the way you make me feel; Michael Jackson.

Ochenta y cuatro.

1993, Buenos Aires.

La azafata avisó que aterrizaremos en unos minutos, aunque no lo crean, estuve despierta en toda la madrugada vigilando a Prince y Paris. Y ya aterrizamos, thanks yisus!!! Me levanté del asiento y me dirigí al baño con Prince, le cambié el pañal a Paris, la limpié con una toalla húmeda y le cambié ropa. Con mi otra mano libre le ayudé a Prince en cepillar sus dientes, y también hice lo mismo, lavamos nuestro rostro y listo, salimos del baño.... Ahora veré como llevaré estas maletas, y mágicamente apareció un chico, ¿se le podría decir azafato? Esa palabra ni existe, pero da igual.

—Disculpe... ¿me podría ayudar con mis maletas, por favor? –le pedí amablemente–

—Seguro, claro. –dijo sonriente–

Bajó las maletas, yo tomé a Prince de su mano y con la otra sostuve bien a Paris. Bajamos del avión y toda la brisa dio contra mi cara, el cielo estaba azúl y el sol resplandeciente, busqué con mi mirada a Thomas y Louis.... Y los vi! Wow, que rápido son, y atrás de él estaba Michael.

—Se lo agradezco mucho, eres muy amable. –le agradecí al chico–

—No hay de que, siempre a la orden, con permiso.

Ellos se acercaron a mi a paso un poco rápido, y Prince se soltó de mi mano para salir corriendo hacía donde Michael. Saludé a Thomas y Louis, me acerqué a Michael y le di un abrazo y un beso.

—Espera un momento campeón, debo conocer a mi pequeña princesa. –dejó a Prince en el suelo–

Puse con cuidado a Paris en sus brazos, y pude ver la alegría en su rostro.

—Mirala, es tan hermosa... –le dio un beso–

—Me han dicho que se parece mucho a ti.

—Lamento interrumpirlos pero es hora de irnos al hotel. –dijo Louis– La gente se está dando cuenta que estamos aquí.

Asentimos, me agache para cargar a Prince, me puse mis lentes oscuros y tapé a Prince con una manta, empezamos a caminar a la salida y aparecieron los reporteros y paparazzis, pero ellos era diferentes, no se amontonaban y eran amables.

—Señorita Jackson... –un paparazzi llamó mi atención– Luce muy hermosa con su nuevo cambio de look.

—Gracias, eres muy amable, que tengas un lindo día. –le di una de mis mejores sonrisas–

Seguí caminando hasta que llegamos a la salida y nos montamos en el auto.

—No me había fijado en tu cabello. –dijo tocándolo– Te ves muy hermosa.

—Gracias cariño, lo notaste... Pero algo tarde.

(...)