica cambió y empezó a mirar a todos lados, luego desapareció.

- ¡Thalia!- escuché a Stiles gritar.- ¡¿Thalia?!- estaba petrificada, no podía mover ningún músculo y sentía que perdía el control.

- ¡No! ¡No os acerquéis!- escuché a Theo venir hacia mí, pero Zeus le paró.- Alía la ha petrificado y si hacéis algo os matará...

- ¿Alía?- preguntó Liam.

- Significa mujer que lucha, es de origen árabe.- dijo una de los perros salvajes.- ¿Zeus?

- Adelante Diana.

Escuché pasos cerca de mí y pude ver borroso a una chica que me observaba con cuidado. Su mano se movió delante de mis ojos y sentí como estos brillaban con fuerza, la vista ya no era borrosa y pude verla. Era una anciana. Me miró con pena y negó poniendo sus garras en mi brazo.

- Lo siento, querida Thalia.

La miré sin comprender y sentí las garras entrar de golpe en mi brazo. Cerré los ojos y el cosquilleo desapareció, abrí mis párpados y agarré con fuerza su brazo clavado mis garras. Ella sonrió y quité las garras de su brazo, podía mover todo, pero no podía hablar. Ella cerró su mano, me agarró del lado del cuello y luego llevó su mano hasta mi mejilla. Al segundo pude hablar.

- ¿Estás bien?- preguntó la mujer.

- Creo que sí...- la miré y respiré.

- Hey.- Zeus se puso a mi lado y me acarició el hombro.- ¿Bien?

- Bien.- dije y me sonrió, después me di la vuelta, viéndoles.- Hola.

- ¿Hola?- preguntó mi hermano y corrió hacia mi, yo cerré los ojos pensando que e atacaría, pero sentí sus brazos rodeándome.- Siento lo que hice, no era yo.

- Va...vale.

- Tu piel...- escuché a Scott y le miré.

- Soy de su manada.- dije y miré a Zeus.- Si hubierais llegado el mismo día que nosotros, podríais haber hecho que no lo fuera, ahora es tarde.

- ¿Otra vez?- preguntó Ted y asentí.- Así que...

- Tú eres el alfa, llévalos de vuelta, yo me quedo con Zeus.

- No tengo los poderes.

- Porque reniegas a ellos.

- Thalia.- miré a Zeus.- ¿Quiénes son?

- La manada que ayudé.

- ¿La...?

- Sí.- sabiendo que se iba a decir la quimera.- Tengo que irme, volver a Beacon Hills.

- No.- escuché a Theo y le miré.- No sin vosotros.

- Theo...

- Aquí los dos opinamos.- dijo serio.- Y yo quiero que vengas.

- Pues yo no y creo que aún tengo poderes de alfa.

- Más perro salvaje.- dijo Zeus y miré mi piel, la sustancia marrón se había secado en mi piel, pronto tendría sus poderes también.

- No...

La arena se levantó y Zeus carraspeó y señaló a Dalila. Yo me acerqué a donde estaba ella y me agarró la mano, después desaparecimos de verdad.

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Dark Wolves (Theo Raeken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora