Capítulo 14

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Tosí. Me estaba enfriando en aquel bosque y tenía hambre, ¿Pero a dónde iría? Llevo dos días aquí, entre árboles y hojas. No sé nada de nadie, hace horas había dejado de escuchar a los demás buscarme y usé mis ojos para ver como cogían los coches y se marchaban decaídos, sabían que estaba aquí, pero no me podían encontrar.

Me abracé a mi misma y solté el aire relajadamente por la boca mientras apoyaba la cabeza en el tronco del árbol. Sí, había tenido más pesadillas cada vez que intentaba dormirme o cualquier cosa y no había vuelto a ver a Jack. Mi pierna estaba herida, como si de verdad me hubiera caído al riachuelo, y no sanaba.

Tosí de nuevo y escuché el gruñido de mi estómago. Me levanté agarrada al árbol y me miré la herida, que manchaba mi pantalón de sangre cada vez más. Me solté del tronco y empecé a cojear por el bosque, siguiendo mi instinto. Y llegué hasta mi casa, donde se encontraban los coches de los demás.

Respiré profundamente aquel aire que venía hacia mi, sabiendo que todos estaban allí. Me escondí detrás de un árbol y resbalé por este hasta llegar abajo. Mi coche estaba allí y sentía la necesidad de cogerlo. Mis ojos se cerraron de nuevo, sabía que tendría una pesadilla, pero necesitaba dormir.

Al segundo alguien me agarraba del brazo y me movía de un lado a otro. Abrí los ojos para ver quién era, encontrándomelo sonriendo, con la misma ropa de siempre. Su pelo despeinado se movía por el viento, parecía tan real.

- Pensé que no volverías.

- Jamás te abandonaría, pequeña.- me estiró la mano.- Vamos, te ayudaré a levantarte.

- ¿A dónde vamos?

- A encontrar una forma de que vuelvas en sí.

- Un poco tarde, ¿No crees? Intento dormir, llevo días sin hacerlo y cuando cierro los ojos solo tengo pesadillas que parecen reales, me estoy volviendo loca, Jack.

- No, no lo haces, eres un lobo desorientado, solo eso, tu brújula se ha roto.

Lo miré durante unos segundos hasta que decidí agarrar su mano. Él tiró de mí hacia arriba y me levanté del suelo. Mi pierna no dolía tanto como antes, así que dejé de cojear tanto y empezamos a andar hacia dentro del bosque de nuevo.

- ¿Qué me está pasando, Jack?

- Si no lo sabes tú...

- No quiero ver a nadie, me duele todo mi cuerpo y no sé que hacer...me siento perdida.- dije y le miré, él solo sonrió mirando hacia delante.

- Te lo he dicho, solo eres un lobo desorientado.- paró y agarró mi otra mano poniéndose en frente de mi.- Sólo necesitas llamar a la manada, a tu manada.

Le miré en silencio, él asintió con la cabeza despacio y sonrió de nuevo. Parpadeé y ya no había nadie en frente de mí, pero podía sentir mis ojos rojos y los colmillos saliendo entre mis dientes. Cerré mis manos y las abrí con fuerza, apareciendo las garras de siempre. Relamí mis colmillos hasta su punta, notando lo afilados que eran. Y miré el reflejo de un charco cercano.

La marca de perro salvaje seguía allí, mi cara estaba llena de tierra y mi pelo de hojas, además de tener la ropa rota y sucia. Sonreí mirando mis ojos y me agaché, sintiendo la tierra en mis manos. Miré hacia abajo y luego levanté la vista, sintiendo mis ojos brillar como un alfa poderoso, como "La Salvaje".

Respiré hondo y lo solté mediante un gran rugido. los pájaros escondidos en los árboles empezaron a volar. Cerré mi boca al terminar de rugir y sentí la herida cerrarse. Sonreí y escuché un rugido al otro lado del bosque. Me levanté mirando desde provenía y la vi, era la niña que casi murió cuando la manada de Damien seguía viva. Era más alta que antes y su pelo rubio estaba más largo y rizado que antes, además de que sus ojos amarillos se notaban más y los colmillos eran más grandes. Sus padres iban detrás.

Escuché otro rugido desde otra parte y luego otro y así hasta que la manada se reunió conmigo, solo faltaba Ted y Max. Los miré detenidamente a todos y vi a Jack apoyado en un árbol a lo lejos sonriéndome con sus ojos amarillos.

- Alfa.- dijo uno de mis betas y todos se arrodillaron, rodé los ojos pero no dije nada.

- Tengo que hablar con vosotros.- dije seria y levantaron su cabeza.- He roto las normas de alfa, debo dejaros y tenéis que hacer que mi hermano sea alfa.

Todos me miraron confusos, pero a lo lejos, ahí estaba Jack sonriendo con los brazos cruzados, observando y oyendo que decía. Le miré, sin saber qué más hacer y él asintió lentamente con la cabeza, diciendo que debía proseguir.

- ¿Cuál es esa norma?- dijo la niña.

- ¿Cuál es tu nombre?- pregunté y ella sonrió.

- Soy Alice, alfa.

- Encantada Alice, pues verás.- tomé aire y miré a Jack, en su mirada veía orgullo, supongo que por lo que diría.- A veces, dos personas no son del distinto bando.- me agaché a su altura y sonreí levemente.- pero no les importa y se enamoran perdidamente, tanto que sin darse cuenta uno de sus actos produce algo no previsto.

Toda la manada sabía de que hablaba, de un embarazo de alguien que no era de la manada. Miré a su madre, la conocía desde pequeña, era una gran amiga de mi padre, su mejor amiga. Ella sonrió levemente y luego miré a la niña, esperando al final del cuento.

- Y lo que han hecho, hace que ellos dos se separen, aún amándose y al final, la chica del cuento debe dejar su bando, para no tener problemas y al chico, por miedo, así que ella solo decide buscarse otro lugar donde esconderse de aquello peligroso que lo rodea, aunque eso signifique no ver más a Alice.

- Es un final triste.- dice ella y la miré durante segundos.- La chica debería esconderse con el chico.

- Alfa.- uno de las betas, Astrid, una de las más inteligentes.- ¿Se irá?

- Es mi deber, mi castigo.- la miré y me levanté.- Mi hermano es de mi misma sangre él tendrá...

- No.- dijo Eric.- No queremos a Ted, te queremos a ti, Thalia.- Eric, ojos verdes, pálido y de cabello castaño, de mi estatura, iba conmigo a cazar siempre.- Eres nuestra alfa, salvaste a mi madre de aquel despiadado alfa y nos salvaste de la manada de Lobos Oscuros.

- No a todos.- dije y miré a Jack, que estaba cabizbajo.

- ¡Jack dio su vida por su alfa! Y nosotros damos la nuestra ahora, no nos importa si vas a tener un hijo con alguien que no es de la manada, solo nos importa que nos protejas, que seas nuestro alfa.

Los miré a todos después de las palabras de Eric, esperando que alguno se negara como contaba al principio. Pero nadie hizo nada, todos asintieron con la cabeza y sonriendo se volvieron a arrodillar ante mi. Miré a Jack a lo lejos sonriendo, él se quitó del árbol y empezó a caminar a otra dirección con sus manos ahora en los bolsillos de su pantalón.

Tome un gran respiro y rugí de nuevo, ellos me siguieron al minuto y sentí como mi mente se relajaba, mi cuerpo ahora ya no tenía fría, volvía a ser yo, volvía ser el alfa, a ser "La Salvaje" de verdad.

Dark Wolves (Theo Raeken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora