Muevo la mandíbula contra la suya. Ella se desliza entre besos y acaba sobre mí. Mis manos empiezan a subir desde sus hombros hasta su cabeza. Ella sube las manos también, acaricia mis muñecas con sus dedos. Y muy despacio las pone sobre mi cabeza. Se separa de mí, puedo ver cómo le brillan los ojos.
- Es mi guardaespaldas. Por eso me sigue a todas partes. - Dice y me besa. - Se lo que siente por mí, pero solo está conmigo porque es la mejor. - Me besa de nuevo. Me atontan sus besos y apenas entiendo lo que me está diciendo.
- Pues échala. - Susurro.
- Estoy contra la espada y la pared. No la puedo echar. Pero sabes que te quiero a ti. No te hubiera perseguido tanto si no fuera así. Y habría atropellado a la perra que estaba contigo hoy.
- ¿Cómo sé que es verdad? ¿Y mi garantía?
- ¿Quieres una garantía? - Me mira directamente a los ojos. - Bien.
Salta de la cama y vuelve en dos segundos con mi bolso en sus manos. Me muestra un llavero con un par de llaves.
- Una copia de las llaves de mi coche. - Dice. Las tira dentro del bolso y lo deja sobre la mesa. Coge una pequeña placa de metal de un cajón y me lo acerca. Me agarra de la mano y aprieta mi dedo índice contra la placa. Se ilumina con una luz azul que parpadea y después se vuelve verde y fija.
- Ahora tienes la llave de mi casa. Y hay espacio para ti en el vestidor. - Me dedica una sonrisa temblorosa. - Podríamos decorar este sitio juntas. Yo soy muy simple para estas cosas.
La miro fijamente. Mi mente está en blanco. Demasiado para procesar ahora mismo. Ella se sienta sobre la cama, junto a mí. Me agarra la cara con ambas manos.
- Manna, te juro que no veo a nadie más que a ti.
Me pierdo en sus ojos. Aun no sé si es verdad o me estará mintiendo. Pero sé que no puedo seguir así. Siempre pensando en lo negativo, inventándome excusas para tirar por tierra todas sus muestras de cariño. Dolerá, pero amar duele. Es lo que me demuestra que sigo viva. Además, amar también es confiar.
Apoyo mis labios en los suyos.
- Si me mientes, será el final. - Digo.
Ella abre mucho los ojos.
- ¿Me crees?
Aprieto los labios. Tardo unos segundos mientras me lo pienso.
- Te creo.
Sharon abre la boca y justo al mismo tiempo dos lagrimas delgadas empiezan a deslizarse por sus mejillas.
- ¿De verdad? - Dice con la voz rota. Asiento con la cabeza, pero parece que no es suficiente para ella porque me sigue mirando fijamente.
- Me voy a quedar aquí contigo. - Le digo y muevo mis manos arriba y abajo de su antebrazo. Ella se limpia las lágrimas.
Me muevo un poco dentro de la cama y le hago sitio a mi lado. Agarra la manta y se tumba junto a mí. Le rodeo la cabeza y la pego a mi pecho. Sharon no hace ruido al llorar, pero sé que está llorando porque su pecho tiembla un poco. La mantengo pegada a mi hasta que se relaja.
Sharon
Me despierto de repente. Mis ojos me duelen de tanto llorar, están un poco hinchados. Pero toda la pena que pueda haber en mi corazón se disipa cuando la veo abrazándome. Es una postura protectora, como si no quisiera que nada malo me ocurriera. Pegada a su pecho respiro su aroma y acaricio su piel. Tiene un aspecto suave y cremoso, casi no me resisto a tocarla. Como pensaba, es suave al tacto.

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La chica nueva
Novela JuvenilNunca un boli bic habia sido tan peligroso. Al menos no hasta que la chica nueva mato a un hombre clavandoselo en el ojo. Manna sabia que la nueva era rara, pero aun asi no cabia en si de gozo, era el dia en el que por fin iba a cambiarse ese nombre...