the way you make me feel; Michael Jackson.

Treinta y siete.

1990, Santa Bárbara.

~3 meses después.

Yo estaba tomando una ducha para tomar una pequeña siesta, eran las 6:00PM re normal ir a dormir a esa hora. Me puse mi pijama y me senté en la cama un rato, pero un dolor invadió en mi vientre, solté un quejido, dejé que el dolor se fuera, ya que el doctor dijo que los dolores son normales, me había dicho que daría a luz hasta finales de febrero, osea que hasta la otra semana, pero no fue así, él dolor aumentaba más.

Me paré de la cama y tomé la fuerza para gritarle a Michael, él estaba abajo con Katherine y las chicas.

—!Michael! –grité–

Todos rápidamente subieron, venían con cara de preocupación.

—!El bebé ya viene, llevame rápido, el dolor es horrible!

—Oh dios, oh dios! –entró en pánico–

—Michael por dios! Calmate! –le dijo Katherine– Rebbie, encargate de sacar el auto, LaToya, Janet y Michael se encargarán de bajarla.

Rebbie rápidamente bajó, LaToya me tomaba de un brazo y Janet del otro, Michael me tomó de la cintura, me ayudaron a bajar los escalones hasta llegar a la primera planta. De inmediato salimos y Rebbie ya tenía el auto afuera.

Subimos y salió rumbo al hospital, Michael sostenía mi mano intentando calmarme, eso no ayuda en nada, el dolor seguía aumentando.

—¿Ya vamos a llegar? –le pregunté jadeando–

—Solo falta un poco, aguanta querida. –dijo Rebbie–

—Inhala y exhala, todo saldrá bien. –me dijo Michael–

Y lo que faltaba, la fuente se rompió, este auto tendrán que lavarlo, oops!.

—Oh joder, Rebbie acelera! –dijo LaToya alarmada–

Apretaba fuertemente la mano de Michael, para él es fácil decir que me calme, porque a las mujeres nos toca la parte difícil.

Y finalmente llegamos al hospital, bajamos y entramos rápidamente, una enfermera se percató de que yo iba dar a luz.

Me pusieron en una camilla y muchas enfermeras y un doctor me llevaron a la sala de partos, me seguía retorciendo del dolor.

Me quitaron mi ropa y me pusieron una bata azúl y ahora llegaba la parte dolorosa.

—Okey señorita, inhale y exhale. –dijo el doctor abriendo mis piernas– ahora puje.

Puje lo mas fuerte posible, y un dolor tremendo se presentó, ay madre mía, que esto acabe rápido por favor.

—!Siga así, lo está haciendo excelente! Puedo ver la cabeza!

Pujaba y pujaba más fuerte, hasta que escuché el llanto de un bebé.

—Felicidades, es un varón. –dijo una enfermera– Iremos a hacerle unos exámenes para saber que todo está bien.

(...)

Después de 30 minutos después llegaron con mi bebé envuelto en una sabana azúl y cambiado.

—Es un bebé sano y salvo, felicidades. –me dijo la enfermera poniendo en.mis brazos al bebé–

Me dio tanta felicidad ver a mi pequeño, sonreí con solo verlo de cerca, tomé su manito y le di un pequeño beso. La puerta se abrió y entró Janet, LaToya, Rebbie, Katherine y Michael. Ellos se sentaron al lado de mi cama. Le pasé el bebé a Michael, se podía er muy nervioso, y empezó a llorar, ay dios, que cuteeee.

—Es hermoso. –dijo Michael sonriendo–

—Se parece a Michael cuando era un pequeño bebé. –dijo Katherine–

—Y...¿como se llamará? –preguntó Rebbie–

—Este nombre lo tenía pensado desde hace tiempo, y me gustó mucho... Se llamará Prince Michael Jackson.

—El nombre me encanta. –me dijo Michael mientras contemplaba a Prince–

—Me dan ganas de comérmelo a besos. –dijo Rebbie mientras tocaba la manito de Prince–

—Será mejor que dejemos descansar un rato a ____, nos vemos mañana querida. –me dio un beso en la mejilla–

Las chicas se despidieron de mi, y Michael se quedó conmigo, él seguía jugando con la mano de Prince... Es una de las escenas más tiernas del mundo, podía ver la gran felicidad de Michael al poder tener a su hijo en brazos, ¿donde hay una cámara cuando más la necesito? Pero de pronto Prince se puso a llorar, Michael me pasó al bebé. Creo que tiene hambre, y lo amamanté.

—Oye! Eso es mío. –dijo haciendo puchero–

—Creo que alguien ya te lo quitó. –le dije riendo–

—Eso es triste. –dijo riendo también–

Pasaron 30 minutos de tanto hablar con Michael, ya estaba un poco exhausta pero Prince todavía no se despega de mi, será igual que Michael, comerá mucho.

—Hey, guardame un poco, no te la quedes tú. –se refirió a Prince–

—Ya me está doliendo mucho, agh. –me quejé–

Y hasta que finalmente se despegó de mi, yeeeih, libertad! Me hice a un lado y puse a Prince, decidí dormir, mis párpados pesan mucho y el sueño me llama.

—Regresa a casa y duerme cómodo allá. –le dije a Michael–

—No, tranquila, me quedaré aquí y voy a dormir en ese sillón, se mira muy cómodo.

—Vale, descansa. –acaricié su mano– Te amo mucho, Michael.

—Yo te amo más. –me dio un beso–

Apagó la luz y dejó encendida una lámpara, tomó una sabana y se quedó dormido en el sillón.