Treinta y cuatro.

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1989, Santa Bárbara.

~5 meses después.

Neverland ya casi está terminado, en verdad están haciendo un excelente trabajo, el jardín ya está terminado, tiene unos hermosos girasoles y rosas, los juegos mecánicos ya casi están terminados. La casa por dentro está todo listo, el tiempo vuela rápido.

Ya tengo 6 meses de embarazo, hace poco acabo de venir del hospital con Michael y ya sabemos que sexo es el bebé, es un niño. Teníamos pensado muchos nombres, pero no decidimos cual, será difícil escoger.

—Sería fantástico si le pusiéramos "Michael Joseph" como yo. –dijo con ego–

—No creo que sea buena idea, me imagino que cuando diga "Michael" los dos aparecerán y no se sabrá a quien llamo.
–dije riendo–

—A numa, si cierto.... Ya, mejor que se llame "Juanito Hermenegildo". –dijo aguantando las ganas de reír–

—Creo que te está haciendo daño mirar novelas mexicanas. –me metí una cucharada de helado a la boca–

—Ay, no sé.... ¿Juanito?

—Dios, dame paciencia con Michael.
–suspiré–

—Son bromas, se nos ocurrirá algo cuando el bebé nazca, apuesto y no pierdo que será muy guapo porque se parecerá a mi. –dijo agitando su cabello como diva–

—Claro que será muy guapo. –le guiñe un ojo, pero salió un fail–

¿Me guiñaste el ojo o te dio un tic?

—Se supone que sería un guiño. –lancé una carcajada–

—Tienes que aprender al maestro del coqueteo. –me guiñó el ojo de manera sensual–

—Uy perdoname maestro del coqueteo.
–respondí sarcásticamente–

—Deja de comer ese helado y mejor comeme a mi. –me quitó la pana de helado de mi regazo–

—Te quedarás con las ganas, yo quiero mi helado de vainilla, dámelo. –lo intenté alcanzar–

—Dame un beso, y te lo doy. –hizo una trompa de manera tierna–

—No necesitó darte besos por algo, te los puedo dar donde quieras, chiquito. –me acerqué a sus labios–

Y !boom! Sorpresa, le arrebaté el helado de sus manos y me senté tranquila a comer mi delicioso helado de vainilla.

—Eso es trampa, yo quería un beso, desde hace unos días atrás no me das cariñitos.
–dijo tímidamente–

Y me sentí mal, porque era cierto, estoy tan ocupada en cuidar de mi embarazo que casi ni le presto atención a veces a Michael.

—Ay... Lo siento mucho cariño, no sabía que en realidad te sentías olvidado. –puse la pana a un lado y lo abracé fuerte–

Le empecé a dar muchos bebitos en toda su cara, él cerró los ojos y una gran sonrisa apreció en su rostro, como amo demasiado esa sonrisa, maldita sea, y finalmente le di un pequeño beso en los labios.

—Ahora sí, ¿ya está mejor? –acaricié su mejilla–

—Mucho más que mejor. –me tiró una mirada coqueta–

—¿Te parece si salimos a comer algo? Tengo ganas de comer algo dulce, además de que Louis tienes que conseguirme los dulces, quiero salir un rato, desde que llegamos no salimos de aquí, estaba viendo las noticias ayer y nos hacen pasar por desaparecidos.
–reí cuando dije lo último–

—Vale, lo que mi reina pida. –me dijo apretandome la mejilla–

—Solo iré a bañarme. –me levanté de mi asiento–

—Claro bebé, yo por mientras tomaré una siesta de una hora. –dijo acostándose en la cama–

Ahí fue donde entendí, me hizo dar a entender que yo me tardo en arreglarme, tomé un mocasín de Michael y se lo tiré.

—!Auch! Eso dolió.

Me reí, entré al baño y me di una ducha, me relajé al sentir el agua correr por todo mi cuerpo, estaba un poco helada y eso me hace relajar mucho. Cuando terminé de lavar mi cuerpo, tomé la toalla y me envolví en ella, salí de la ducha con cuidado para no resbalarme y caer.

Salí del baño, de mi armario saqué mi ropa interior y lo que me iba a poner.

En cuestión de minutos ya estaba lista.

Tomé mi bolso y me rocíe de perfume, y ya estaba lista

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Tomé mi bolso y me rocíe de perfume, y ya estaba lista.

—Ahora sí, ya podemos irnos. –me acomodé el cabello–

—Wow, estás muy linda, la madre más hermosa del mundo. –me hizo dar una pequeña vuelta–

—Muchas gracias querido. –le sonreí–

Salimos de la habitación y bajamos a la planta de abajo, Michael fue a avisarle a Louis que nos llevara, Michsel muy paranoico a veces, siempre manda a Thomas o Louis que estén pendiente de mi cuando hago cualquier cosa, se me hace súper tierno que se preocupe mucho por mi.

—Louis ya tiene la camioneta lista, vamos.
–tomó sus lentes oscuros–

Asentí y salimos de la casa, detesto cuando Michael camina lento y se queda atrás.


Michael, ¿podrías caminar un poco más rápido? –le pedí amablemente–

—No, desde aquí tengo una hermosa vista.

—Lo sé, el lugar es muy hermoso. –dije viendo los arboles–

No me refiero a eso. –dijo riendo–

—¿Entonces a..... Ah, no entendí. –me paré y lo miré confundida–

—Sigue caminando, me tapas la vista.

De ahí fue cuando entendí, él se refería a mi trasero, no se como es que dicen que Michael es un hombre tímido, me siento timada. Subimos al auto, los guardias de seguridad se encargaron de abrir el gran portón y salimos.

(...)

the way you make me feel; Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora