Noventa y uno.

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1994, Santa Bárbara.

Michael tuvo que terminar la gira, debido a lesiones y deshidratación, me está preocupando mucho la salud de Michael. Él estaba hecho bolita en la cama mirando a la nada, me acerqué a él y me senté a su lado, puse mi mano encima de la suya.

—Michael, por favor... Debes comer algo, me estás preocupando mucho.

—No tengo hambre. –me dijo seco–

—Sé que estamos pasando por un mal momento, me duele que estés así... –le dije al borde de llorar– Si el mundo está contra ti, yo estaré en contra del mundo...

Le di un abrazo fuerte, sentir sus cálidos brazos me hace sentir una paz inmensa, le di un beso en su frente.

—Los niños y yo te amamos mucho Michael, nunca lo olvides. –tomé su rostro entre mis manos– No dejaré que nada te pase o te hagan algo, eres muy importante para mi, te amo demasiado Michael. –rompí en llanto–

—Tranquila cariño, no llores... Tú, Prince y Paris son lo mejor que me ha pasado en esta vida... Me hacen feliz cada día, ustedes son mi mundo completamente. –secó mis lágrimas– Yo estaré bien, además.... No importa lo que la estúpida prensa diga, lo único que me importa eres tú, ahora... Deja de llorar, quiero ver tu hermosa sonrisa y tus hermosos ojos resplandecientes.

No aguanté las ganas y una sonrisa salió de mi boca.

—Eso es cariño, así me encanta verte.

—Vamos a almorzar, Prince quiere almorzar con su Papá.

(...)

Terminamos de almorzar, levanté los platos y los lavé. No sé, pero extrañaba estar en casa, sentir el aroma a hogar, dejé los platos en su lugar, seque mis manos, miré mi reloj en mano, era hora de darle la vitamina a Michael, tomé una cuchara y el frasco donde estaba la vitamina, subí a la habitación y entré.

—Amorcito, es hora de que tomes tu vitamina. –me senté al borde de la cama a su lado–

—Vitaminas no por favor, sabe bien feo y raro.

—Lo sé, pero es por el bien de tu salud Michael. –agregué la vitamina a la cuchara– Ahora, abre la boca.

Abrió la boca y le di la vitamina, él por un momento la quería escupir, lo miré y mejor se la tragó.

—Así me gusta, ¿ves? No es nada difícil.

—Deberías comprarme de otro sabor, ese no me gusta. –se cruzó de brazos–

—El doctor recomendó este, y no debo comprar otro que no es. –salí de la habitación–

Dejé la vitamina en su lugar y fui a la habitación de Paris, estaba llorando.

—Tranquila mi amor, Mami ya está aquí. –la cargué– Ven, vamos donde Papi.

Fui a la habitación, dejé a Paris al lado de Michael, y ella con una gran sonrisa empezó a jugar con el cabello de Michael.

—Me dejarán si cabello de tanto que me lo jalan. –se empezó a reír–

—Deberías cortarlo, no se te vería mal.

—Me vería algo raro, la gente se acostumbró a verme con cabello largo.

—Es bueno de vez en cuando cambiar tu estilo.

—Yo sólo quiero que vuelvan tus hermosos rizos. –dijo "triste"

—Algún día pero no será pronto.

—Cuando tus rizos vuelvan seré más feliz que nunca.

—Soñar no cuesta nada, querido.

(...)

the way you make me feel; Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora