the way you make me feel; Michael Jackson.

Dieciocho.

1988, París.

Me levanté y era todavía de día, ¿o será qué dormimos mucho y es otro día? Sip, es eso.
El reloj marcaba las 11:00AM, somos como unos bebés durmiendo. Me pegó hambre, y tengo ganas de comer algo rico mmmm sí. Me levanté de la cama y me dirigí al baño, hice mis necesidades, lavé mi boca y cara.

—Cariño, es hora de levantarse. –me monté encima de él– Michael. –empecé a dar besos por toda su cara–

Michael poco a poco se fue despertando, aparté el cabello que tenía en la cara.

—Es hora de levantarse, cariño. –le sonreí–

—¿Eres así de hermosa siempre? –me vio adormilado–

—No lo sé. –me encogí de hombros– Mejor salgamos a comer algo, tengo mucha hambre. –hice puchero–

—Vale. –bostezó–

—Me iré a bañar para irnos. –me quité de encima de Michael–

—¿Te parece si nos bañamos juntos? Digo, para ahorrar agua. –me miró pícaro–

Yo solo negué riendo y entré al baño.
Me quité la ropa, tomé la toalla, entré al baño y abrí la regadera, colgué la toalla.
Yo solo negué riendo, entré al baño, me quité la ropa y abrí la regadera. Me di un baño no tan largo, me enrolle la toalla al cuerpo y salí, y entró Michael.

Puse mi maleta en la cama y busqué algo cómodo que ponerme.

La blusa es fresca, ya que aquí en París está haciendo un poco de calor, me puse un maquillaje natural y mis rizos sueltos. Me pues crema en los brazos y un poco de colonia. Michael salió del baño minutos después con una toalla enrollada en su cintura, ¿ya les dije lo sexy que se mira Michael mojado con sus rulos cayendo por su cara? Pues, ya se los recordé, me dan ganas de comérmelo a besos.

—Cuidado me comes con la mirada. –me dijo riendo–

—Me estoy aguantando las ganas de comerte, papasito. –le guiñe un ojo–

—No entendí. –se empezó a vestir–

Al terminar de vestirse, tomó su billetera y sus lentes ray ban, al igual que yo.

—Me encanta como te queda esa camisa.
–me tomó de la cintura–

—Gracias. –le sonreí– es mejor que nos vayamos.

Tomé las llaves del hotel, salimos y subimos al ascensor. Espero y no esté la chica de la recepción.....y ahí está... Que desgracia.

Le entregué las llaves, y solo me di la vuelta y tomé la mano de Michael.

—!Que tenga un hermoso día, señor Jackson! –dijo la recepcionista–

—Gracias. –dijo Michael sonriendole–