Capitulo 5

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Pasaron 5 años desde que me mudé de Beacon Hills. En estos años pasaron muchas cosas. Tuve al pequeño Dylan y me dediqué de lleno a cuidarlo. Conseguí un trabajo en una cafetería donde me dejaban llevar a mi hijo y cuidarlo mientras trabajaba. Por suerte me hice amigo de los dueños. Me trataban como un hermano siempre.

Pero ya ha pasado una semana desde que recibí un llamado de mi papá diciéndome que tenía que volver a mi hogar porque me extrañaba. Al menos por dos meses. Y que luego podría desaparecer de nuevo.

Realmente extrañaba a mi padre y a mis amigos, pero tenía miedo de encontrarme con Derek. O que Derek sepa que tenemos un hijo en común.

Dylan solamente me preguntó dos veces por su padre biológico, y siempre le digo que cuando tenga edad lo podrá conocer. Y la reacción de él fue la que esperé. No me pregunto más por Derek y siguió su vida normal.

Pero ya era hora de enfrentar al lugar que fue testigo de mi tristeza.

Cuando ya tuve todo el coche listo, tomé a mi hijo y tomamos marcha a Beacon Hills. Dylan estaba muy contento de ver a su abuelo ya que solo tuvo una oportunidad de verlo. Y tenía ganar de jugar con su primo Jack, el hijo de Lydia y Jackson. Ellos siguieron juntos y muchas veces me visitaron pasando las fiestas conmigo lo cual me ponía muy feliz.

Comienzo a ver las pequeñas edificaciones de mi antiguo hogar y siento la nostalgia subir por toda mi columna. Podía ver la casa donde nací y crecí. La que fue testigo de mi único amor. La que fue testigo de todos mis sentimientos.

—Hijo – Dijo mi padre cuando me vio bajar del coche – ¡DYLAN! – Exclamó fuerte cuando vio a su nieto. Este corrió hasta los brazos de mi papá.

Entramos a la casa y subí a mi antigua habitación. Dejé todo el equipaje y me senté en donde era mi antigua cama.

—Papá, dice el abuelo que bajes a comer.

Corriendo detrás de mi hijo pude sentir el olor a comida chatarra que salía de la cocina. Siempre mi padre tuvo obsesión por la comida que dañaba al cuerpo. Tendría que cambiar eso al menos por el par de meses que me quedo en Beacon Hills. No quiero perder a mi padre todavía. Él es muy joven y merece vivir la vida a pleno como lo estoy logrando yo. O al menos así lo siento.

La pizza estaba sobre la mesa cortada. Tenía jamón, huevos y cebolla. Un toque de orégano y pimientos rojos y verdes por encima. Dylan ya estaba agarrando una porción y mi padre estaba por hacer lo mismo. Me senté en la mesa y los miré un largo rato. Eran tan iguales que dolía. Dylan era el calco vivo de Derek Hale. El fantasma del amor de mi vida nunca desapareció de mi mente. Siempre que veo a mi hijo puedo recordar cada momento vivido con su padre.

—Esta tarde iré por comida decente. No comeré pizza por el resto de los días que me quede aquí.

—Yo quiero comer pizza siempre abuelo – Gritó Dylan.

—Tu cállate – Reproché y seguimos comiendo.

Cuando terminé de lavar todos los platos decidí ir al supermercado para cambiar los hábitos alimenticios en el hogar de mi padre.

Cambié a Dylan y nos marchamos a comprar toda la comida. Quería que mi papá cambie eso. Y estaba decidido a lograrlo.

El supermercado era uno de los más grandes de la ciudad. Entré con un carrito y buscaba todo lo que quería. Vegetales, verduras, azúcar light, y un par de cosas más.

—Papi ¿Puedo buscar mis cereales favoritos? – Me preguntó Dylan haciendo ojo de perrito triste a lo cual sabe que no me resisto.

—Claro que si hijo, y de paso trae la leche para comerlos en el desayuno. No pienses que te los dejaré comer solo.

—Puedo intentarlo – Gritó mientras corría a por los cereales.

Busqué artículos de limpieza para ordenar todo. Mi padre al ser el sheriff no tenía mucho tiempo para la limpieza y siempre odió a las empleadas domésticas por el simple hecho de que la única que tuvimos nos robaba muchas cosas del hogar.

Trapos, lavandina, desodorante. Todo estaba en el chango.

Me di vuelta sin ver si alguien había alrededor mío y sentí un fuerte golpe en mi cintura. Había chocado con alguien.

—Lo sien... – Mi voz se cortó cuando vi a la otra persona que me miraba con los ojos abiertos.

—Stiles...

Derek me miraba de arriba abajo. Sus ojos viajaban por todo mi cuerpo y pude notar una mueca de tristeza en su rostro bien formado. Sus pupilas se dilataron un poco y remojó sus labios pasando su lengua por ellos.

—Hola Derek – No sé de dónde saqué fuerzas para que las palabras salgan de mi garganta.

Cruzamos nuestras miradas por un segundo.

—Derek, ahí estas – Jennifer llegó hasta donde estaba el ojiverde y lo tomó del brazo. Me miró confundida y esbozó una sonrisa – Hola Stiles, tanto tiempo. Me alegra que estés de nuevo en Beacon Hills.

—¡PAPI! – Dylan llegó corriendo a donde estaba yo y me abrazó fuerte – Pensé que me habías dejado solo en el supermercado.

—Claro que no hijo, estoy aquí. Hablaba con un viejo amigo y su novia.

—Esposa – Corrigió Jennifer.

Y mi cuerpo se tensó por completo. ¿Se habían casado? ¿Derek decidió dar el mayor paso con Jennifer? ¿Acaso siempre se avergonzó de mí? Lo miré y él solo posaba su mirada en mi pequeño hijo.

—¿Tienes un hijo? Que bonito es. Mira Der, tiene tus ojos. Yo pensaba que eran únicos – Jennifer adulaba a Dylan y miraba a su esposo.

—Si me disculpan tengo que volver a mi casa, mi papá me debe estar esperando. Espero que su matrimonio siga en perfectas condiciones y que nunca nadie interfiera en el medio.

Escupí las palabras ya que el odio comenzó a brotar en mi interior. Derek siguió sin aportar ninguna palabra. Solo se dedicaba a mirar a Dylan.

Me dirigí rápido hasta la caja, pagué todo y me marché a mi casa.

Cuando llegamos Dylan corrió con mi papá y yo solo subí hasta mi habitación. Apoye mis codos y junte mis manos. Las primeras lagrimas no tardaron en salir.

¡SOLO QUIERO AMOR! (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora