| one shoots |

| 057 | Grant Gustin

— Abigail, ¿podrías dejar eso y ayudarme por favor? — pregunto desesperada con la gran caja que traigo en las manos mientras observo a mi mejor amiga con su computador portátil en las piernas mientras ignora el hecho de que posiblemente esta caja pese más que yo.

— Dios, Priya. Lo siento.— Abigail ríe un poco y deja caer el artefacto en la cama mientras se acerca a ayudarme a introducir la caja en nuestro dormitorio, la cosa es sencilla, siento que el dormitorio universitario es demasiado monótono y creí que con unos cuantos muebles de color se vería mejor y con más vida.

— ¿Que hacías con eso, que casi permites mi muerte? — le pregunto señalando la laptop mientras comienzo a sacar las partes de madera de la caja.

— Nada, ya sabes, mi inminente lado fanático no me permite evitar todos los sitios online celebridades.

— De chismes, es lo que quieres decir.— contesto con una pequeña sonrisa solo para lograr el rodeo de ojos de mi mejor amiga.

— Si no fuera por estos sitios de información no sabría que Grant Gustin al fin ha terminado con la bruja de su novia, dicen que la muy perra lo ha engañado y demonios ¿que sería del mundo sin mis actualizaciones diarias en Twitter?

— No estas curando el cancer, Abi.— río y ella no puede evitar soltar una carcajada también. Después señala hacia las partes del pequeño mueble que ya he sacado.

— Eso luce bien, ¿donde encontraste colores así para un escritorio? Amo que seas de la India, ¿quien más tiene una habitación como la nuestra, Priya? ¿O quien más se ha llenado de cultura tanto como yo? Exacto, nadie.

— Me alegra ser de conveniencia para ti.— ella me lanza uno de sus pequeños almohadones y río cuando se lo lanzo de regreso.

Ya he sacado todo, pero aún así necesitaré ayuda para armarlo y si no se trata de alguna investigación extensa sobre alguna celebridad, Abigail no será de mucha ayuda, además de que faltan algunas piezas para armar todo el mueble.

— Regresó pronto. Pasaré por algunas cosas.— Abi asiente hacia mí sin apartar sus ojos de la computadora y yo niego mientras salgo de la habitación.

Estas cosas enloquecen a Abigail y me es muy difícil entender porqué. Quizá si hubiera vivido aquí la mayoría de mi vida pudiera estar más en sintonía con ella, pero había estado un poco ocupada tratando de conseguir una beca norteamericana.

Nací y me crié en Delhi, India. Y a pesar de que no tuve la niñez más cómoda, fui bastante feliz. Pero convencida a la idea de que quería llegar a grandes cosas en mi vida logre una beca en una universidad de Florida, conocí a Abigail y a todas sus extrañas costumbres, qué aunque eran extrañas, me ayudaban a lidiar con el sentimiento de todo lo que deje.

Comencé a caminar por una calle bastante transitada, había gente deteniéndose a la mitad del camino y formando un círculo en lo que parecía un espectáculo, mi curiosidad primaria gano y no pude evitar ir a ver que era lo que la gente admiraba.

Mi corazón se detuvo un segundo cuando reconocí la música, una sonrisa se plantó en mis labios y me hice espacio para colocarme lo más delante que pudiera.

En el centro habían un grupo de bailarines vestidos en particulares prendas amarillas, rojas y azules; por supuesto fue la música de Bollywood la que hizo mi corazón detenerse. Los bailarines comenzaron a salir de su elaborada formación y comenzaron a tomar gente que estaba mirando para adentrarla al baile. Sonreí enormemente cuando uno de ellos tomó mi mano. Todo era tan bello y colorido. Ya había bastante gente bailando, entre ellos el chico que estaba a lado mío, su rostro era terriblemente familiar para mí pero no podía lograr identificarlo. Sentí sus ojos encima mío y no pude evitar mirarlo también.