| one shoots |

| 118 | Thomas Brodie-Sangster

— Esto se te ve espectacular.— pasa la bufanda por el cuello de él solo para después anudarla.

— Si. Bonito color.— contesta desinteresadamente. Repentinamente siento la mirada de Thomas en mi. Doy un salto de la pequeña silla donde yo esperaba.

— ¿Está bien si los espero en la cafetería?

— Sadie, prometiste que me ayudarías a encontrar un par de botas de nieve que sean bonitas.

— Tienes a Thomas, él te dirá lo bonitas que son.— Crystal me da una mirada pero al final solo suelta un suspiro y asiente.

— Esta bien, te veremos en un rato.— evito la mirada de Thomas a toda costa.

— No tarden, aún tengo cosas que hacer.— trato de apurar a la incómoda situación. Crys asiente y toma la mano de Thomas.

— Vamos, amor.— ella termina por jalar de él hacia la siguiente sección de ropa. Sus ojos no abandonaron mis movimientos en ningún momento y eso me puso sumamente nerviosa. Esa mirada fue la que nos colocó en este embrollo para empezar, si él no me mirara de esa manera yo no hubiera desarrollado sentimientos hacia él. Y nada de esto estaría pasando ahora. Nada habría pasado en nuestra fiesta de Navidad hace unos días, pero pasó. Y no había vuelta atrás.

Veo a mi hermana desaparecer por el largo pasillo y tengo que retener el nudo en mi garganta.

Me estoy ahogando.

Bajo las escaleras eléctricas en un tiempo prácticamente récord. Me coloco en una mesa alejada dentro de la cafetería del centro comercial.

Mi cabeza se sostiene con mis manos. Duele y me siento débil. De repente la silla en frente mío es ocupada. Levantó la mirada lentamente.

— ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Crystal?

— ¿Por qué me evitas?

— No lo hago.

— Ni siquiera puedes mirarme a los ojos.— me siento estremecer y subo la mirada nuevamente.

— ¿Qué quieres de mí, Thomas?

— Sabes lo que quiero.

— ¿Cómo puedes ser tan egoísta? — siento mi voz temblar y mis dedos se tocan nerviosos entre sí.— Estas en una relación, con mi hermana. Una relación de más de tres años.

— Una relación que ya no quiero.— suelto un bufido y niego.

— Hace unos momentos le decías lo mucho que la amabas.

— Tú sabes que...

— No haré esto.— me levanto bruscamente de la silla y comienzo a andar.

— Pero ya lo hiciste.— oigo su voz detrás mío. Mi caminata se detiene repentinamente. Giro solo para observar un mirada desesperada en sus ojos y su cabello rubio levemente despeinado.

— Y desearía nunca haberlo hecho.— murmuró y observo su expresión decaer. Da grandes zancadas hasta que queda en frente mío.

— Mentira. — niego varias veces y el toma mi rostro entre sus manos.— ¿Te arrepientes? ¿De verdad te arrepientes de haber estado conmigo?

— No fue correcto.

— Eso no responde mi pregunta, Sadie.