6. Los ocupas

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-Tengo que irme.- Dice levantándose rápidamente sin coger el teléfono aun. Abre la boca para decir algo pero la cierra y niega con la cabeza mientras sale por la puerta y desaparece en la noche. Yo me quedo quieta y repaso lo que acaba de ocurrir. Ni siquiera estoy asustada, me siento llena de pena por ella y ni siquiera sé por qué.

Yo... No sé qué demonios acaba de pasar.

Una brisa fría me recorre cuando se cierra la puerta, y me hace darme cuenta de que sigo sentada en el mismo sitio. Me abrazo en la chaqueta y me levanto un poco tambaleante. El inhalador que tenía en el regazo cae en el suelo, haciendo que toda la farmacia me mira de nuevo. Me agacho a recogerlo sin levantar la vista.

-¿Cómo te encuentras?- Me pregunta la farmacéutica desde la caja. Me acerco un poco a ella para que la tienda entero no oiga la conversación.

-Mejor ahora... Gracias por dejarme quedarme.- Digo mirando el inhalador. Oh, cierto. El inhalador.- ¿Cuánto cuesta?- Digo levantándolo.

La farmacéutica me mira y niega con la cabeza.

-Lo ha pagado la otra chica.- Oh. Vaya...- ¿Ha ido a traer el coche?- Dice señalando la puerta con la cabeza, por donde Sharon ha salido.

-Eh... No. No creo que vuelva. Pero ya me encuentro mejor, gracias. Bueno... Adiós.- Digo atropelladamente y sonriéndole un poco antes de girarme. Agarro el inhalador con fuerza y lo miro hasta que salgo por la puerta. Fuera hace mucho frio, la temperatura ha descendido más de lo que creía. Subo los hombros para no sentir el frio en el cuello.

Debería irme a casa... Había aprovechado que es jueves para ir al juzgado pero supongo que tendré que esperar a la semana que viene... Me obligo a caminar hacia la calle. Primero un pie, después otro. Aun me tiemblan un poco las rodillas y tengo la cabeza embotada por lo que acaba de ocurrir. Es como si Sharon se hubiera quitado la máscara de locura que lleva todos los días y hoy hubiera visto a la real e indefensa chica.

Mi móvil vibra en el bolsillo y salto del susto. Lo busco en el bolsillo y lo sacó torpemente. Es Jayden.

-Hola Cristina. - Me dice cantarín. Me saca una sonrisa temblorosa.

-Aún no.- Digo con un repentino buen humor. ¿Qué demonios? Sigo viva, es motivo de celebración. - Aaah... No quieren que me cambié el nombre.

- ¿Qué? ¿Por qué? Pero si tenías todos los papeles.- Jayden parece asombrado, oigo como pone el altavoz.

- ¿Quieres que vayamos contigo, cielo? - La voz de mi madre.

-No, no ha sido por eso mamá. Es qué... Ha pasado algo y han tenido que evacuar.

Mi familia se queda en silencio unos instantes antes de empezar a hablar todos a la vez.

-¿Pero éstas bien?- Dice Jayden primero.

- ¿Te ha pasado algo?- Mama le solapa un segundo.

-¿Vamos a buscarte? - Papa habla más cerca del teléfono que nadie y tengo que apartar el móvil para no quedarme sorda.

-Pues claro que vamos a buscarla. - Jayden dice asombrado.

-¿Dónde estás? - Pregunta papa.

Después de esa última pregunta todos se quedan en silencio.

- En la farmacia que está junto al juzgado. Por cierto, definitivamente me ha vuelto el asma.- Alguien suspira.

-Será por los exámenes, la tensión y el estrés, seguro. - Me dice mamá. ¿Estrés? Eso seguro...

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora