53. Carpe Diem

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- No, suéltame. Maldita sea. - Escucho. Y me congelo en el pasillo.

- ¿Ocurre algo? - Me dice un guardaespaldas. Le ignoro y miro sobre mi hombro. Cuando veo la cara de Manna escoltada por dos matones vestidos de etiqueta, se me cae el alma al suelo.

- Vaya vaya, ¿qué ha pasado con tu cara de póker? - Dice el viejo riéndose. - El juego ha cambiado. Siéntate querida.



NARRA MANNA

Puedo ver tantas emociones en su cara. Sorpresa, desesperación, enfado, angustia, ira... Pero la predominante y la que más miedo me da es el autocontrol que veo en sus ojos. Sharon se gira y se sienta en la silla de nuevo, sin decir nada. Sus gorilas la miran y se ponen a ambos lados de ella sin decir nada.

- Muy bien, vamos a...

- Me parece que me toca hablar a mí. - Dice el que supongo que es el jefe de los idiotas que me han atrapado. - Hagamos una apuesta, si gano yo me quedo con el dinero y la chica. Si ganas tú, te devuelvo a la chica, pero me das el dinero.

Uno de los gorilas de Sharon le susurra algo al oído. Sharon asiente.

- Ahora tomo yo las decisiones. - Dice. - Pero me sorprende que alguien con tanta experiencia como tú, tenga miedo de perder contra mí.

El hombre sonríe y se inclina hacia la mesa.

- Se lo que intentas, y no voy a picar. Eres buena en el póker, es verdad. Pero ahora vamos a jugar al Blackjack. Aunque es uno diferente, mi compañero el crupier nos dará dos cartas a cada uno. Después nos ira dando una carta más a cada uno. Quien se pase de 21, pierde. ¿Empezamos?

- Dudo mucho que pueda negarme. - Dice Sharon y sonríe. Evita mirarme.

- Chica lista. - Dice el hombre y señala al crupier.

Este asiente, coge la baraja y la mueve entre sus manos como si se hubiera pasado toda la vida haciéndolo. Después, coloca dos cartas bocarriba delante de Sharon, y otras dos delante del señor. Me pongo de puntillas para poder ver las cartas. Sharon tiene un 3 y una A. ¿Qué numero será una A?

El señor tiene un 4 y un 5.

- Vaya, que sorpresa. Estas en ventaja. 14 a 9. - Sharon mueve sus cartas sobre la mesa.

- Detecto sarcasmo. ¿Estás diciendo que hago trampas?

- Digo que me parece de cobardes. Una apuesta es cuando tienes algo que perder. Tu consigues lo que quieres independientemente si ganas o pierdes.

- Si, porque yo tengo a la chica. Y no te molestes en decirme que no es importante para ti, porque he visto tu cara. Pero es cierto, una apuesta es cuando se tiene algo que perder. Así que, ¿ella vale lo suficiente para ti?

Se levanta y antes de que me pueda agachar, me golpea en la mejilla con tanta fuerza que me caigo al suelo. La cabeza me da vueltas y me arde la mejilla. Y aunque me encantaría quedarme más tiempo en el suelo, alguien me levanta. Sharon sigue sentada en la silla, pero sus ojos echan fuego. Continua sin mirarme.

-Supongo que sí. - Dice el hombre. Me pitan un poco los oídos. - Ahora, ¿pides otra carta o te plantas?

Sharon y el hombre mantienen un duelo de miradas, hasta que al final Sharon habla.

- Dame otra.

El crupier le da otra carta. Un 4. Ahora Sharon tiene 18 y el límite es 21.

- Otra para mí. - Dice el hombre. El crupier le da un 3. Maldita sea, un 3. Están a 18 contra 12. Miro a Sharon, por un segundo cruzamos miradas, aunque solo dura unos segundos. Sharon levanta una mano. El crupier le da otra carta. Un 2. Dejo de contener la respiración mientras hago el cálculo. 20, aun no se ha pasado. Pero si el A es el número 11, no hay número uno en la baraja. Sharon no puede pasar a la siguiente ronda.

