the way you make me feel; Michael Jackson.

Noventa y cinco.

1994, Santa Bárbara.

Ya se hacía muy tarde y teníamos que regresar a casa. Me puse mi pijama y me acosté, las piernas me dolían horrible y sentía un gran dolor de cabeza.

—Amorcito... ¿Podrías traerme una pastilla para el dolor de cabeza por favor? –le pedí–

—Claro, ya vuelvo. –salió de la habitación–

Me senté en la cama y esperé a Michael, entre mis manos sostuve mi cabeza y apareció él, se sentó a mi lado y me dio un vaso con agua y la pastilla.

—Gracias cariño.

Puse la pastilla en mi boca y tomé mucha agua. Dejé el vaso en la mesita y me acosté, pero sentía incomodidad en mis piernas, me resolvía en la cama mucho, hasta que me caí de la cama.

—!Linda! ¿estás bien? –preguntó Michael–

Me levantó del suelo y me sentó en la cama.

—Solo es dolor en mis piernas, nada más.

—A ver, dejame resolver eso.

Me acosté y Michael me hizo un masaje en todas mis piernas, se sentía tan relajante, nota mental, no usar tacones por las noches.

—¿Ya te sientes mejor? –me preguntó Michael–

—Sí, gracias querido. –suspiré–

Se acostó a mi lado, apagué la lámpara, me acomodé en la cama y le di un beso en la mejilla a Michael.

—Buenas noches amorcito, descansa. –lo abracé–

—Descansa, te amo...

(...)

1995, Beverly Hills.

Tuvimos que mudarnos, a Michael le afectó mucho que los policías entrarán a Neverland y dejaran un desastre, yo sigo enojada y triste al mismo tiempo. Me dio rabia ver las cosas de los niños regadas por toda la casa, toda nuestra ropa estaba en el suelo. Era un desastre total, con la ayuda de las chicas pudimos poner todo en su lugar.
Michael y yo decidimos mudarnos, es un lugar muy bonito, un patio grande y apto para que los niños puedan jugar.

Terminé de acomodar las fotos en las paredes y listo, hogar nuevo. Suspire y fui a tomar agua, y el teléfono sonó, fui hacía la sala y contesté.

—¿Diga?

—!Qué onda, chica! –dijo Selena–

—Hey, Sel! ¿como estás?

—Muy bien, Gracias ¿y tú?

—Me alegro, yo bien.

—Que bueno, oye te quería decir algo.

—Claro, dime.

—!Estoy nominada a los Latin Grammys!

—No manches! ¡¿Enserio?!

—!Sí! No sabes que feliz estoy!

—Felicidades pequeña!

—Y quería que tu vinieras conmigo!

—Con mucho gusto iré, no me perdería el triunfo de mi mejor amiga.

—Gracias! Serán pasado mañana en el Music Hall en Nueva York, podríamos encontrarnos allá en el aeropuerto.

—Está bien, allá nos veremos Sel.

—Vale, nos vemos!

Colgué el teléfono y me dirigí a la habitación donde estaba Michael, jugaba con los niños en el suelo. Me acerqué a ellos y me senté al lado de Prince.

—Michael, cariño... Viajaré a Nueva York.

—¿Nueva York? ¿a qué?

—Selena me invitó a los Latin Grammys, me pidió que la acompañara.

—No hay problema, puedes ir, yo me quedaré con los niños en casa.

—¿Enserio? Gracias cariño! –dije dando un pequeño salto–