| one shoots |

| 087 | Shawn Mendes

• Shawn POV •

Llego a la cafetería con una sonrisa en los labios y un ramo de flores.

Se supone que esta es la hora menos transitada de la cafetería, por lo que no habría problema para que Lenox se tomara unos minutos.

Gran error, pensé cuando entre a la cafetería y esta estaba a reventar. Gente en cada mesa y unos cuantos más esperando de pie. Incluso estaban los meseros que llamaban de emergencia cuando había demasiada gente.

Suelto un bufido y mis ojos encuentran a Lenox. Su cabello oscuro está en un moño y varios mechones se desprenden de el, sus mejillas están sonrojadas y luce hermosa en su uniforme. Se mueve rápidamente entre varias mesas tratando de acatar todas las órdenes y pedidos.

— Buenas tardes, lo siento mucho, pero habrá bastante tiempo de espera si quiere una mesa.— un hombre me indica parándose a mi lado, supongo que solo quiere que me mueva de en medio y me coloque en la fila o simplemente que me vaya.

— No se preocupe.— le sonrío y me encamino hacia la barra, parece que él va a hablarme de nuevo pero yo ya me he ido.

— Oh, Shawn. Hola, cariño.— Donna me saluda mientras sirve café en una taza. Sé que ella también es mesera pero por lo agitada que está la demanda seguramente los demás la han colocado a que este pendiente de la barra junto con otras personas más.

— Hola, Donna. ¿Día difícil, eh? — ella suelta un gran suspiro y yo río mientras entro con ella detrás de la barra.

— Siempre pasa cuando hay un día libre de trabajo. Por supuesto lo último que la gente quiere hacer es cocinar.— asiento observando a toda la gente llenando la cafetería.— Ese es un buen ramo.

Bajo la mirada al arreglo de flores en mis manos y sonrío. Todas las flores favoritas de Lenox envueltas y juntas. Ella lo había estado mencionando en varias ocasiones ahora que tiene clases avanzadas de Biología en la escuela, y para mí era un placer escuchar todo lo que ella decía.

— Espero que le gusten.— trato de encontrarla con la mirada pero me es imposible a primer instancia.

— Cariño, tú podrías solo regalarle esos pequeños paquetes de azúcar que están sobre la barra y ella se lanzaría hacía ti.— suelto una pequeña risa y bajo el ramo a los estantes detrás de la barra esperando que este no se arruine.

Sigo conversando con Donna por qué el que Lenox no se haya ni siquiera acercado a la barra es señal de lo ocupada que está. Normalmente después de tomar cada orden o esperar a que la comida estuviera lista, ella venía y hablábamos aquí. Era aquí por qué era el lugar donde yo estorbaba menos. Eso sucedió desde la primera vez que vine por ella, solo días después de nuestro primer encuentro, solo que esta vez sin toda mi caravana de hiperactivos amigos.

— ¡Dios! Jamás había visto tanta gente junta en mi vida.— Lenox finalmente se acerca a la barra y suelta un gran suspiro, sus ojos me encuentran y sonríe, no puedo evitar sonreírle de vuelta inmediatamente. Ella entra en la barra y rodea mi cuello con sus brazos llevando sus labios a los míos.— No, esto no es para nada profesional.— dice entre mis labios cuando ya he sujetado su cintura y alargado el beso.

— Nadie va a delatarte.— era increíble lo unidos que eran todos aquí, pero aún así ella niega y se aleja de mis brazos.