Capítulo 38

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Golpeé el saco de nuevo, soltando más polvo que antes. Lancé mi pierna al aire con fuerza, tirándolo al suelo y abrí mi boca soltando el aire que había cogido antes del salto. Miré a Zeus y sonreí haciendo desaparecer mi posición de lucha.

- Te toca, no creo que lo hagas mejor.

- Es tan fácil hacerlo mejor.- dijo sonriendo mientras pasaba por mi lado.

Me senté en el banco de madera junto con Ted y Dalila y Zeus puso otro saco. Escuché un par de golpes flojos y luego un gran estruendo, el saco había caído al suelo. Miré atónita a Zeus que me sonreía con orgullo.

- Idiota.- dije levantándome y colocando otro saco más duro.- Prueba otra vez.

Ted me miró divertido mientras Dalila seguía hablando y me apoyé en la pared, observé en dos segundos como volvía a caer al suelo y como Zeus volvía a salir victorioso de nuestra competición de fuerza.

- Te odio.

- Me amas.- él sonrió y empecé a reír buscando otro saco para mi.- Este era el último y el más fuerte, pruébalo.

Le miré por un corto tiempo y sonreí. Él colocó el saco y me puse en frente de este. Respiré profundamente y puse una pierna más delante de otra, con mis puños delante de mí.

- No pongas una posición de defensa, gastas energías y es un saco, no te puede hacer daño.- escuché su risa detrás de mí y negué divertida.

Di un golpe con mi mano moviéndolo de adelante a atrás y di con mi pie en el medio de este, haciendo que caiga. Giré mi cabeza hacia atrás y sonreí aún más, él hizo lo mismo negando con la cabeza y cruzando sus brazos.

- Touché.- dijo mientras volvía con los demás.

Salí de la sala después de eso buscando a Theo, desde ayer a la noche no lo veo y lo echaba de menos. En cambio, encontré a todos menos a él.

- ¿Aún nada?- preguntó Scott y negué.- Buscamos afuera, vamos, rápido.

Los dos fuimos hasta el agujero y salimos convertidos, para encontrarlo más rápido. Caminé unos metros, intentando oler su rastro, pero solo escuché unos ronquidos en el Jeep de Stiles. Gruñí y Scott se puso al otro lado del coche, agarré con fuerza la puerta y después de una profunda inspiración, la abrí con fuerza. Theo estaba dormido en el asiento del conductor.

- Está aquí, Scott.- él vino hacia mi.- Él idiota está aquí.

Scott rió levemente y me acerqué a su rostro. Por las mañanas solía levantarlo a besos, pero esta vez le haría pagar por el susto que me ha dado al no encontrarlo y pensar que le ha vuelt a pasar lo mismo que la otra vez. Levanté la palma de mi mano y sin mucha fuerza la estampé en su mejilla, haciendo que se levantara sobresaltado.

- Buenos días, cariño.- sonreí y me miró confundido.- Levanta, idiota.

- ¿Ha pasado algo?- preguntó saliendo del coche y los dos negamos.- ¿Entonces?

- Me has asustado.- dije.- No te encontraba y pensé que volvías a estar por ahí herido en alguna parte del desierto.

- ¿Qué narices hacías en el coche de Stiles?- preguntó medio enfadado Scott.- En mi coche.

- Vale, vale, lo siento, me cansé de estar bajo tierra y cuando salí di una vuelta, me perdí pero conseguí volver y estaba muy cansado, demasiado como para bajar y buscar mi habitación, preferí quedarme aquí.

- Te pudo pasar algo, idiota.- dije abrazándolo.

- O a mi coche.- dijo Scott y yo sonreí divertida, en cambio Theo le fulminó con la mirada.

- Volvamos adentro.- dije cortando el momento incómodo y tiré de la mano de Theo hacia adentro.- Gracias Scott por ayudarme.

Él sonrió y desapareció. Me puse delante de Theo, con el ceño fruncido y el rostro serio. Él me miró apenado y yo negué, le haría sufrir lo que él me ha hecho sufrir a mí.

- Vamos, solo un beso.- dijo caminando detrás de mí.

- Ni lo sueñes, Raeken.

- Sólo uno.- seguí caminando sin mirar hacia atrás.- ¡Lo siento!

- No me valen tus disculpas.- me giré quedando enfrente de él.- Eres un idiota, no pensaste que me preocuparía por ti en ningún momento.

- Está bien, lo siento.

- ¡Eres un idiota!- grité de nuevo.

- ¡Ya lo has dicho!- gritó de vuelta y bufé, volviendo a caminar.- ¡Thalia, espérame!

- Ni de coña, Theo.- abrí la puerta de mi habitación y la quedé entre abierta antes de cerrarla.- Vuelve al coche.

Vi su cara molesta antes de cerrar la puerta con fuerza y suspiré. Me di la vuelta y anduve unos centímetros lejos de la puerta, pero me di la vuelta cuando escuché como esta se abría con fuerza, encontrándome con los labios de Theo. Agarró mis muslos, levantándome del suelo y enredé mis piernas en su cadera. Caminó, dando antes una patada a la puerta cerrándola, hasta la cama y caímos en ella aún besándonos.

- ¿Me perdonas?- preguntó separándose de mí.

- Claro que sí, tonto.- sonreí y él hizo lo mismo.

- Para de insultarme, por favor.- reí levemente y él negó con la cabeza divertido.- Aunque me gustas más cuando lo haces.

- ¿Así?- reí más fuerte y él hizo lo mismo.- Pues te quiero mucho, idiota mío.

Él sonrió aún más, haciendo que sus ojos se entrecerraran y en ellos aparezca un brillo especial que hace tiempo que no veo. Se acercó de nuevo, uniendo sus labios a los míos de nuevo y poco a poco y con suavidad, sentí sus manos subiendo mi camiseta y rozando las yemas de sus dedos con mi piel, erizándola.

Dark Wolves (Theo Raeken)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora