the way you make me feel; Michael Jackson.

Veinte.

1988, Miami.

Mis ojos se abrieron lentamente, era un nuevo día... me senté en la cama, y vaya gran dolor que tengo en todo el cuerpo y más en el trasero, me levanté de la cama y me dirigí al baño.

Hice mis necesidades, lavé mis dientes y mi cara, y me asusté un poco al ver algunas marcas que tenía en mi cuello, me levanté la camisa... También tenía marcas en el.pecho, y al instante me puse roja al recordar la noche de ayer, las caricias, y los besos húmedos que Michael dejaba por mi cuello, sonreí un poco y salí del baño.

Y Michael ya estaba despierto, estaba sentado en la cama mirando hacía la nada, cosa que siempre hace él cuando se despierta. Me senté a su lado, acaricié su mejilla y le sonreí.

—Buenos días, cariño. –quité un mechón que tenía en la cara–

—Buenos días linda. –dijo bostezando–

Él no traía puesta su camisa, y me reí bajito al ver que él también traía marcas en su cuello.

—¿Qué tengo? –me miró confundido –

—¿Porqué mejor no vas al baño y lo averiguas? –reí–

Él se levantó de la cama y se dirigió al baño, y quedé boca abierta al ver que tenía rasguños en toda la espalda, creo que me pasé un poco, pobre Michael cuando se entere, 5 minutos después salió Michael del baño.

—Iré a conseguir algo para desayunar, ¿starbucks? –dijo poniéndose una camisa–

—Sisisi! –sonreí–

—Vale, no me tardaré mucho. –salió de la habitación–

Yo me fui a dar una ducha, después de 5 minutos salí, arreglé la cama, corrí las cortinas y puse un poco de música, sonaba "Can't help falling in Love" era una de las favoritas de mamá, empecé a cantarla mientras me cambiaba.

No tenía pensado en salir hoy, así que me puse una camisa de Michael, no lo sé, pero amo ponerme sus camisas, tienen su aroma y son muy acogedoras, me encantaaaaan. Y un short negro, con una crema peine mi cabello y me hice una cola alta, y ya, estaba fresca.

Michael entró con una bolsa de Starbucks, ya era hora, tengo mucha hambre.

—Ya llegué! –se quitó los lentes–

Nos sentamos en el sofá a comer, enrolle mis piernas y empecé a desayunar junto a Michael, estaba muy delicioso el capuchino, y ni hablemos de las donas, uff men.

—No sé como es que comes mucho, y nunca engordas. –me miró–

—Con ir al gym eso se arregla. –reí– estas donas están deliciosas. –le di una gran mordida a una dona glaseada de chocolate– bson kmllo mejfof dleg mjbfo

—No hables con la boca llena. –me dijo riendo–

—Dije, que son lo mejor del mundo, son muy riquisimas. –tomé un sorbo del capuchino–

—Con eso estoy de acuerdo.

❤❤❤❤

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