the way you make me feel; Michael Jackson.

Ciento uno.

Beverly Hills, 1995.

Terminé de lavar los platos y ordené la cocina. Michael regresó a la habitación y volví a la sala donde estaban los niños, es hora de un baño.

—Vengan pequeños, hora del baño.

Tomé a Paris en mi brazo y a Prince en el otro, no son nada pesados, agradezco eso.

Subí a mi habitación pero tocaron el timbre, los dejé en la cama junto a Michael y bajé para atender. Abrí la puerta encontrándome con... Lisa.

—Hola. –sonrió hipócritamente– Soy Lisa un gusto.

—No te hagas la amable. –rodé los ojos– ¿Qué quieres?

—Parece que alguien anda muy amargada hoy, sólo venía por Michael, ¿está aquí? –asomó su cabeza–

—No, no está, adiós. –cerré la puerta pero puso su pie–

—Sí, sí está.

—Sé que tus intenciones con Michael no son buenas, vete de aquí Lisa. –la miré seria–

—No me hagas reír linda... Quieras o no, Michael caerá rendido a mis pies.

—Sigue soñando. –bufé– No pierdas tú tiempo buscándolo, él está muy feliz con su esposa e hijos, sí no quieres problemas, vete. –dije sería –

—Ya veremos. –levantó una ceja–

Se dio la vuelta y se marchó, ¿y esa qué? Está obsesionada con Michael.

Cerré la puerta y subí a buscar ropa para Prince y Paris, tenía todo listo.

—Ahora sí, vamos a bañarlos mis pequeños revoltosos. –reí–

Después de darles su baño rápidamente los cambié y se quedaron jugando. Estaba pensando en regresar a mis rutinas de ejercicio, estoy más gordita, debo ponerme en forma, después de tener a Paris subí más de peso.

Michael tenía su cabeza en mis piernas, sus brazos alrededor de mi cintura mientras veíamos la televisión, Paris se acercó a mí y la tomé en mis brazos.

—¿Qué pasa cariño? –pregunté– ¿Tienes hambre?

Ella asintió rápidamente, Paris es una niña de pocas palabras, por ahora.

—Dame permiso, por favor cariño. –acaricié levemente su cabeza–

Michael puso su cabeza en la almohada dejando libre mis piernas. Senté en mi regazo a Paris, bajé la manga de mi blusa y le di de comer.

—¿No crees que ya estás muy grandesita para seguir tomando leche de Mami? –se acercó a Paris–

Ella sólo vio a Michael y siguió en lo suyo.

—Algún día lo dejará. –reí–

—Y será todo mío. –besó mi hombro–

Reí otra vez ante el comentario de Michael.

—¿Quién tocaba el timbre? –preguntó–

—Lisa. –dije seria–

—Agh, ¿qué quería? –preguntó–

—Te buscaba a ti. –me acomodé bien–

—¿Estás molesta? –susurró–

—Contigo no cariño, tranquilo. –acaricié su mejilla–

—Que alivio. –suspiró–

Paris se quedó dormida en mis brazos y la llevé a su habitación. Tapé la mitad de su cuerpo con su mantita preferida y deposité un beso en su frente.

Regresé donde Michael, que estaba con Prince en la cama jugando. Amaba estos momentos, siempre los grabo para que en un futuro ellos lo vean.

(...)

Después de un día algo agotador cuidando a los niños ya que Maggie tuvo una emergencia y le di el permiso de ir, decidí dormir, pero antes de eso llamaré a Selena, le preguntaré como le fue en los grammys.

—¿Diga? –escuché su voz–

—Selena soy ___, ¿como te fue? Cuentame todo! –dije con emoción–

—Oh, hola linda! La noche estuvo genial, me encantó la presentación de Whitney Houston, se lució! Dios, amo tanto a esa mujer! Pero desgraciadamente no pude ganar la nominación...

—Ya verás, más adelante se vendrá mucho mejor, ganarás muchas nominaciones, y serás la mejor artista de todos los tiempos. –la animé– Eres una grandiosa chica Selena, con un gran talento.

—Muchas gracias ___, enserio... Eres la mejor, no sé que haría sin ti.

—Tu eres la mejor. –sonreí– Cuando regreses a California, podemos tener un día de chicas, relajarnos y comer mucha pizza ¿qué te parece?

—Claro! Sabes que amo la pizza y aceptaré de inmediato. –dijo riendo– Tengo que colgar, estoy muy cansada, estos tacones me están matando.

—Hablamos mañana linda, cuidate, buenas noches, te quiero.

—Igualmente, te quiero más.

Colgué el teléfono y lo dejé en su lugar, volví a la habitación, encontrando a Michael viendo televisión. Me acosté a su lado dándole un beso de buenas noches y le di la espalda dispuesta a dormir.

Cerré mis ojos queriendo conciliar el sueño, pero sentí la mano de Michael meterse por debajo de mi blusa tocando mis pechos, y besando mi hombro.

—Ca-cariño. –gemí– Los niños nos escucharán. –mordí mi labio inferior–

—No lo harán, sólo intenta no gemir tan alto. –habló con voz ronca–

—Podrías esperar aunque sea otro día que no estén los niños. –me di la vuelta–

—Gatita, tengo meses de no tener relaciones contigo, me está matando. –besó mi cuello–

—S-sí cariño, lo sé... Pero... !Ah! –gemí cuando apretó levemente mi seno–

—No seré rudo esta vez, preciosa. –subió mi blusa–

Bajó mi pequeño short y acarició mis piernas, se quitó la ropa quedando en bóxer. Besó mis labios lentamente con pasión, enrolle mis brazos en su cuello sintiendo el calor de su cuerpo.

—Te amo tanto. –dijo entre besos–

—Yo te amo más, cariño. –tomé su rostro entre mis manos–

Y deposité un pequeño beso en sus labios mientras con mi dedo pulgar acariciaba su mejilla...