| 139 | Aaron Taylor-Johnson

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— Segunda parte —

— No, no, Allen. No lastimes a tu hermano.— aparto la pequeña mano de mi bebé del gorro de su hermano. Lleva más de diez minutos queriendo quitar el gorro azulado de sus oscuros cabellos. Parker lleva dormido más de una hora, por lo que ni siquiera ha notado que su gemelo lo ha estado intentando despertar desde hace ya varios minutos.

El ceño de Allen se frunce, ambos acaban de cumplir seis años y cada segundo qué pasa son más astutos y vivaces.

Escupe el dulce que tenía entre los labios. Le doy una mirada de reproche que le basta para ir por un pañuelo y recogerlo del suelo. Lo veo desaparecer hacia la cocina que es dónde se tira la basura.

Regresa y da unas cuantas vueltas por la sala hasta que corre hacia mi, que estoy sentada en la alfombra, y se deja caer en mis brazos mientras ríe.

No es difícil adivinar quien es el hermano tranquilo y paciente y quien es al que requiero perseguir por toda la casa.

Suspiro cuando observo el reloj en mi muñeca. Aaron prometió estar en casa cerca de las 6 de la tarde para ir a conseguir nuestro árbol de navidad.

Son las 8 de la noche y no ha llamado.

Deje de preocuparme hace tiempo, cuando llamaba a su oficina nerviosa de que algo pudiera haberle sucedido fuera del trabajo, solo para que su equipo y asistentes me dijeran que simplemente no habían terminado su jornada laboral a pesar de que el reloj marcara altas horas en la noche.

Los gemelos ya tenían su atuendo de invierno puesto, Allen ya se había quitado y puesto el gorro y los guantes al menos tres veces. Parker se había quedado dormido después de las 7.

— ¿Mamá, iremos hoy por el árbol? — Quinzel baja las escaleras con su saco rosa y una bufanda púrpura.

— Ese es el plan, cariño.— levanto a Allen del suelo mientras este trata de huir de mis brazos.

— ¿Papá no podría alcanzarnos?

— Dijo que iríamos juntos.— aparta el flequillo de sus ojos y me da una mirada.

— Mamá...— su tono es bastante específico. Lo ha sido desde que cumplió trece y su teléfono celular se convirtió en su mejor amigo.

— Vamos, ayúdame a colocarle la ropa de invierno a Allen— ella rueda los ojos y recoge los guantes verdes con rayas amarillas del suelo. Se los coloca a su hermano que ha vuelto a tratar de despertar a Parker. En esta ocasión lo ha logrado.

— ¡Quieto, monstruo! — le dice mientras trata de colocarle el abrigo. Parker se une rápidamente al forcejeo y trata de escalar sobre la espalda de su hermana mayor mientras esta sigue tratando de colocarle el abrigo a Allen.

— Voy a vender a uno de ustedes por internet. Mamá y papá no lo extrañarán por que tendrán otro igual en casa. ¿Quién de ustedes será? — Allen y Parker se miran alarmados mientras se empujan el uno al otro. Corren hacia mi y sujetan mis piernas.

— Quin...— advierto dándole una mirada. Ella rueda los ojos y se deja caer en el sofá con su teléfono celular entre los dedos.

Allen toma el brazo de Parker y ambos comienzan una carrera por toda la sala de estar. Suelto un gran suspiro y saco mi teléfono de los bolsillos de mi pantalón.

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