27. Prensa online

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Salgo a toda prisa. No puedo dejar de pensar en Sharon detrás de unas rejas. ¿Y si han encontrado pruebas de algún crimen que no conozco? ¿Y si había una cámara que la gravo asesinando al hombre en frente de la escuela? ¿O en el juzgado? Mierda, pueden ser tantas cosas. Por favor, por favor, que no tengan pruebas como para encarcelarla.

Esquivo apresuradamente a la gente que aún está en la calle y miro al móvil cuando llego al cruce. Izquierda, todo recto e izquierda otra vez. Cuando me faltan unos metros dejo de correr y saco el inhalador. No es que me esté ahogando ahora mismo, pero me ayudara a que entre más oxígeno en los pulmones y al mismo tiempo, me ayudara a relajarme. Cuento hasta cinco y abro la puerta de la comisaria.

Barro con la mirada toda la estancia. Observo sin poner demasiada atención al hombre que está a la izquierda, sentado tras la mesa atendiendo a una mujer, detrás de él hay una máquina de agua y una impresora. En frente hay una puerta y a la derecha hay otra mesa con un policía al teléfono. Me mira y levanta una mano, diciéndome que espere. No tarda demasiado en colgar y ofrecerme el asiento. Valoro si irme o no. A no ser que haya algunas rejas detrás de la puerta, Sharon no está aquí. Y si no está aquí, este sitio no me interesa. Al final decido sentarme, si ella esta detrás de esa puerta no puedo irme.

- ¿En qué puedo ayudarla? - Me dice con la voz un poco ronca, pero en tono amable.

- Yo... Vera... - No había pensado como empezar. No puedo preguntarle a ver si han detenido a Sharon así como así, haría demasiadas preguntas y definitivamente me pondría nerviosa. El esta mirándome fijamente, probablemente intentando descifrarme.

- ¿Se encuentra bien? ¿Quiere un vaso de agua? - Me dice con la mirada fija en mi cara.

- Eh no, lo siento solo estoy un poco nerviosa. En realidad, es para un proyecto. - Me quedo callada. Bueno, ahora que lo he dicho no hay marcha atrás, aunque no es muy mala escusa. - Sobre... Las comisarias. Y su día a día. ¿Podría hacerle unas preguntas?

El policía parece no inmutarse y me mira fijamente, justo como hizo el ruso y como Sharon hace a veces. Es esa mirada en la que sientes que te están valorando.

- Esta bien. - Dice y pone ambas manos sobre la mesa.

-Vale. Am... - ¿Qué es lo primero que debería preguntarle? - ¿Podría decirme su nombre?

- Adam.

- Adam, encantado de conocerle. ¿Podría decirme que hay en una comisaria común?

- ¿Que hay? - Dice mirándome como si sospechara algo.

- Si, ya sabe. Que tipos de salas hay y esas cosas. - Digo apretándome con fuerza la rodilla. Noto el corazón a mil, menos mal que he usado el inhalador antes de entrar.

- Pues suele haber mesas para atender a los ciudadanos, también tenemos una radio para poder comunicarnos con la central. Por supuesto tenemos coches patrulla y... Eso es lo más esencial. - Dice.

- ¿Y detrás de esa puerta? - Le pregunto. Espero no estar jugándomela demasiado.

El policía se levanta y yo le miró fijamente. ¿Por qué se levanta? Camina hasta la puerta y me mira.

- ¿Le gustaría verlo? No puede sacar fotos, pero es mejor que si se lo explico. - Me dice. Yo asiento y me levanto de un salto. Sí, me parece una buena idea. Abre la puerta y veo una sala. Me hace un gesto para que entre. Es un pasillo con dos calabozos, uno a cada lado. No hay nadie dentro. Asiento y hago un par de comentarios aleatorios.

- Muchas gracias, creo que así tengo suficiente. - Le digo queriendo irme.

- Ha sido un placer. ¿Podría preguntarle su nombre? Acabo de darme cuenta de que no se lo he preguntado, discúlpeme.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora