Narra Kenzie:
-¿Donde esta Johnny? -Pregunté a Lauren, después de saludarla.
-Amaneció enfermo.
-¿De verdad?
-Sip, hasta fiebre le dió al pobre. -Contestó.
-Oh... No sabía.
El profesor entró a la sala y mientras comenzaba a escribir en el pizarrón, volví a voltear al puesto de Lauren.
-¿Crees que pueda ir a verlo?
-¿Por qué no le preguntas al enfermo en vez de a mi? -Preguntó riendo.
-Lo sé, pero me refiero a si tus padres me darían permiso.
-Es lo mas probable. -Respondió y luego, levantó la vista de su cuaderno, mirándome. -Pero sí vas, no me abandones por cuidarlo a él.
-No lo haré. -Rodé los ojos divertida y ella solo sonrió, volviendo a escribir.
(...)
-Le preguntaré a mi mamá si puedes ir, apenas llegué a casa. -Me informó Lauren y asentí.
-Gracias.
-No es nada. -Contestó y dejó un beso en mi mejilla, despidiéndose. -Nos vemos.
-Adiós. -Dije, arreglando mi mochila, mientras veía como salía de la escuela, junto a Hayden.
-¿Irás a la casa de Lau? -Preguntó Brandon, acercándose a mí.
-Aún no sé, es que Johnny está enfermo. -Explique y asintió.
-¿Y Jayden? -Pregunté, pues nunca se iba tan temprano.
-Está con Connor. -Respondió, con una mueca.
-¿Ya llegó?
-Sip, le tenía una sirprisi. -Respondió y reí, por su burla.
-Deberías estar feliz por ella, no lo ve hace casi un año entero.
-Lo estaría, si ese inútil no estuviera enamorado de ella.
-No hagas drama antes de tiempo, Rowland. -Dije, riendo y el solo me miró serio. -Bueno, ya me tengo que ir.
-Te acompaño. -Respondió, suspirando y ambos caminamos hasta la salida de la escuela. Pará luego despedirnos y que cada uno tomará su camino.
(...)
Me encontraba en mi habitación, Lauren todavía no me había dado una respuesta sobre lo que habían dicho sus padres, pero todavía no era muy tarde.
Mi celular comenzó a sonar, lo tomé y ví que era un número desconocido, así que armandome de valor por si se trataba de la persona de la otra vez, contesté.
-¿Hola?
-¡Kenz! -Chilló... ¿Johnny?
-¿Johnny? -Pregunté, igual que en mis pensamientos.
-Si, debes ayudarme, estoy perdido. -Dijo y fruncí el ceño, su voz sonaba muy entrecortada.
-¿Dónde te perdiste? -Pregunté, levantándome de mí escritorio.
-No sé, salí a comprar un regalo para Maddie, caminé mucho y ahora no se donde demonios estoy. -Explicó.
-¿No era que hoy, amaneciste con fiebre? -Pregunté y luego de un pequeño silencio, habló.
-Si, pero ya estoy mejor. -Respondió. -¿Puedes venir?
Reí.
-Okey, describeme el lugar.
-No hay mucha luz, la mayoría de la gente está con el gorro de su chaqueta y no pasan demasiados autos.
-¿Johnny no estarás...?
-¿En una parte peligrosa? Creo que sí.
Y ahí fue donde mi pulso, se aceleró más de la cuenta.
-Bien, ¿De qué celular me estas llamando?
-De uno público. -Contestó. -¿Vas a venir?
-Estoy allí en veinte minutos.
(...)
Bajé del taxi, con los pelos de punta, de lo nerviosa y preocupada que estaba.
Tampoco sabía que ayuda yo podía proporcionarle a Johnny de todas formas, somos solos dos adolescentes de quince, si nos roban, morimos.
En estos lugares, podría pasar cualquier cosa y si Maddie o mamá se enteraban que estuve aquí, me castigarian por tres meses.
Metí las manos a mi bolsillos, agarrando mi celular y comencé a caminar hacia los callejones.
Sentía muchos ojos en mi, pero intentaba ignorarlos, solo necesitaba ver a Johnny.
Caminé por diez minutos, hasta que encontré a una chica de espaldas, que parecía de mi edad y como no veía que mas podía hacer, hablé.
-Hola... ¿Por casualidad no has visto a un chico, con cabello castaño claro, ojos verdes y usando probablemente jeans negros?
-No cariño, no lo he visto. -Contesto sin darse la vuelta.
-Bueno, gracias de todas formas. -Agradecí y cuando estaba por seguir mi camino, ella volteó.
Asia.
-¿Qué mierda haces aquí? -Pregunté, enfadada.
-No hables tan fuerte, Kenz. -Rió. -Mira que no estamos en un lugar demasiado bueno, que digamos.
-¿Dónde está Johnny? -Pregunté firme, ignorando todo lo que había dicho.
-Probablemente esté en su casita, acostado y sin ninguna preocupación.
-No, yo hablé con él.
-No... Realmente estabas hablando con una grabación. -Contestó y me mostró su teléfono, con un video juntando todas las palabras que Johnny decía en sus videos de youtube
-Estás loca... -Susurré, al ver todo el trabajo que con llevaba aquello.
-No, solo tengo rencor.
-Buena suerte con eso, entonces. -Dije y volteé, ahora sí dispuesta a irme, pero me sujetó el brazo, con bastante fuerza.
-Eso no lo creo. -Respondió riendo.
Me acorralo en una de las paredes del callejón, ninguna persona pasaba alrededor, solo éramos nosotras.
-Tú me vas a escuchar, quieras o no. -Dijo e intenté safarme, pero fue inútil.
-No puedes obligarme.
-Sí, que puedo. -Contestó y abriendo su chaqueta, me mostró una pistola, guardada.
Mis ojos de abrieron de par en par y mi rostro se tornó pálido, mientras ella daba carcajadas.
-Toda mi vida Mackenzie, ha sido un fracaso gracias a ti. -Habló. -Desde que entré a ese estúpido programa que me has hecho la vida imposible.
-¿Segura que no es de la otra manera? -Pregunté y golpeó mi rodilla, dejándome con un gran dolor.
-Algún día pagarás por todo lo que me hiciste y será por las buenas o por las malas. -Advirtió y miró de reojo, la arma que traía. -Y si le cuentas a alguien sobre esto... Ya sabes lo que sucederá.
Asentí, con un nudo en la garganta. Me soltó de su agarre y lo único que pude hacer, fue comenzar a correr como nunca en mi vida había echo, mientras aún escuchaba su risa en mi mente.
No dejé de correr hasta que llegué a la entrada del cementerio, pensé que sería distractorio por si Asia volvía, así que solo corrí adentrandome en el.
Luego de seguir corriendo, jadeando aire, me detuve en uno de los tantos trozos de cerámica, con el nombre de las personas fallecidas.
Me senté en el césped, intentando calmar mi respiración y cuando estaba por tomar mi celular y llamar a alguien, leí el nombre de la lápida.
Caleb Logan Leblanc.
No puede ser.