10. Decide bien en quien confias

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Entonces la puerta de la ambulancia se abre, no me había dado cuenta de que hubiéramos parado. Rápidamente alguien agarra de la camilla y me alejan de Sharon antes de que ella pueda responderme. Veo a mi familia acercándose y las luces del resto de ambulancias llegando. No, no, no. Ahora no. Giro la cabeza pero ya no la veo.

Apoyo la cabeza en la almohada, resignada. De alguna manera, siento que hemos avanzado mucho esta noche. Pongo la mano sobre mi corazón. Late como siempre, pero por alguna razón lo noto mucho más fuerte y emocionado. Como si estuviera... ¿Enamorado?

Ese pensamiento me abruma por completo y no dejo de pensar sobre ello hasta que mi familia llega hasta mí y entramos en el hospital, yo aun estoy en la camilla. Dentro, me dejan en una sala hasta que viene el doctor, quien me hace un examen completo y analiza mi asma por petición de mi madre. El doctor llega a la misma conclusión que mama: Nervios.

Jayden consigue convencerme para sentarme en una silla de ruedas y me empuja demasiado rápido siempre, derrapando en las esquinas, lo que hace que me ría y medio grite a veces. Papa no deja de reñirle. Andy sigue con nosotros, caminando cerca de mí, pero Jayden apenas deja que se acerque a mí. Yo evito mirarle, aún recuerdo el golpe y cada vez que pienso sobre sus amenazas me san ganas de llorar.

-¿Quién es la que te trajo en brazos? - Me pregunta Jayden de repente.

-¿Sharon? ¿La de los ojos verdes y rasgos persas?- Le pregunto girando la cabeza para mirar a Jayden.

- Ella... Es muy guapa. - Me tenso. Para Jayden ninguna mujer es guapa... Nunca le he oído decir algo así de una chica. Jamás.

-No vayas a enamorarte de ella.- Le digo con una sonrisa temblorosa. ¿Le gusta?

-No es eso... Es que no me gusta como la mira tu novio. - Jayden frunce los labios.- Se que le quieres hermanita... Pero si no te hace sentir bien o te defrauda... Quiero decir que a veces es mejor estar solo que mal acompañado.

Agacho la cabeza un poco. Jayden nunca había hablado conmigo así sobre Andy... Y sé que lo que dice es verdad pero no quiero arriesgarlo todo ahora. Solo tengo que aguantar este año y el siguiente.

-Jayden no te preocupes. - Le sonrió cuando nuestros ojos se encuentran en el reflejo de uno de los cristales que adornan la pared. Él me sonríe y me besa la cabeza.

-Está bien. Sí tú lo dices te creeré. - Gira la silla de ruedas y se dirige de nuevo con papá, mamá y Andy. Suspiro. No me gusta mentirle a Jayden, se que él me aprecia muchísimo y siempre se desvive por mí, pero no puedo decirle la verdad. Mientras pienso en ello pasamos por la sala de espera dónde veo a la pelirroja caminar de un lado a otro nerviosa. Recuerdo el abrazo que le dio a Sharon y me olvido de Andy. Sharon y yo tenemos una conversación pendiente, y ojala pudiera averiguar quién es esa chica. Aunque Sharon pareció pasar de ella completamente...

Media hora después un policía pasa a verme, y me piden cinco minutos. Mi familia asiente y sale, Jayden me guiña un ojo antes de irse.

-¿Podrías decirme tu nombre?- Me pregunta el único policía. Es rubio y de ojos claros, tiene una libreta en la mano.

-Mana.- Digo nerviosa, no me acostumbro a que me interroguen.

-Bien Mana, voy a relatarte los acontecimientos que todos tus compañeros comparten, dime si me equivoco.- Le asiento y el empieza.- A las doce en punto, unos hombres con pasamontañas y turbantes irrumpen en la clase, tirando todas las mesas y confiscando móviles. Se escucha estruendo en el resto de las clases y pasa un tiempo hasta que parecen organizarse. Una hora más tarde, cuando están poniendo a todos los alumnos en el centro de la clase, entras tu.- Me mira y yo asiento.- Comenzamos entonces. ¿Dónde estabas cuando ellos aparecieron? Tus compañeros dicen que te vieron a la mañana.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora