the way you make me feel; Michael Jackson.

Setenta y tres.

1992, Bremen.

Me levanté a las 6AM para tomar mi vuelo hacía California, ya tenía la maleta lista.
Le di una ducha tibia a Prince, lo cambié y yo me metí al baño para darme una ducha,
minutos después salí, me cambié.

—¿Me dejarías hacerte unas trenzas? Hace unos meses Janet me enseñó a hacer trenzas. –me dijo Michael–

—Está bien, pero tu serás el responsable por si mi cabello se me enreda. –dije riendo mientras comenzaba a maquillarme–

Miraba de reojo por el espejo a Michael, se veía tan concentrado, reí un poquito y seguí maquillandome, minutos después ambos terminamos y !no mames!

—!Por dios! Que hermosas trenzas, deberías enseñarme a hacer de estas, nunca puedo hacérmelas así. –me vi al espejo–

—Gracias. –dijo sonrojándose–

Terminé de ponerme mis botines.

—Ahora sí, ya estoy lista... ¿me acompañarías al aeropuerto, por favor?

—Claro, vámonos.

—Me llevaré un abrigo tuyo. –le dije mientras me ponía su abrigo negro–

—Siento que no me devolverás el abrigo, así como los 7 anteriores. –dijo riendo–

—Son muy cómodos, además... Siempre huelen a ti, y me gusta.

(...)

Ya estábamos en el aeropuerto, Michael me dejó donde ya tenía que abordar el avión.

—Prometeme que te cuidarás mucho, a cualquier lugar que salgas siempre lleva un abrigo, debes comer bien, no te duermas muy tarde ¿okey? –dije mientras él me pasaba a Prince– Te llamaré para saber como estás, y si me doy cuenta que no estás tomando tus vitaminas te irá muy mal, Michael.

—Dios, pareces mi mamá, no te preocupes siempre tomaré mis vitaminas y comeré bien.

—Bueno, te amo mucho bebé. –lo abracé–

—Yo también te amo mucho, papá te extrañará mucho Prince. –le dijo dándole un beso en la frente– Y te amo mucho a ti también, pequeña creación mía. –se agachó a la altura de mi vientre y le dio un pequeño beso– Te esperaré con ansias pequeño.

—Mi vuelo ya sale... Cuidate mucho y no olvides en llamarme. –le di un beso– Nos vemos, dile adiós a Papi.

Prince no hizo nada más que tirarle los brazos a Michael y llorar.

—Lo siento bebé, pero Papi tiene que irse.

Le di una última mirada a Michael y lo volví a abrazar, estar unos meses sin él es una tortura. Le di muchos besos en su cara y me separé de él. Con mi mano libre agarré la maleta y me subí al avión.