- Dame otra. - Dice el hombre. El crupier asiente y le otra carta. Un rey. Todos miran la carta y después se miran entre ellos. ¿Que? ¿Qué significa el rey? ¿Se ha pasado o no? ¿Porque nadie dice nada?

- He ganado. - Dice Sharon. - Suéltala.

- Aaaah, no. - Dice y se levanta. Apunta con una pistola a Sharon, quien sigue sentada en la silla. Ha sacado la pistola debajo de la mesa. ¿Esto es lo que hacen cuando pierden?

- Vaya, eso sí que es tener un mal perder. - Dice Sharon riéndose.

- Lo siento, soy un sentimental. - Dice el viejo y quita el seguro. - Despídete, guapa.

Dios mío, van a matarla. Noto como se me empieza a acelerar el corazón, me sudan las manos. Levanto la pierna y le golpeo con fuerza detrás de la rodilla, esto hace que pierda el equilibrio y a su vez que apunte hacia arriba con la pistola como acto reflejo. Dispara al techo. Ahora todos me miran. Y cuando el viejo se gira hacia con la pistola en la mano. Escucho un disparo que hace que me agache asustada. Acto seguido escucho varios disparos a mi alrededor. Me quedo muy quieta, temerosa de moverme. ¿Y si me da una bala? Apenas acaba en diez segundos. Me aparto las manos de la cara y veo a Sharon delante de mí.

- Vamos. - Me dice y me empuja. - ¿Tenéis todo el dinero? - Les pregunta a sus gorilas.

- Si, vamos.

Sharon prácticamente me arrastra hasta el coche. Cuando ve el maletero abierto niega con la cabeza.

- Debería meterte ahí de nuevo. - Me susurra antes de meterme dentro del coche. Veo como les dice algo a sus gorilas y después se sube en el coche junto a mí. Apoya el codo en la puerta del coche y el puño en la boca. Sus guardaespaldas se suben a la parte delantera del coche y arrancan. Sharon no dice nada.

- No quería que saliera así. - Le digo. Ella no dice nada en al menos dos minutos que se me hacen eternos. - Sharon háblame por favor.

- ¿Hablarte? Estoy demasiado ocupada pensando qué coño decirles a mis jefes porque hemos matado a futuros clientes. Además, ellos te han visto la cara, ahora saben que eres importante para mí. - Dice señalando a sus guardaespaldas.

- ¿Es que ellos no son de fiar?

- Nunca me fio de nadie, y tu también deberías hacerlo. Por dios Manna. - Se pasa las manos por la frente y por el pelo. - ¿Porque lo has hecho?

- No soy un perro. Apréndetelo, si me encierras me escapo.

Sharon se muerde el labio con fuerza. Se lanza hacia mi cuello, mi espalda golpea contra los asientos. Sharon me aprieta el cuello, pero no como para que me duela.

- No lo entiendes Manna. Joder, ¿cómo te lo explico? Eres importante, si te pasa algo no poder soportarlo.

- Pues deja de ocultarme cosas. Sabes que no puedo con eso, me saca de quicio cuando me tratas como si fuera estúpida y no entendiera las cosas. - Le digo agarrándole la cara con mis pulgares en sus mejillas. - Sabia que solo me harías caso si hacia algo como esto.

Levanto un poco la cabeza y le dejo un beso en los labios.

- Dejare de ocultarte las cosas, pero como vuelvas a hacerme algo así... No te lo perdonare, ¿me entiendes? - Me dice al oído.

- Si. - La vuelvo a besar.

Sharon niega con la cabeza.

- Me la has liado, ahora tendré que ir a hablar con los jefes. Pero aun así... Te me haces irresistible. - Dice y continúa besándome con ansia. Le enredo la mano en el pelo mientras me dejo llevar por la sensación. Si algo he aprendido de Sharon, es que hay que aprovecha cada momento. Y es lo que voy a hacer.

La chica nuevaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora