57. Fría

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- Tranquila Sharon, sé que hiciste todo lo que estaba en tus manos. - Le digo mientras rezo mentalmente para que mi hermanita salga del quirófano sana y salva. Entonces me acuerdo de mis padres. ¿Que van a decir cuando sepan esto? Miro a Sharon.
- Necesito que me cuentes todo lo que ha pasado. - Le digo. - Es la única manera que tenemos de ayudar a Manna. Ella asiente y se sienta en una de las sillas.
- Esta bien, te lo contare.


Sharon camina de un lado a otro, intentando ver algo a través de las puertas. Me ha prometido que no intentaría pasarlas y se nota que se esta conteniendo. Yo apoyo la nuca en la pared y cierro los ojos. Esto es demasiado para que se lo cuente a mama y a papa. Pero no sé que decirles. ¿Crear una nueva historia? Si les digo que iban a por Sharon y Manna ha sido el objetivo, no van a dejar que Manna se acerque mas a Sharon. Y veo como se miran, solo hay que ver a Sharon ahora mismo.


Me pongo ambas manos en la cara. Vamos Jayden, piensa. ¿Que les puedes decir?
- ¡Jayden! - Escucho la voz de papa. Me quito las manos de la cara para ver como papa se acerca corriendo y mama justo unos metros por detrás de el. Miro a Sharon, ella mantiene la mirada en el suelo.
- ¿Pero que ha pasado? ¿Esta grave? - Dice mama con la voz rota y mirándonos a Sharon y a mi.
- Pues... - Empiezo. Noto una mano en el hombro, es Sharon. Me mira fijamente. Se acerca a mama y a papa.
- La verdad es que es culpa mía. - Dice con la cabeza agachada. Mama y papa la miran con atención, la mirada de papa me lo dice todo.
- No Sharon, tu solo te sientes responsable. - Le digo.
- ¡Porque es culpa mía! - Dice con los puños cerrados y los ojos acuosos.
- No sabias que la atracarían, no es culpa tuya. - Le digo. Sharon entrecierra un poco los ojos.
- ¿La han atracado? - Dice mama poniéndose la mano en el pecho. Yo asiento con la cabeza.
- Y la han disparado. Sharon estaba cerca y acudió a ayudarla. Le hizo los primeros auxilios hasta que llego la ambulancia.
Mi madre empieza a llorar, igual que Sharon. Papa abraza a las dos.
- No es culpa tuya, menos mal que estabas allí para ayudarla. - Dice mi madre pasándole la mano por la espalda a Sharon para consolarla.
- Lo siento. - Musita Sharon. - Lo siento mucho.



Unas horas después
Papa y yo dejamos a Sharon y a mama solas para ir a buscar algo de beber. Nada mas alejarnos de su vista, papa me pone la mano en el hombro.
- Estoy muy orgulloso de ti, hijo. Sabes mantener la compostura en momentos difíciles. - Antes de acabar la frase se me llenan los ojos de lagrimas. Ya no puedo negarlo mas, es mi hermanita la que lleva horas en quirófano. Dios mío, mi corazón no puede soportarlo mas. Ojalá pudiera ayudarla de alguna manera. Haría lo que fuera, cualquier cosa. Pero sé bien que lo único que puedo hacer es esperar.


Papa me abraza y se queda en silencio. Trato de tranquilizarme, puedo contar con los dedos de una mano las veces que he llorado delante de papa y siempre me ha dado vergüenza. Me quito las lagrimas de los ojos y compro coca cola para mi y para papa, y agua para Sharon y mama. No nos apresuramos en volver. Después de varias horas esperando y sin saber cuanto mas tendremos que esperar llega un momento en el que no me quiero dar prisa. Estar ahí sentado esperando, viendo como todos a mi alrededor se desmoralizan empieza a agobiarme. Nada mas acercarnos veo como sale una camilla con varias enfermeras alrededor. Corro a ella y me asomo a la cama. Como era de esperarse, Manna esta dormida. Esta bastante pálida y tiene varias vendas en el abdomen. Le agarro la mano, esta fría.


- Esta fría. - Le digo a las enfermeras sin esperar.
- La temperatura es algo mas baja en el quirófano para que las bacterias no puedan crecer. - Contesta.
- ¿Entonces esta bien? ¿Se pondrá bien? - Le pregunta Sharon directamente.
- Físicamente si. - Contesta un hombre. - Soy el doctor Larson y estoy a cargo de su caso.
- ¿Que significa eso? - Le pregunta papa.
- Bueno... Quizás quieran hablar en privado. - Dice el medico.
- No, todos podemos escucharlo. - Dice mama, yo le pongo la mano en el hombro a Sharon.
- Esta bien... - Dice mirándonos a todos.
- ¿Cuándo despertara? - Pregunta Sharon.
- No lo se. Ha perdido mucha sangre. Puede que haya alguna lesión cerebral debido a la falta de oxigeno en el cerebro. Pero no lo sabremos hasta que despierte.
- ¿Y cuando se acabe la anestesia no debería despertar? - Pregunta mama.
- Es común que los pacientes con este tipo de lesiones entren en un estado de coma durante cierto tiempo. Suele ocurrir por el estrés y el trauma de haber sido disparada o apuñalada.
- ¿C-como que en coma? - Musito.
- ¿Pero cuanto dura el coma en estos casos? - Insiste Sharon.
- No lo se. - Contesta el medico mirando a Sharon a los ojos. Parece triste.
- ¿Y de media? - Continua Sharon.
- Cada persona es diferente, no podría decirte cuanto tardara.
Sharon abre la boca, pero yo la interrumpo.
- Deberíamos estar con Manna ahora. - Digo cogiendo su fría mano de la camilla. Sharon agacha la cabeza y baja la mirada a Manna. Sus ojos brillan un poco a causa de las lagrimas.
- La llevaremos a su habitación. - Dice una de las enfermeras.

Empujan la camilla y las seguimos hasta una de las habitaciones. Allí empiezan a ponerle unos parches en el pecho para detectar la frecuencia cardiaca, un pulsioximetro en el dedo para medir el oxigeno en la sangre y varias maquinas mas. Cuando acaban se marchan y todos nos quedamos mirando a Manna sin acercarnos a tocarla. Mama es la primera que se acerca a ella y la abraza sin decir nada. 


- Mi niña. - Dice mama y rompe a llorar. Agacho la cabeza y veo como papa y Sharon hacen lo mismo. Todos nos quedamos en silencio y yo rezo porque Manna no entre en un coma eterno.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora