Capítulo 40

1.3K 96 0
                                    

Sonreí mientras corría por el bosque, hacía tiempo que no corría junto a la manada así. Ted iba detrás de mí, pero Jack iba con su hermano un poco atrás enseñándole que hacer para esquivar árboles y rocas grandes. Los betas saltaban entusiasmados, era una gran noche, se sentía que mañana era el último día en el que tendríamos que vivir como humanos, después volveríamos al bosque a ser lobos con aspecto de persona.

Ted cayó en el barro, yo salté el charco y seguí corriendo. Llegué hasta una gran roca y me subí en ella, aún corriendo pude saltar con fuerza y agarrarme a una rama de un árbol, solté mis manos y caí agachada sujetando mi cuerpo solo con una mano, era una posición perfecta. Levanté mi mirada y seguí corriendo sintiendo a Ted de nuevo detrás de mí.

Llegué al pequeño barranco donde me caí cuando estaba con Theo convertida por primera vez y sonreí mientras lo saltaba. A Ted le costaba más, ya que no tenía fuerza para saltar por las heridas de su pierna que se hacía jugando con la manda antes de empezar a correr.

Escuchaba gruñidos cercanos y sabía que eran de Maximus. Frené poco a poco y miré a Ted. Él sabía que iba a hacer, despistaría a Maximus alejándolo de la manada y é tendría que correr a otra dirección, la manada le seguiría pensando que yo estoy delante de él. Ted empezó a correr hacia la derecha y viendo como se iba y se acercaba la manada, salí a correr a la izquierda.

Salté algunos arbustos sintiendo a Maximus detrás de mí. Subí a uno de los árboles de nuevo y me sujeté con mis dos manos de una gran rama, quedando colgada mientras que Maximus se quedaba confundido en la posición perfecta para que cayera encima suya. Solté las manos y las coloqué de tal forma que clavaría las garras en su espalda, y así lo hice.

- Te dije que no estuvieras en mi bosque, amenazando mi hogar y mi manada.- dije susurrando en su oído y se movió molesto, clavé las garras más profundo.- Shh, ahora sabes que voy en serio, así que lárgate, que tengo cosas mejore que hacer que cuidar de un beta egocéntrico y egoísta.

Solté su espalda y desaparecí, volviendo a donde estaba mi manada. Seguí el rastro y cuando los divisé, pasé por su lado escondida para llegar hasta donde Ted, él me sonrió al verme y yo me puse delante de él, como si nada hubiera pasado.

Al siguiente día, desperté en medio del bosque con hojas en mi pelo y tierra por toda mi cara. Tenía la mano en la cara de Ted y la otra en la mía, la pierna derecha estaba subida a una pequeña roca y la otra se cruzaba con esta en la pierna, siempre que me despertaba después de los rituales tenía posturas raras. Moví a Ted para que se despertara y me levanté. Esperé a que abriera sus ojos para ayudarle a levantarse y nos fuimos de allí, Jack y Max no estaban, al igual que la mayoría de mis betas.

Caminamos hasta casa, ahí dejé a Ted, diciéndole que aún no volvería a casa, que lo haría cuando esto terminase y solo vería a la manada de Scott en el instituto o a Theo en la calle. Me fui por el pueblo caminando a paso lento, quitaba las hojas de mi pelo y como acababa de amanecer, nadie estaba despierto. Sí, después de ver que el sol sale y rugimos para despedir a la luna, nos tumbamos en la madriguera y dormimos allí durante algunos minutos para no estar cansados, pero siempre lo estamos.

No sabía a dónde ir, así que fui a casa de Scott. Toqué la puerta dos veces y nadie respondía, bufé y volví a tocar. Después de segundos en la puerta esperando apareció Scott medio dormido y de nuevo sin camiseta. Me miró confundido, supongo que por las pintas que llevaba. Yo solo sonreí y me dejó entrar.

- ¿Qué haces a estas horas aquí?- dice con voz de recién despertado.- Te he dicho que puedes quedarte el tiempo que quieras, pero si vas a aparecer a la hora que quieras duermes en el porche.

- Entendido, papá.- dije divertida.- ¿Tienes ropa para que me cambié?

Él sonrió divertido o más bien como un psicópata mientras asentía con la cabeza y le miré con miedo. Después de eso me dio una de sus camisetas largas y unos pantalones de pijama, era su pequeña venganza, vestirme como él.

- Dormirás en el sofá.

- ¿En serio?

- No te dejaré la habitación de invitados, has llegado tarde.

- Scott, ni se te ocurra llevarme a dormir al sofá.

- Es verdad.- sonreí aliviada.- Primero dúchate y quitate todas las hojas y la tierra que tengas, después al sofá y no hables alto, mi adre sigue dormida.- bufé mientras me llevaba al baño a rastras.

- Ponte una camiseta, McCall, o te desgarraré el torso.

Escuché como reía mientras cerraba la puerta del baño y bufé abriendo el grifo. Cuando terminé salí y me encontré con Melissa en frente, dio un salto hacia atrás al verme y chocó con la pared tocando su pecho, Scott apareció corriendo al escuchar su grito.

- ¡Thalia! ¡¿Qué haces duchándote ahora?!- dice tranquilizándose.

- Te dije que no hablaras alto, la despertarías.- Scott me miró serio, como si fuera mi padre regañándome.

- No he hablado, lo aseguro.- puse mis manos delante en señal de defensa.- Habrá escuchado el grifo.

- Hey.- miré a Melissa, que estaba igual e seria que Scott, de verdad, parecían mis padres.- Te he hecho una pregunta, casi me da un ataque al corazón.

- Acabo de llegar y tu hijo me ha dado este pijama y me ha mandad al sofá como venganza por las horas a las que llego, que es la de siempre.

- Scott.- ahora Melissa le miraba a él y tenía cara de cachorrito, reí levemente y me miró mal.- Dormirá en la habitación de invitados y tú.- me señaló.- Te haré unas llaves para que entres sin hacer ruido y despertar a toda la casa, ahora dejarme entrar al baño.

Scott gruñó y Melissa entró al baño, le miré divertida y él solo fue a su habitación cerrando la puerta a su paso. Yo fui a la de invitados y me dormí en la cama. Estas eras todas mis mañanas en casa de los McCall.

ׁ

Dark Wolves (Theo Raeken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora