Narra Hayden:
-Si todos fueran más inteligentes, esto no estaría pasando. -Dijo Asia, mientras nos arreglaba las cuerdas, amarradas a nuestras manos y tobillos.
-Y si tu estuvieras bien de tu salud mental, tampoco estaríamos aquí. -Habló Johnny y la chica lo miró, seria. -Yo solo digo la verdad.
-También les pondré cinta en la boca, si no se callan. -Advirtió. -Y sabemos que a Lauren eso no le fue bien.
Los tres volteamos a ver a la rubia, quien sonreía irónica, con sus labios notoriamente rotos.
La tensión se rompió, cuando alguien tocó la puerta. Asia nos indicó que hicieramos silencio y luego se levantó a abrir.
-¿Y ahora que? -Murmuró Lauren.
-No lo sé, esto no estaría pasando de no haber sido por tu idea de traer el bate, Summerall. -Dijo Johnny y abrí la boca indignado.
-Era en defensa propia, además no hubiéramos podido convencer a Rush de otra forma, de todas maneras. -Explique. -Deberían agradecerme.
-Gracias, por lograr que estemos secuestrados ahora también. -Contestó Johnny.
-¡Fueron los dos! -Chilló Lauren, ya harta.
Asia cerró la puerta de un portazo y volvió con nosotros, más enfadada que antes.
-¿Que parte del concepto silencio, ustedes no entienden? -Preguntó. -No, mejor ni contesten.
-Tampoco teníamos la intención. -Susurré, pero me ignoró.
-Una amiguita se les unirá. -Anunció y los tres fruncimos el ceño.
La puerta volvió a ser golpeada y luego de que Asia, la abriera. Uno de los hombres "guardaespaldas" de la chica, soltó a Nadia, hacía el suelo.
-¡Hey! -Exclamó la pelirroja, enfadada, en el suelo. -¡Puedo demandarte!
-Si... No lo harás. -Contestó el hombre y salió de nuestra vista.
Asia cerró la puerta, con la misma fuerza de antes y se dirigió hasta Nadia, amarrándola, mientras reía sarcástica.
-¿Lo ven? La inteligencia no existe en sus cabezas.
-¿Puedes dejar de decir esa mierda? Nosotros no somos los que secuestramos a chicos, solo para vengarse de quien sabe que estupidez. Nosotros somos los que estamos intentando salvarnos, entre amigos... Así que, creo que esta bastante claro quienes son los inteligentes aquí. -Declaró Johnny.
Los tres sonreímos, incluso con un poco de orgullo por las palabras del chico. Pero esa felicidad desapareció completamente, cuando Asia se dirigió a la puerta y gritó.
-¡RALPH!
¿Ralph? ¿Quién demonios es Ralph?
-¿Si señorita Asia? -Preguntó alguien, tras la puerta.
-Quiero que te lleves al chico que está a la izquierda. -Contestó y mi rostro se tornó pálido.
-Johnny. -Murmuró Lauren, asustada.
El chico no tuvo tiempo ni siquiera de decirnos una última palabra, cuando el tal Raph, entró a la habitación y lo tomó en brazos, llevándoselo, mientras Asia, le susurraba cosas al oído.
-Eso les sucederá a todos, si vuelven a abrir la boca...¿Me entienden?
-¿A dónde se lo llevaron? -Preguntó Nadia.
-Como si yo fuera a decirte... -Rió Asia.
Nadia parecía lista para contestar y comenzar alguna discusión, cuando las luces se apagaron.
-¡Harold! -Exclamó Asia, pero no recibió respuesta. -¡Harold, resuelve lo de la luz!
Otra vez, nadie contestó. La chica suspiró enfadada y dejó la habitación, cerrando la puerta. Dejándonos a los tres, en medio de la oscuridad.
-Nadia. -Habló Lauren. -¿Viniste sola?
-No, las chicas están en el jardín. -Respondió y sentí un alivio. -Pero no se si lograron entrar o no.
Y adiós alivio.
-¿Y como lo sabremos? -Pregunté.
-No sé... Solo debemos esperar.
-Y en medio de la oscuridad. -Suspiró Lauren e imite su acción.
Intentando no imaginarme ningún fantasma, frente a mis ojos.
Narra Annie:
-¡Ruby mi mano! -Chilló de dolor Kenzie y tape su boca con mi mano, callandola.
-Nos pueden escuchar. -Dije y asintió mientras, seguíamos alzando a Ruby.
Desde que la llamada se cortó y Nadia, no había contestado más decidimos pasar nosotras mismas a la casa. Pero como nadie nos creería alguna otra cosa, en la grabadora de la puerta. Decidimos levantar a Ruby, para que escalara por una ventana, solo que ya llevábamos diez minutos intentando y no había resultado.
-Es imposible. -Suspiró Ruby, bajando de nuestros hombros.
-¿Y que otra idea tenemos? -Pregunté.
Nos quedamos en silencio las tres, hasta que un ruido en los arbustos, nos sobresaltó.
-Yo tengo una idea. -Habló Carson, apareciendo.
-¿Cómo mierda llegaste aquí? -Preguntó Kenzie.
-Estaba dando una vuelta por el barrio. -Respondió y fruncimos el ceño. -De acuerdo, tengo clases de clarinete en la casa de en frente y las vi, desde la ventana... Así que vine y las escuché todo el tiempo.
-Espera. -Interrumpió Ruby. -¿Desde cuando tocas el clarinete?
-Hace algunos meses... -Contestó y la rubia, asintió aún confusa.
-Bueno, lo hablaremos después. -Dije. -¿Cuál era tu idea?
(...)
-¿No deberíamos llevar guantes para que nos sugieran nuestras huellas dactilares o algo? -Preguntó.
-Carson no exageres, Asia ni siquiera sabrá que somos nosotros. -Dijo Kenzie, para luego suspirar. -¿Cuál es el plan?
-Bien, Carson y yo iremos a apagar la electricidad, que está al lado de la puerta, mientras ustedes logran abrirla, ya que sin electricidad, la seguridad de esta casa no está activada. -Explique y asintieron. -Cuando ustedes logren abrir la puerta y fijarse que no haya nadie más, entraremos nosotros y vamos donde los chicos .
(...)
Lo habíamos echo. No veíamos mucho, solo con la poza luz que llegaba desde las ventanas, pero lo podíamos lograrlo de todas formas.
-Nunca había sentido tanta adrenalina en mi vida. -Dijo Ruby, mientras corríamos a las escaleras.
-Ya somos dos. - Contestó Carson.
Llegamos a la planta alta y por suerte no había nadie, así que corrimos ala habitación de Asia.
Entramos y nos encontramos a Lauren, Hayden y Asia, amarrados.
-La linterna del teléfono. -Dijo Kenzie y todos las encendimos.
Los chicos se alegraron al vernos, los desatados y por un momento, duró la alegría hasta que Asia entró a la habitación.
Estaba por gritar uno de los nombres de sus secuases, cuando Rush salió del armario y corrió hacía ella, hasta derribarla. Dejándonos con la boca abierta.
-Rápido, atenla. -Indicó y así lo hicimos.
Estábamos todos bien, por fin.
-¿Dónde está Johnny, Asia? -Preguntó Lauren.
Bueno, retiro lo dicho.