Cincuenta y siete.

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1991, Santa Bárbara.

Desperté en una habitación pequeña de color blanco y tenía una máscara de oxígeno, ¿qué fue lo qué pasó? Me la quité, mi vista se iba aclarando más y pude ver a Michael dormido su cabeza estaban en mi regazo y pobre.
Y noté que tenía suero conectado, ¿qué rayos? Me senté con cuidado para que Michael no se despertara, había un reloj a mi lado que marcaba las 11PM.

Pero él fue abriendo los ojos, se sentó y él todavía estaba adormilado porque se quedó viendo a la nada, reí bajito al ver la cara de Michael, en ese instante me volteó a ver y su cara estaba triste.

—Cariño... ¿qué pasa? Ven. –estiré mis brazos–

Él accedió a mi abrazo y empezó a sollozar en mi hombro.

—Shhh, tranquilo... Respira hondo y calma... Cuentame que pasó. –limpié sus lágrimas con mi dedo pulgar–

—¿Porqué no me habías dicho que estabas embrazada? –me miró serio–

—¿Yo, embrazada? –le pregunté confundida– Te juro que no sabía, fue hasta hoy que me empezaron las náuseas y le dije a Alan que no me sentía bien..... ¿el bebé está bien? –toqué mi vientre asustada–

—Tuviste un aborto... !un aborto! –lo último me lo dijo gritando y con ganas de llorar– Tú no querías a ese bebé y nunca me dijiste del embarazo... !Sabes lo mucho que anhelo en ser padre de muchos hijos!

Di un pequeño salto del susto al escuchar que Michael me grito, en ese momento mi corazón se hizo pedazos, le acabo de arrebatar la vida a una criatura inocente... Me sentía culpable, pero yo no tuve la culpa, yo no sabía nada. Mis ojos se llamaron de lágrimas y puse mis manos en mi cara, rayos, y empecé a llorar a mares, soy una estúpida

—Oh vamos, no te hagas la víctima. –me miró Michael con enojo–

—T-te lo j-juro, no sabía nada. –lloré aún más– Lo sé... Tienes toda la razón de enojarte conmigo. –sequé mis lágrimas y me calme– Yo tengo la conciencia de que yo no sabía nada del embarazo, ¿cómo crees qué yo haría eso? ¿sabes lo mucho qué Prince trajo felicidad a mi vida? –le dije al borde de llorar otra vez– No puedo creer que pensaras eso de mi, prefiero suicidarme que hacerle daño a una criatura... –respiré hondo– Odiame dime lo que quieras...

Me di la vuelta y me acosté, me dolió que Michael me hablara así... Yo empecé a sollozar y cerré mis ojos intentando que no saliera alguna lágrima, me detesto ahora mismo, Michael me abrazó fuerte por las piernas llorando, no sí, el arrepentido.

—Enserio, perdón... No debí hablarte así, es que... Lo siento, y tampoco debí gritarte, me siento un estúpido. –me abrazó con fuerzas–

Me senté y lo abracé fuertemente, besé su frente y limpié sus lágrimas.

—Tranquilo, ya pasó ¿sí? Te amo mucho bebé. –besé la punta de su nariz–

(...)

Ya me habían dado de alta, Michael me trajo ropa, me cambié por un pantalón deportivo negro, una camisa gris y mis tenis blancos. Salí del baño con cuidado de no caerme, agarré el bolso y salí, Michael me entregó mi abrigo y me lo puse, tomé a Michael del brazo y salimos del hospital.

Louis abrió la puerta trasera de la camioneta, Michael posó sus manos en mi cintura y me ayudó a subir. Me senté y fuimos camino a casa.

the way you make me feel; Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora