Narra Johnny :
Al parecer el clima nos había seguido hasta Los Angeles, pues aquí también llovía como si fuese invierno cuando apenas estábamos comenzando el otoño.
Volví a ver mi teléfono, repleto de mensajes de Kenzie preguntando que era lo que había sucedido, pero no quería hablar con ella ahora, conociéndome probablemente también me descargaria con ella y es lo menos que quiero hacer.
-Okey, habla. -Dijo Darían entrando de repente a mi habitación, sin siquiera tocar la puerta.
-¿Qué?
-¿Qué demonio pasó en el viaje que Lauren y tu están tan enfadados?
-Ah eso... -Suspiré desviando la vista. -Solo estamos cansados.
-¿Cansados de estar todo el día sentados en un auto?
-Exacto. -Respondí dándome la vuelta en mi cama, dándole la espalda.
-Vamos John, no seas tan adolescente y cuéntame de una vez tus problemas.
No contesté, seguí mirando la pared en completo silencio mientras miles de pensamientos venían a mi mente sobre cómo explicarle a Darian, hasta que la chica suspiro rendida y escuche como salía de la habitación.
Volví a sentarme en la cama, tomé mi celular ahora con una llamada perdida de Kenzie, no podía seguir preocupándola y tampoco podía seguir aquí en mi cuarto sin hacer nada.
Miré por al ventana, la lluvia seguía, pero no sería un impedimento para salir a tomar aire por un rato.
Tomé mi chaqueta y mi celular, para luego cerrar la puerta con pestillo y caminar a la ventana para luego saltar.
(...)
Corría con todas mis fuerzas mientras el raspón de mi rodilla seguía sangrando, debido a la caída que tuve al lanzarme desde mi habitación al patio. No estaba seguro porque estaba corriendo, nadie ni nada me perseguía, mi teléfono aún no sonaba por lo que mis padres todavía no se daban cuenta de que me había escapado y tal vez si caminara bajo la lluvia, el riesgo de caerme sería muy pequeño.
Pero no deje de hacerlo, seguía corriendo, el viento impactaba en mi rostro y ya me encontraba empapado del agua que caía del cielo, pero el sentimiento de adrenalina valía la pena.
Hasta que me di cuenta que había corrido hacia cualquier lugar todo este tiempo, me detuve en plena calle, observe la hora y ví que solo habían pasado veinte minutos y después volteé a ver a mi alrededor... Estaba en la calle de la casa de Mackenzie.
Tal vez todo este tiempo tenía claro donde quería ir inconscientemente y no me había dado cuenta hasta realmente llegar. Caminé hasta estar frente a su casa, las luces estaban encendidas así que si estaban en casa, suspiré pensando si de verdad valía la pena hacer lo que estaba por hacer, hasta que recordé su calor al abrazarme, la risa que probablemente le provocaría al verme así y obtuve la respuesta.
(...)
-¡Maddie! -Grite aferrándome con todas mis fuerzas a las baldosas del balcón. -¡MADDIE!
Ya está, este es mi fin ni siquiera pude conocer a Kylie Jenner.
-Vaya, ¿Tu imitación de Jughead metiéndose al cuarto de Betty salió mal?
-¡Maddie! -Grite aliviado -Ayúdame, estoy apunto de caer.
-No lo se...la policia podría creer que fue un suicidio.
-¡Maddie por favor!
-O que tu muerte fue gracias a la pulmonía que te dara en cualquier momento si sigues allí.
-¡MADDISON!
-De acuerdo, de acuerdo. -Dijo rodando los ojos y se agachó a ayudarme.
-Déjame decirte que tienes un sentido de humor muy retorcido, Nicole. -Susurré jadeando aire y ella solo puso los ojos en blanco.
-Me debes una. -Advirtió volviendo a levantarse cuando ya estaba en el balcón.
Asentí, intentando regular mi respiración acelerada y me levanté al ver que Maddie volvía a entrar a su habitación.
-Kenzie esta al lado, mi mamá está durmiendo así que procura no hacer ningún ruido y recuerda que nadie quiere tener sobrinos a los dieciséis.
Fruncí el ceño volviendo a asentir, saliendo de su cuarto y llegando al pasillo de la casa de las Ziegler, camine un par de pasos hasta tocar la puerta de Kenzie.
Narra Annie:
-¡Es un monstruo! -Chilló Hayley a la pantalla, al terminar de ver la primera temporada de You, refiriéndose a Joe.
-Lo sé, lo sé, pero me cae bien de todas formas.
-Entonces tu eres el monstruo. -Dijo y rodé los ojos divertida, comiendo otra palomita de maíz.
Se escucharon golpes llamando a la puerta, así que deje las palomitas a un lado y me levanté a abrir segura de que era mi madre, pero en lugar de ser la mujer que me dio la vida, era Hayden.
Y yo otra vez traía el pijama de sandías.
-Hola... ¿Que haces aquí?
-Tengo que decirte algo muy importante. -Contestó nervioso y fruncí el ceño.
-Hayley, ¿podrías dejarnos solos?
-¿Pero que hay de Candace?
-Mañana la continuamos. -Aseguré y la chica bufó, para luego salir de mi cuarto con las palomitas.
-Pasa. -Indiqué a Hayden mientras cerraba la puerta.
El castaño se sentó en la cama, mirando hacia todos lados como si estuviera buscando algo y aún se veía nervioso.
-Hayden, estas empezando a asustarme. -Reí nerviosa, sentandome a su lado.
-Annie, soñé con Caleb. -Soltó mirándome a los ojos y me quedé inmóvil por unos segundos.
-¿Q-que?
-Al llegar del viaje, me fui a dormir una siesta y ahí fue donde... Lo soñé. -Dijo y lo miré a los ojos, dispuesto a que me contará más. -En el sueño, estábamos tú y yo juntos, en una especie de parque y de repente Caleb aparecía a invitarme a jugar baseball, yo aceptaba y ambos jugábamos, pero me lanzaba la pelota sin querer en el ojo y tu te enfadabas con el porque me había lastimado...
Sonreí apartando la vista hacia el suelo, se me puso la piel de gallina y un par de lágrimas se acumularon en mis ojos.
-¿Annie? -Preguntó Hayden delicadamente, sacándome de mi transe.
-Lo siento es solo que... Suena a algo que probablemente Caleb haría. -Reí quitando la lágrima que resbaló por mi mejilla.
Hayden volvió a sonreír y sin poder contenerme más lágrimas comenzaron a aparecer.
-No sabes todo lo que daría para pasar un minuto más junto a él. -Dije con un nudo en el cuello, Hayden no dijo nada, solo se acercó a mí y me rodeo con sus brazos, logrando que mis lágrimas salieran y el nudo en el cuello se transformará en sollozos. -Lo extraño tanto...
-Lo sé. -Murmuró y beso mi coronilla, mientras yo volvía a derramar más lágrimas.