the way you make me feel; Michael Jackson.

Sesenta y dos.

1991, Santa Bárbara.

!Demonios!

—!Michael Joseph Jackson! –dije en tono alto bajando a la sala–

Al instante él se asustó y se cayó del mueble, sabía que cuando decía su nombre completo es porque algo está pasando.

—¿Q-qué pasó cariño? –dijo con una sonrisa nerviosa–

Lo tomé fuerte del brazo y subimos a la habitación, cerré la puerta.

—¿Me podrías explicar qué demonios está pasando? –me preguntó confundido–

—Te pasaste de la raya. –me quité la camisa–

Me dejó un montón de marcas en mis senos y joder me duelen mucho, estaban muy rojos e hinchados.

—No es la primera vez que hago eso. –dijo simple–

—Pero esta vez son peores y mas notables, ¿crees qué no me duelen? Están muy jodidas. –dije histérica–

—Lo siento ¿sí? No tengo la culpa de que seas... Ardiente y sexy. –se mordió el labio inferior–

—Pero debes calmar tu parte salvaje, Michael! –tomé una bocanada de aire y me relajé– Okey... Está bien, fue un accidente.

Me senté en su regazo y besé su frente, me pregunto porque soy tan histérica y estúpida con Michael.

—Luego me preguntas porque soy tan pervertido. –me pasó la camisa–

—Oh, lo siento. –me sonroje–

—Conseguiré una pomada para las marcas, ¿vienes?

—¿Se supone que saldré con esto a la vista? –señalé las marcas–

—Es cierto. –dijo riendo–

—No te preocupes, estoy bien dejalo así, no necesito pomadas. –le di un beso en sus labios–

—¿Segura? –me preguntó inseguro–

—Muy segura. –me puse la camisa–

(...)

Estábamos almorzando en un silencio no tan cómodo, le di un cucharada de ensalada de papa a Prince, le encanta comer mucho.

—Buen niño. –dije sonriente mientras limpiaba su mejilla– Ya casi te acabas la comida, es un nuevo récord. –le hablé a Prince con emocion–

Aunque los bebés de 1 año no te entiendan en los más mínimo, siempre debemos hablar con ellos para que su mente se desarrolle rápidamente.

—Mira, ya te acabaste toda la comida, ese es mi bebé. –lo levanté de su asiento– Come demasiado, igual a ti. –me referí a Michael–

—Es un don de los Jackson. –dijo con ego–

—No sé como es que no engordas. –dije riendo–

—Ni yo lo sé. –se encogió de hombros–

—Deberías enseñarme tú secreto, mi trasero engorda como sí no hubiera mañana.

Recogí los platos y subí a la habitación para darle un baño a Prince, lo metí en su bañera, con su shampoo para bebé lavé su hermoso y sedoso cabello, él estaba lleno de espuma, reí cuando la espuma en su mentón formaba una barba, Michael entró al baño con una cámara.

—¿Qué haces con eso? –le pregunté mientras veía la cámara y después volví a fijar la vista en Prince–

—Solo quiero grabar los momentos en familia, será maravilloso que nuestros hijos pudieran ver estos vídeos cuando sean grandes y digan "tenemos unos padres asombrosos" –dijo con una gran sonrisa–

—Es muy genial la idea cariño. –eché agua en la cabeza de Prince–

Lavé el cuerpo de Prince, empezó a salpicar agua y me cayó un poco encima, es un niño muy inquieto.

—!Prince! –reí–

—Ese es mi chico! –dijo Michael–

—No es gracioso

Envolví a Prince en un toalla y salimos del baño, lo puse en la cama. Busqué ropa, me apache para poder sacar una camisa, tenía listo todo y empecé a cambiarlo. Peine su cabello y listo, ya estaba como nuevo.

—Ahora sí.

—A ver, una foto. –dijo Michael–

—Dios, no! Mirame, estoy muy desarreglada.

—No importa, de todas maneras eres perfecta, ahora sonríe.

Me puse a Prince en mi regazo, sonreí a la cámara y !flash! Ya estaba tomada la foto.

—Salen perfectos. –dijo viendo la cámara–

—Deberías tomar fotos cuando esté arreglada.

—Todos los días estás hermosa.

—Claro, con todo el cabello alborotado.
–reí–

—Tus rizos son hermosos. –tocó mi cabello–

—Estoy pensando en volverme lacia.

—Ni se te ocurra hacer eso. –me regañó– Tus ricos me encantan, y se ven mucho más hermosos cayendo por tu cara.

—Vale, vale.

No le haré caso, hacerme un cambio de look no hace daño, además ya estoy aburrida de tener el cabello rizado, me lo haré lacio y me lo pintaré en rubio platino. Ya quiero ver la reacción de Michael.