36. Combinación de pijamas

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- Yo tengo frio. - Le replico. Sharon sonríe, he caído del todo en su trampa.

- Ven, yo te caliento. - Aparta las sabanas de mi cama y se mete en ella. Da unos golpecitos junto a ella. - Te prometo que eso. - Señala todo el pijama. - No lo vas a necesitar.

Aparto aún más las sabanas y me siento a horcajadas sobre ella.

- ¿Entonces porque lo llevas tú?

Ella frunce los labios.

- Touche.

Me acaricia los muslos y me aprieta el culo.

- ¿Sabías que tienes un culo impresionante?

- ¿Impresionante por grande? - Digo levantando una ceja.

- Impresionante por redondito, bonito y malditamente tentador. - Se levanta al decir la última palabra y de repente estoy donde antes estaba ella. Agarra la parte baja de mi pijama y me lo quita con cuidado, después se lo quita ella también. Me sonríe y apaga la luz. Como ha hecho ella, le acaricio los muslos, el culo y fijo mis manos a su cintura.

- Sí que estas caliente.

- Te he dicho que hacía calor. - Dice atacando mi cuello. ¿Cómo demonios puede saber dónde está cada centímetro de mi piel si la luz está apagada? Es la misma pregunta que tengo siempre. Sus besos acaban tentándome y empiezo a besarla también.

Empezamos una guerra desenfrenada de besos y pequeñas sonrisas cómplices. Sharon me mordisquea la piel y me acaricia la cintura con pequeños movimientos. Yo deslizo las manos hacia abajo, debajo de la goma del pantalón. Tiro un poco para intentar quitárselo.

- Tranquila tigresa. - Dice copiando mi frase. - Hace mucho que no te veo, vamos a divertirnos un poco primero. - Me deja un beso en el esternón. Puedo notar el cosquilleo en la piel cuando habla.

- ¿Divertirnos?

- Aja. - Con su mano me agarra la nuca y me la levanta un poco para dejar vía libre a mi cuello. La expectación de notar el roce cálido de sus labios hace que me estremezca. Me besa justo en la yugular. - Estas muy tensa.

- Solo estoy nerviosa. - Le aprieto un poco más la cintura. - A demás, quiero tocarte también pero no sé cómo. - Admito.

- Tócame donde quieras, déjate llevar.

Con cuidado, paso las manos por toda su espalda. Quiero estar arriba, tomar un poco el control, y para eso necesito que ella este relajada. A demás, sé que le encantan mis caricias. Poso las manos en sus omoplatos y le acaricio un poco el cuello mientras me besa. Cuando esta relajada, volvemos a girar y, de nuevo, yo estoy encima.

Se me escapa una pequeña sonrisa de satisfacción. Le aparto un poco el pelo y ataco su cuello, justo como ella ha hecho. Se le escapa un pequeño gemido y mueve las piernas por la sensación. No me entretengo demasiado en esa zona, sino que voy bajando con cuidado hasta el pecho. Estoy nerviosa, y puedo sentir como mi corazón golpea mis costillas desde el interior. No he hecho esto nunca, pero creo que poder hacerlo.

Le muerdo y beso por diferentes zonas, hasta dar con el punto donde se retuerce más. Es justamente en el centro del cuello, en los laterales. Cuando lo encuentro, lo ataco sin piedad. Con la rodilla, consigo llegar hasta el vértice de sus muslos. Lo pego a esa zona y lo muevo un poco de arriba a abajo. Sharon me aprieta con fuerza esa pierna, a medida que la muevo. Noto como su pecho sube y baja cada vez más frenético. Sé que le gusta por como respira, el ritmo está completamente descoordinado y sus gemidos cada vez son más altos.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora