the way you make me feel; Michael Jackson.

Ochenta y uno.

1993, Santa Bárbara.

Hoy desperté sin cansancio, Paris no me dio problemas en la madrugada, todo bien. Estoy pensando en contratar una niñera pero no lo sé, he visto que algunas son malas y maltratan a los niños, mejor no.

Y tengo que ir al aeropuerto para comprar mi boleto y viajar hacía Argentina, dejaré a los niños con Gianna y de paso iré donde Karen. Sonó el timbre, abrí la puerta y me encontré con Gianna y Mia.

—Hola, adelante. –me hice a un lado–

Se sentó en el sillón y dejó a Mia en el suelo mientras jugaba con Prince.

—Muchas gracias por aceptar en cuidarme a los niños.

—Siempre puedes contar conmigo, ve rápido, no te preocupes tendré todo bajo control.

—Vale, nos vemos... –salí rápido de casa–

Subí al auto y salí rumbo al aeropuerto, en el camino en mi mente tenía pensado en arreglarme el cabello, yo sé que hago esto todo el tiempo, pero ya me aburrí de tener el cabello largo, y ya sé que me haré. Luego de 10 minutos llegué, compré dos boletos. Le agradecí al chico que me atendió, el vuelo sale hoy a las 7PM, lo que significa que llegaré a Argentina a las 6AM o 7AM.

(...)

Karen terminó de arreglar mi cabello, lo dejó súper hermoso, me encantó! Le pagué y me despedí de ella, mi reloj marcaba las 2:09PM llegué a casa y entré.

—Ya regresé, ¿todo está en orden? –le pregunté a Gianna mientras dejaba las llaves del auto en una mesa–

—Todo va muy bien, Paris no ha llorado en casi toda la tarde, le di un baño a Prince y se quedó profundamente dormido, y wow... Te ves hermosa con ese look.

—Gracias, enserio Gianna, eres la mejor del mundo, te recompensare esto muy pronto.
–le di un abrazo– Ahora...¿me ayudarías a hacer las maletas por favor?

—Claro, vamos.

Tenía 3 maletas, escogí ropa para salir, mis pijamas, ropa de de invierno por sí acaso vamos a un país frío, ropa de andar, mi ropa interior, cremas para mi cabello y cuerpo, colonia y shampoo. En mi otra maleta puse ordenadamente mis zapatos, no soy una persona que a cada rato suele cambiarse de ropa y arreglarse aunque no salga a un lado. En la otra maleta puse las cosas de Prince, todo lo que él necesitaría, y en otra pequeña maleta puse las cosas de Paris.
Hasta que finalmente terminamos.

—Uff, no pensé que tardaríamos tanto... –caí rendida a la cama–

—Ni yo, pero me tengo que ir.

—Vale, nos vemos... Llamaré a Dominick a las 7 para que me deje en el aeropuerto, le avisas. –le di un gran abrazo–

—Está bien.

(...)