the way you make me feel; Michael Jackson.

Quince.

1988, Miami.

El beso que me dio Michael en la noche de ayer, está causando mucho escándalo en todo el mundo, salimos en la prensa y en televisión, la gente no se lo esperaba, incluso yo no me lo esperaba, fue tan repentino. La mayoría de personas hablaban positivamente sobre nuestra relación, y otras no, decían que Michael es muy mayor para mi y blah blah, la edad no importa, lo que importa es la mentalidad.

Yo estaba casual en la piscina de mi casa junto a Michael, necesitábamos un día para relajarnos sin salir de casa. Hacía calor y era el mejor momento para estar en la piscina, tomábamos nuestro jugo de naranja, Dominick me tiene prohibido tomar bebidas alcohólicas, me trata como un bebé todavía, eso me hace saber que me quiere mucho ¿no?.

Salimos de la piscina, Michael tomó asiento en una silla de playa (quedas como acostado(?), sonreí maliciosamente cuando una gran idea se me vino a la cabeza, lo molestaré un rato, me senté en sus piernas, era la primera vez que me sentaba en sus piernas.

—Lo que haces está prohibido ¿sabes?

—¿Hacer qué? –le pregunté inocentemente–

—Sentarte ahí. –me dijo riendo–

—Ah, eso, que mal, porque no me moveré de aquí. –dije en un tono infantil–

—No me hago responsable si esto termina mal. –me dijo advirtiendo–

—Uy sí! Que miedo. –rodé los ojos–

—Bueh, que conste que yo te lo advertí. –me dijo advirtiéndome por segunda vez–

—Haceme tuya de una vez, boludo, ¿qué no vez? –le hablé en español, alta pena si le digo en el idioma que él entiende–

—¿Qué rayos? ¿qué acabas de decir? Hablame en un idioma que entienda. –me miró confundido–

—Nada, olvidalo. –le sonreí y besé sus labios–

—Okay. –me vio dudoso–

Yo reí, ay Michael, amo su inocencia. Para ser mayor, tiene la mente muy sana, o eso es lo que insinúa aparentar, pero él a mi no me miente.

Yo me acomodé bien sus piernas y me senté en su abdomen quedando frente a frente, le mostré una sonrisa coqueta. Me acerqué lentamente a él, y le di un beso en los labios, Michael poco a poco se levantó, quedando sentado en la silla, mis piernas estaban enrolladas alrededor de su cintura. Mis brazos estaban en su cuello, atrayéndolo más a mi, sus besos bajaron a mi cuello, mi punto débil... Yo gemí al sentir los húmedos labios de Michael en mis pechos, enrede mis dedos en su cabello y tiré mi cabeza hacía atrás. Las enormes manos de Michael estaban en mi trasero, y pegué un saltito cuando me dio una nalgada.

—Michael! Joder –gemí–

Ahora mordía mis pechos y los chupaba, este hombre hace maravillas con su boca, esto fue algo que jamás sentí, nadie había llegado a este extremo conmigo. Pero ese placer se convirtió en dolor, Michael se estaba excediendo, ahora me mordía fuerte y duele de puta madre.

—Michael, basta me lastimas –me quise apartar de él–

Michael no me escuchó y siguió haciendo lo suyo, ahora el dolor aumentó más, las mordidas eran con mas fuerza haciéndome llorar un poco del dolor.

—!Te dije que pares, por favor, me duele!
–le dije chillando–

Él paró de golpe y me vio asustado, rápidamente me cubrí los pechos, y suspire de alivio cuando paró.

—L-lo siento, me excedí mucho.... perdón
–me habló en un tono preocupado y nervioso–

—Tranquilo, todo está bien, no te preocupes cariño –besé su frente y lo abracé–

El cielo estaba oscureciendo, y ya era hora de entrar a casa.

—¿Me llevas cargada? –le pedí amablemente–

Michael solo se dedicó a darme una sonrisa y me cargó como princesa, amo a este hombre.