Capitulo 14

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Derek

No podía creer que mi Stiles estaba con el idiota de Theo Raeken. Tanto había luchado para que el rubio se alejara de él y ahora prácticamente comían del mismo plato. Tengo que tratar de controlar mis celos. El castaño se acercaba a donde estaba yo con una sonrisa de oreja a oreja. Hace mucho tiempo que no lo veo de esta forma. Tan feliz. Recuerdo las primeras citas con Stiles. Sonreía por todo. Suspiraba de satisfacción por todo. Hasta un lobo se daría cuenta de lo que cruza por la mente de Stiles Stilinski alias El pequeño libro abierto de Beacon Hills.

Theo se estaba alejando caminando. Mis ojos no podían quitarse de la espalda de este. Odiaba con todo mi corazón que esté cerca del castaño. Creo que no le quedó claro en la secundaria que se aleje de las cosas ajenas. Porque definitivamente Stiles seguía siendo mío y de nadie más.

—Hola Derek ¿Cómo estás? ¿Ya lograste calmar tus celos? – Esta última pregunta de Stiles me dejó desconcertado. Lo miré y pude ver una media sonrisa en su rostro. El maldito lo estaba disfrutando. Dios, si mi corazón no se alterara como lo hace seguramente ya estaría recibiendo un par de golpes míos.

—¿De quién tendría celos Stiles? ¿De Theo? Ese es tu sueño – Respondo demostrando superioridad.

Stiles cambia su cara drásticamente. La media sonrisa desapareció como por arte de magia y bajó la guardia. Sus manos se relajaron mucho y solo miró a su costado.

—Deberíamos sentarnos a tomar un café u algo para charlar más tranquilos.

Yo asentí.

—Starbucks está a la vuelta de la esquina por si quieres. Por fin hay algo bueno en Beacon Hills.

Él sonrió.

—Tienes mucha razón – Dijo mirándome –. Recuerdo que nuestra primera cita fue en uno de esos restaurantes donde los roedores caminan en tu comida. Pero la pasamos excelente.

El recuerdo de ese día me vino como si fuera un balde de agua fría. Nuestra primera cita fue perfecta. Conseguí reservación en un restaurante del asco. Comimos un par de hamburguesas para luego ir a la casa del castaño y darnos nuestro primer beso. El mejor de todos. Cuando comenzamos a vivir juntos siempre dijimos que nuestra primera cita era asquerosa, pero logramos que sea única. Es algo que nunca se borraría de mi mente. En ese momento me di cuenta lo que era el amor. Le entregué mi corazón a Stiles y todavía siento que lo tiene.

Caminamos lentamente hasta dar con la cafetería. Nos adentramos para ordenar lo que queríamos.

—Quiero un café negro y... ¿Un Latte express? – Le pregunté. Sabía que era la bebida preferida del castaño. Era algo que nunca se borraría de mi mente. El asintió y ya echa la orden nos dirigimos hasta una de las mesas.

Nos sentamos y el silencio se hizo presente.

—Bueno – Stiles comenzó a hablar –, creo que deberíamos charlar del tema que nos compete: Dylan.

—Yo solo quiero compartir tiempo con el Stiles. Es mi hijo y ya me perdí cinco años de mi vida. Quiero que sepa que su padre se quiere hacer cargo. Además, podemos inscribirlo en el kínder de aquí y turnarnos para hacernos cargos de él. También me gustaría que haga algún deporte...

—Espera Derek – Stiles me interrumpió. Justo la empleada nos trajo el café. Me coqueteo descaradamente y luego se retiró.

—¿Qué sucede Stiles? – Pregunté dando un primer trago al vaso lleno de cafeína. El me miro temeroso e hizo lo mismo que yo. Se toco un poco la garganta como aclarándosela y luego me miró seriamente. No me latía que sería algo bueno.

—Yo no vine a quedarme a vivir a Beacon Hills.

Mis manos se tensaron. Apreté tan fuerte mi vaso de café que no me di cuenta que lo quebré. Todo el líquido se desparramó por todo el local. Mis ojos destellaban furia. No podía creer lo que Stiles me estaba diciendo. Me iba a alejar nuevamente de mi hijo. No dejaría que comparta momentos con el pequeño Dylan. La mesera se acercó a limpiar todo el desastre, pero yo no podía quitar los ojos de Stiles. No podía creer lo que estaba haciendo. Era una jugada extremadamente sucia.

—No puedo creerlo Stiles. Me alejaras de mi hijo. Quiero ser un padre presente y tu no lo permites.

—Mejor me voy Derek – Dijo rápidamente tomando sus cosas saliendo por la puerta. Afuera ya estaba anocheciendo entonces decidí seguirlo hasta su casa. Por poco casi lo pierdo de vista, pero pude notar su coche a algunos metros.

Lo seguí lentamente. Él se bajó en su casa y prácticamente salí corriendo para tomarle del brazo. Lo di vuelta fuertemente chocándome con su rostro con un par de lágrimas. Le miro con el ceño fruncido tratando de encontrar alguna respuesta en su rostro, pero solo pude ver tristeza y dolor.

—Déjame Derek, tengo que ver a Dylan.

—Necesito que hablemos Stiles. No quieras obligarme a hacer cosas que no quiero.

—¿Qué son las maravillosas cosas que no quieres que te obligue a hacer? – Preguntó fastidiado.

Le sostuve la mirada por un par de minutos.

—No me obligues a pedir la patria potestad de Dylan. Tengo los mismos derechos que tu Stiles. Si yo no follaba contigo no lo hubieras tenido. Aunque ahora lo dudo mucho, seguramente es hijo de alguno de tus tantos amantes.

—¿De dónde sacas todas esas idioteces Derek? Yo nunca te engañé. No sé quién te metió estas putas ideas erróneas en la cabeza. Seguramente la zorra de Jennifer. Vi su cara de satisfacción cuando los vi follando en mis propias narices.

—No la metas a ella en este asunto.

—Tú la metiste cuando comenzaste a engañarme con ella.

—Ahora no importa lo que pasó antes, solo quiero poder estar con mi hijo. Y si tu no lo permites tendré que acudir a fuerzas mayores. Y créeme Stiles que puedo hacer que no lo veas nunca en tu vida.

Un fuerte golpe comenzó a crecer en mi cachete. Stiles me había dado un puñetazo.

—No creas que sigo siendo el débil Stilinski que antes Derek. Eres un gilipolla. Pelearé por Dylan así me cueste la vida.

Las lágrimas corrían por su cara. Volvió a pegarme en el pecho. Hasta que una fuerza mayor hizo algo de lo que me arrepentí. Stiles estaba tirado en el suelo y me miraba consternado.

Había vuelto a pegar a Stiles.

¡SOLO QUIERO AMOR! (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora