Cuarenta y nueve.

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1990, Santa Bárbara.

Michael y yo iremos a visitar un hospital, me estaba alistando, buscaba y buscaba ropa, quiero ponerme algo sencillo y bonito. Y me topé con una vestimenta muy linda, me la puse, arreglé mi cabello y me maquille.

Con esto no me dará frío y es muy decente y presentable, tomé a Prince y le puse ropa muy abrigada y cómoda, su gorrito color rojo y lo envolví en su mantita color azúl con dibujitos de osos

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Con esto no me dará frío y es muy decente y presentable, tomé a Prince y le puse ropa muy abrigada y cómoda, su gorrito color rojo y lo envolví en su mantita color azúl con dibujitos de osos. Tomé mi cartera y bajé a la sala, Michael me estaba esperando.

—¿Llevarás a Prince? –me preguntó Michael–

—Claro, ya era hora de que saliera a tomar un poco de aire fresco ¿no crees? –terminé de bajar los escalones–

—Tienes razón, vamos, nos están esperando. –salimos–

Habían alrededor de muchas camionetas, Michael exagera demasiado con la seguridad. Nos subimos al auto, puse mi abrigo y cartera a un lado y me senté.

(...)

Llegamos al hospital, Michael me ayudó con Prince, tomé mi abrigo, mi cartera y me puse mis anteojos oscuros, otros guardias de seguridad venían con bolsas, eran juguetes, ayyy, que cuteeeee! Michael les dará regalos, ternurita. Mientras Michael cargaba a Prince, yo lo tomaba del brazo y entramos al hospital.

Al instante nos dejaron pasar, entramos en otra sala y me partió el corazón al ver muchos niños enfermos y conectados a maquinas, soy muy débil para estas cosas y más cuando se tratan de niños, mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, respiré profundo y aguanté las ganas de llorar.

—Cariño ¿estás bien? –me preguntó Michael viéndome–

—No, no estoy bien... –sequé mis lágrimas– Ver a estos niños con una vida por delante en un hospital muy enfermos, me parte el corazón.

—Lo sé querida, por eso estamos aquí, para traerles un poco de alegría, no llores.

Me calme y respiré profundo, todos los niños al parecer estaban en un tipo de receso, porque estaban jugando, los niños se dieron cuenta de nuestra presencia y ellos con una gran sonrisa y abrazos nos recibieron, me agachaba para poderlos abrazar.

—No lo puedo creer! –dijo una pequeña de alrededor de 12 años– Usted es mi ídola. –dijo acercándose a mi muy sorprendida–

—Un gusto linda, ¿cómo te llamas? –le pregunté muy amablemente–

—Me llamo Sarah. –me dijo muy tímida–

—Tienes un hermoso nombre, como tú. –le dije tocando la punta de su pequeña nariz–

—Es lo hora de un cuento, ¿nos leerías uno? –dijo tomándome de la mano–

—Claro muñeca.

Me llevó a un grupo de niños que estaban sentados en unos pequeños bancos, tomé un libro y me senté enfrente de ellos, me presenté y les empecé a leer el cuento de "Peter Pan" adoro ese cuento. Michael me veía con una sonrisa, cuando terminé de leer el cuento se acercó a mi.

—Los niños te adoran, ¿te importaría tener a Prince un momento? Debo ir por los regalos.

—Claro. –me pasó a Prince–

Él se fue, y todas las niñas se acercaron para poder ver bien de cerca a Prince.

—Es muy hermoso, igual que sus padres.
–dijo una pequeña acariciando las mejillas de Prince–

—Gracias linda. –le sonreí–

Entraron los guardias de Michael junto a él con muchas bolsas de juguetes, todos salieron corriendo con emoción, me da tanta felicidad verlos sonreír. Repartieron los juguetes y era hora de irnos.

—Fue un gusto conocerlos a todos, ustedes son los niños más fuertes que he conocido.
–todos me dieron un abrazo–

Nos despedimos de ellos, salimos del hospital y ya estaba oscureciendo, hacía mucho frío, rápidamente entramos al auto y nos fuimos.

(...)

the way you make me feel; Michael Jackson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora