the way you make me feel; Michael Jackson.

Treinta y dos.

1989, Miami.

Yo empaque toda mi ropa, zapatos, maquillaje y algunas fotos que jamás quisiera olvidar, en total son 4 maletas, tengo que comprar ropa de maternidad también, ugh. El vuelo sale a las 12AM, yo tomé un baño y me puse una camisa blanca, un pantalón de pijama color rosa pastel, y mis pantuflas rosa pastel, amo el rosa. Además me iré con pijama para poder ir cómoda en el vuelo, y no debo ponerme cosas que apretan

El reloj marcaba las 11:38PM, Michael no tardará en venir, cuando dije eso en mi mente el timbre sonó, bajé para abrir y era Louis y Thomas, los guardaespaldas de Michael.

-Hola señorita Leonetti, el señor Jackson nos pidió que la ayudáramos con el equipaje. -me dijo cortésmente Louis-

-Vale, están en la primera habitación, y antes de salir podrían apagar todo y cerrar, por favor gracias. -les agradecí-

Me puse mi abrigo y subí a la camioneta de Michael, me senté en la parte de atrás y cerré la puerta.

-Dios, tengo mucho sueño. -dije apoyando mi cabeza en el hombro de Michael-

-Ya somos dos. -dijo riendo-

-¿Donde están las chicas y Katherine?

-Ellas se quedaran en casa por unos días más.

Louis y Thomas pusieron mis maletas atrás y subieron a la camioneta saliendo rumbo al aeropuerto. Thomas encendió la radio y empezó a sonar Man in the mirror, oh dios, amo esa canción con toda mi alma, la melodía me transmite calma y paz. Cerré los ojos y tarareé la canción, la canción te toca el corazón y te hace sentir emociones que jamás habías sentido, Michael le puso mucho amor y cariño a la canción, se nota que la canta con mucho amor.

Minutos después llegamos al aeropuerto, y habían muchas personas esperando ver a Michael, la gente de todo se da cuenta. Me puse mis lentes oscuros, y un guardia de seguridad ayudó a Louis en llevar las maletas, Thomas abrió la puerta dejándome salir a mi a Michael. Él se puso detrás mío y cubrió mi vientre procurando que nadie me golpee, los paparazzis tomaban fotos y hacían preguntas, las mismas de siempre.

Logramos salir de la multitud y rápidamente abordamos el avión. Había un tipo de asiento que era largo, se veía cómodo para dormir. Me acosté, vaya que era muy cómoda y suave, todo perfecto. Michael me pasó un cobija, le di las gracias y él se sentó a mi lado. Lo abracé y me quedé profundamente dormida.